“Un mundo donde las mujeres son marginadas es estéril”

“Un mundo donde las mujeres son marginadas es estéril”

El Papa Francisco dedicó parte de su reflexión dominical después del Angelus a las mujeres, en su fiesta, y aseguró que ellas tienen la capacidad de ver el mundo “con ojos distintos”

“Hoy, 8 de marzo, un saludo a todas las mujeres…”. El saludo levantó un largo aplauso de los miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro. El Papa recordó este domingo a todas aquellas mujeres que “cada día buscan construir una sociedad más humana y acogedora”. Y dedicó un “gracias fraterno” también a las que, “en mil modos, atestiguan el evangelio y trabajan en la Iglesia”. 

Al final de su bendición con el Angelus, asomado desde la ventana de su estudio personal en el Palacio Apostólico del Vaticano, Francisco se salió del discurso preparado y dirigió unas palabras a las mujeres, subrayando su importancia y la necesidad de su presencia en la vida. 

“Un mundo donde las mujeres son marginadas es un mundo estéril porque las mujeres no sólo traen la vida sino que transmiten la capacidad de mirar más allá, miran más allá ellas. Nos transmiten la capacidad de comprender el mundo con ojos distintos, de escuchar las cosas con corazón más creativo, más paciente, más tierno. Una oración y una bendición especial para todas las mujeres aquí presentes en la plaza y para todas las mujeres. Un saludo”, añadió, suscitando de nuevo un aplauso. 

Poco antes el pontífice había dedicado, su reflexión previa del Angelus, a repasar el episodio bíblico de la expulsión de los vendedores del templo por parte de Jesús. Señaló que aquel fue un “gesto profético”, tan impresionante que muchos le preguntaron quién era él para permitirse semejante privilegio. Ellos buscaban un signo divino, prodigioso, que acreditase a Jesús como enviado divino. 

Recordó que Cristo respondió diciendo que si destruían él templo, él lo haría resurgir en tres días. Él se refería a su cuerpo, pero los judíos no entendieron el verdadero significado de sus palabras y le replicaron que había tomado 46 años construir aquel lugar físico. Entonces le cuestionaron cómo él podía hacerlo en tan sólo tres días. 

“Aquel gesto de Jesús se comprende a la luz de la Pascua. Tenemos aquí el primer anuncio de la muerte y resurrección de Cristo: Su cuerpo, destruido por la cruz de la violencia del pecado, se convertirá en la resurrección el lugar de la cita universal entre Dios y los hombres. Por esto su humanidad es el verdadero templo, donde Dios se revela, habla, se hace encontrar; y los verdaderos adoradores de Dios no son los custodios del templo material, los detentores del poder o el saber religiosos, sino aquellos que adoran a Dios en espíritu y en verdad”, estableció. 

Pidió a los fieles transitar el tiempo de Cuaresma, preparación a la Pascua, haciendo de su existencia un signo de amor para los hermanos, especialmente los más débiles y los más pobres. De esa manera se puede lograr que mucha gente encuentre a Jesús en el propio testimonio, insistió.   

“Pero preguntémonos. Cada uno se puede preguntar: ¿El señor se siente verdaderamente en casa en nuestra vida? ¿Le permitimos hacer ‘limpieza’ en nuestro corazón y expulsar a los ídolos, es decir las actitudes de codicia, celos, mundanidad, envidia, odio, esa actitud del chisme, de hablar mal de los demás? ¿Le permito hacer limpieza de todas las actitudes contra Dios, contra el prójimo, contra nosotros mismos?”, cuestionó. 

Y apuntó: “Cada una se responda a si mismo, en silencio, ¿Yo permito que Jesús haga un poco de limpieza en mi corazón? No padre, yo tengo miedo que me apalee. No, Jesús nunca apalea, Jesús hará limpieza con ternura, con misericordia, con amor. La misericordia es su modo de hacer limpieza. Cada uno de nosotros dejemos que el señor entre no con el látigo, con su misericordia a hacer limpieza en nuestros corazones”.

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