El obispo impartió sacramentos de iniciación cristiana en la Escuela de Policía Local

El obispo impartió sacramentos de iniciación cristiana en la Escuela de Policía Local

El obispo de Mar del Plata, monseñor Antonio Marino, presidió la misa en la escuela de la Policía Local e impartió los sacramentos del bautismo, confirmación y comunión a 100 jóvenes.

o hizo, en las vísperas del día de San Miguel Arcángel, patrono de la fuerza y concelebró el presbítero Ariel Sueiro, capellán de la fuerza. También se hizo presente el director de la academia, comisario inspector, Guterme Ariel Suárez y otros directivos del municipio.

Con un hermoso día soleado, la celebración se hizo en el parque de la "Escuela Juan Vucetich" ante la presencia de los jóvenes que recibieron los sacramentos, pero también de familiares y amigos que quisieron acompañarlos en este importante momento para sus vidas de fe. El lunes 640, serán los primeros egresados de la formación para la policía local y un centenar de ellos también habrán dado un paso fundamental en su iniciación cristiana.

"Felicito a todos aquellos que van a recibir el sacramento del bautismo, la confirmación y la comunión. Es un día muy importante por eso hacemos brevemente un recuerdo de todo lo que está en juego en estos sacramentos. En el bautismo Dios confiere al hombre la dignidad más alta que puede aspirar. Por el bautismo el Espíritu Santo viene a nosotros para purificarnos de la herencia del pecado original, y para convertirnos en hijos de Dios. Esta es la dignidad mayor, Dios nos considera de su familia de su casa. Desde el papa Francisco hasta el ser humano más humilde, todos participamos de una dignidad común, hijos de Dios. En la confirmación el Espíritu Santo completa la obra del bautismo, se trata de un crecimiento no físico, no cronológico, sino de la frescura espiritual. La confirmación nos convierte en testigos de Cristo en el mundo. El tercer sacramento es la plenitud de la iniciación cristiana, la comunión. Espiritualmente necesitamos renovarnos y restaurar las energías espirituales y es el mismo Señor, con su amistad, sale a nuestro encuentro", detalló el obispo sobre los sacramentos.

Más adelante, indicó "la vida cristiana es para ser vivida y manifestada en todo estado de vida, no sólo en el templo, sino en todo oficio, toda profesión, todo ambiente. Somos cristianos las 24 horas del día, para ser buenos cristianos, es preciso sostener un combate interior, para llegar a ser verdaderamente libres, hay que llegar a ser dueños de nosotros mismos, nuestros impulsos, sentimientos y las tendencias desordenadas que nos alejan de Dios. El hombre libre es el que se rige a sí mismo, según la verdad. El cristiano no se deja arrastrar, obra por convicción, no por las presiones del ambiente que no favorecen".

Finalmente, dijo a los cadetes "por eso el Espíritu Santo nos da fuerza para el testimonio. Y ustedes tendrán que dar testimonio de un modo específico, con la rectitud de vida, de intención, con la probidad en el ejercicio de este servicio necesario en la sociedad, al servicio del bien común. Por un lado está la gratitud de la sociedad por el servicio que ofrecen y por otro la exigencia interior, la consciencia, de que existen para cuidar el orden, para dar testimonio de verdad y que el amor no es sólo lo sensible sino el gesto correcto de firmeza cuando toca, de sensibilidad, de socorro". "Que puedan ser testigos del Señor con su sola conducta, con sólo vivir y actuar como deben, según el reglamento, según la finalidad de la fuerza policial toda la sociedad, y también como obispo, se los agradecemos". 

Luego de la homilía se realizaron 16 bautismos y luego 98 confirmaciones. Al momento de distribuir la comunión lo hicieron los más de treinta efectivos que no habían recibido a Jesús Sacramentado aún.

Por último, Suárez, el director de la academia de policía local, manifestó su agradecimiento a monseñor Marino por su presencia en la celebración a la que denominó una "gran fiesta", "y al padre Ariel, nuestro capellán, que siempre está en los momentos alegres y también en los difíciles". Por su parte el presbítero Sueiro, agradeció a monseñor Marino su pronta disponibilidad para "acomodar la agenda y poder presidir esta celebración. Quiero destacar su prontitud".

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