Negri: “Motivos muy graves detrás de la renuncia de Benedicto XVI”

Negri: “Motivos muy graves detrás de la renuncia de Benedicto XVI”

El arzobispo emérito de Ferrara acredita la hipótesis del presunto complot internacional y dentro del Vaticano para que renunciara Ratzinger

Por ANDREA TORNIELLI

 

Es la primera vez que un arzobispo da crédito a la idea de un complot, de presiones y de un chantaje detrás de la renuncia de Benedicto XVI, dando a entender sin medias tintas que Papa Ratzinger no se fue por su voluntad. Una tesis que hasta ahora ha circulado en ciertas reconstrucciones mediáticas, corroborada y sostenida por quienes no se resignan a que el ex Pontífice alemán ya no esté en el trono ni a que el ministerio petrino haya pasado a su legítimo sucesor. Luigi Negri, de 75 años, arzobispo emérito de Ferrara también es autor de ensayos sobre la historia de la Iglesia y por ello sus incandescentes declaraciones harán mucho ruido. 

 

El prelado concedió una entrevista al periódico en línea Riminiduepuntozero. Quiso recordar e insistir, como había hecho hace algunos meses durante un encuentro público en Milán, en su relación de «fuerte amistad» con Benedicto XVI, indicando que lo había visitado varias veces e incluso recientemente. «En estos últimos cuatro años he encontrado varias veces a Benedicto XVI. Fue él quien me pidió que guiara la diócesis de Ferrara, porque estaba muy preocupado por la situación en la que estaba la diócesis. Con Benedicto nació una relación de fuerte amistad. Siempre me he dirigido a él en los momentos más importantes para discutir sobre las decisiones que había que tomar y nunca me negó su parecer, siempre en espíritu de amistad». 

 

El entrevistador le pidió después su opinión sobre la renuncia al papado. Y esto es lo que respondió el arzobispo emérito de Ferrara: «Se trató de un gesto inaudito. En los últimos encuentros lo encontré más frágil físicamente, pero muy lúcido de pensamiento. Conozco poco (por fortuna) los hechos de la Curia romana, pero estoy seguro de que un día surgirán graves responsabilidades dentro y fuera del Vaticano. Benedicto XVI sufrió presiones enormes. No es casualidad que en Estados Unidos, incluso con base en lo que ha publicado Wikileaks, algunos grupos católicos hayan pedido al presidente Trump que abra una comisión de investigación para averiguar si la administración de Barack Obama ejerció presiones sobre Benedicto. Por ahora sigue siendo un misterio muy grave, pero estoy seguro de que las responsabilidades saltarán fuera. Se acerca mi personal “fin del mundo” y la primera pregunta que le haré a San Pedro será justamente sobre esta historia». 

 

Negri, pues, está seguro de que Benedicto abandonó su ministerio porque fue sometido a fuertes presiones y de que hay personas responsables de su decisión, evidentemente considerada involuntaria por el arzobispo. Exactamente como repiten los complotistas, que ven justamente en estas presiones un condicionamiento que invalidaría la renuncia misma. Es lo que permite que una galaxia de grupos y grupúsculos pseudo-tradicionalistas considere todavía a Ratzinger como el «verdadero Papa», aunque el arzobispo de Ferrara no haya llegado a estas conclusiones en la entrevista citada. 

 

Esta lectura de los hechos, pues, presenta al Papa emérito como víctima de presiones y también como alguien incapaz de resistir a las mismas. En el libro-entrevista «Últimas conversaciones» con Peter Seewald, el periodista alemán le hizo una pregunta explícita a Ratzinger sobre los periódicos que hablaban de «chantajes y conspiraciones». «Son todas absurdidades», respondió perentoriamente el Papa emérito «muy lúcido de pensamiento», sin dar lugar a estas elucubraciones. «Debo decir —añadió— que el hecho de que un hombre, por cualquier razón, se haya imaginado deber provocar un escándalo para purificar a la Iglesia es una historia insignificante. Pero nadie ha tratado de chantajearme. No lo habría ni siquiera permitido. Si hubieran intentado hacerlo, no me habría ido, porque no hay que abandonar cuando uno está bajo presión. Y tampoco es verdadero que yo estuviera desilusionado o cosas semejantes. Es más, gracias a Dios, estaba en el estado de ánimo pacífico de quien ha superado las dificultades. El estado de ánimo en el que se puede pasar tranquilamente el timón a quien viene después». 

 

Hay que notar que Benedicto XVI quiso subrayar lo siguiente: «Si hubieran tratado de hacerlo no me habría ido, porque no hay que abandonar cuando uno está bajo presión». Después de la publicación del libro-entrevista, así como del coloquio con el que termina el hermoso libro biográfico de Elio Guerriero, que además de explicar los motivos de la renuncia contiene también palabras de aprecio por su sucesor, los teóricos del complot reaccionaron diciendo que Ratzinger era un mentiroso: habría renunciado porque estaba bajo fuertes presiones, pero, obviamente, no sería capaz de confirmarlo, porque lo habrían obligado a decir en público lo contrario. 

 

Este «fanta-thriller» va por el mismo camino de otras afirmaciones todavía más graves: las teorías sobre el «Papado compartido» y sobre el «ministerio petrino» en co-gestión. Teorías que en los últimos años se han granjeado algunos patrocinadores, poniendo en discusión, y esta vez de verdad, la tradición de la Iglesia y su divina constitución. Sigue pendiente la pregunta sobre el peso que algunas decisiones personales, nunca puestas por escrito, de Benedicto XVI (como la de mantener el hábito blanco y el nombre papal, así como la decisión de la figura del Papa emérito), han tenido para alimentar, involuntariamente, a los seguidores de la teoría de los dos Papas que después habría degenerado en la teoría del Papa que renunció por chantajes. También queda abierta la pregunta sobre esos visitantes que han ido a ver frecuentemente a Benedicto y después utilizan sus visitas para afirmar exactamente lo opuesto de lo que el mismo Ratzinger ha dicho públicamente. 

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