¡Nunca más guerras! Ruego y llamamiento del corazón del Papa

¡Nunca más guerras! Ruego y llamamiento del corazón del Papa

¡Nunca más la locura destructora de la guerra y de los fabricantes y traficantes armas ensangrentadas con la sangre de tantos inocentes, minorías y cristianos perseguidos!

El Papa Francisco renovó su ferviente ruego al Príncipe de la paz, por intercesión de María Reina de la paz, para que nunca más el mundo vuelva a sufrir el horror de la guerra. En su primera audiencia general de septiembre, el Obispo de Roma reiteró, en la Plaza de San Pedro, su oración y su llamamiento,  junto con el anhelo de los hombres y mujeres de buena voluntad, recordando que hace 70 años concluía la tragedia que dejó el mundo en escombros, a los pueblos que en la actualidad padecen la crueldad de diversos conflictos:

«En estos días, también en Extremo Oriente, se recuerda la conclusión de la Segunda Guerra MundialRenuevo mi ferviente oración al Señor de todos para que, por intercesión de la Virgen María, el mundo de hoy no experimente nunca más los horrores y los espantosos sufrimientos de semejantes tragedias. Pero las experimenta. Éste es el anhelo permanente de los pueblos, en particular de los que son víctimas de sangrientos conflictos en curso. Las minorías perseguidas, los cristianos perseguidos, la locura de la destrucción. Y los que fabrican armas y los traficantes de armas, armas ensangrentadas, bañadas con la sangre de tantos inocentes ¡Nunca más la guerra! Es el grito apremiante que,  desde nuestros corazones y de los corazones de todos los hombres y mujeres de buena voluntad, se eleva al Príncipe de la paz».

Tras hacer hincapié en su catequesis en la importancia de la familia para hacer brillar, con la ayuda del Espíritu Santo, el Evangelio en un mundo que conoce la desertificación del amor familiar, el Sucesor de Pedro recordó que «la sociedad tiene necesidad del testimonio de las familias cristianas, de su fe y de su generosidad»:

«La familia, como expresión de la alianza del hombre y de la mujer con Dios, es un lugar privilegiado, en el que se experimenta su presencia y su amor. Oremos los unos por los otros, para ser capaces de reconocer en las familias esta particular presencia de Dios y de sostenerlas en su testimonio de fe y de amor».

Deseando a los numerosos fieles romanos y peregrinos de tantas partes del mundo que «este encuentro alimente la fe y haga fecunda la caridad», el Papa se refirió asimismo, una vez más, a los trabajadores y sus familias que sufren problemas laborales. En esta oportunidad, lo hizo con un saludo especial a los obreros de una fábrica de la ciudad italiana de Volterra, que acudieron a la audiencia general, acompañados por su Obispo:

«Deseo que la grave coyuntura laboral que afrontan pueda encontrar pronto una solución justa, en el respeto de los derechos de todos, en especial para volver a encender la esperanza en sus familias. Y también a encender la esperanza en los jóvenes»

En la víspera de la memoria de San Gregorio Magno, el Santo Padre recordó a este Pontífice y Doctor de la Iglesia, en sus palabras a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados:

«Mañana celebraremos la memoria litúrgica de San Gregorio Magno. Queridos jóvenes, la grandeza moral de este Papa los impulse a opciones valientes en favor del bien; que su fortaleza en la enfermedad los sostenga a ustedes, queridos enfermos, al llevar su cruz en unión espiritual con el corazón de Cristo; que sus lazos con la Iglesia los ayude a ustedes, queridos recién casados, a unir a sus familias en el amor».

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