Coincidiendo con el día de la veneración de Nuestra Señora de Lourdes, la patrona de los enfermos, se realizó en la tarde del jueves la reinauguración oficial de la parroquia más antigua de Bariloche, la Inmaculada Concepción.

El evento estaba pautado para las 19 horas, pero desde media hora antes, una gran cantidad de gente ya aguardaba por este ansiado momento. Finalmente fueron más de 500 personas que no sólo colmaron la iglesia, sino también su patio, el ingreso y las veredas contiguas.

Tampoco podían faltar ni el gobernador Alberto Weretilneck ni el intendente Gustavo Gennuso. La ceremonia religiosa fue encabezada por el obispo de la Diócesis de San Carlos de Bariloche, Juan José Chaparro, junto al cura párroco Jorge Pliauzer. Además, acompañaron sacerdotes de la ciudad y la región.

Representantes de la comisión pro templo que se había organizado para reconstruir la Inmaculada, le entregaron las llaves al obispo y éste al padre Jorge para que abriera las puertas del nuevo templo.

Previo a ello, el arquitecto Silvio Mistorni comentó cómo se decidió el criterio para la edificación y agradeció a todos los que aportaron a la obra. Citó al Papa Juan Pablo Segundo, diciendo que “esta capilla recrea la belleza que el hombre requiere para un espacio sagrado, donde se logra generar el reencuentro de los fieles, con uno mismo y con el resto”.

Luego, se hizo un reconocimiento a los obreros que participaron de los trabajos, que también tuvieron su momento de homenaje durante la misa. Allí, el obispo Chaparro consideró que se abre “una nueva etapa en la vida de la comunidad y de la iglesia, por eso la presencia de toda la comunidad aquí representa que Dios ha estado pasando por este lugar. Esto (la nueva parroquia) es obra de la Providencia de Dios”.

“Hoy celebramos la gracia de Dios, pero celebramos también el esfuerzo, el trabajo, la solidaridad que hicieron posible que estemos hoy”, agregó.

Luego se bendijeron las paredes de la capilla y se fue bendiciendo cada sector de la misma, para avanzar con la misa y los cantos correspondientes donde se celebró “la alegría cuando me dijeron vamos a la Casa del Señor”.

Mientras tanto, la multitud presente siguió de cerca cada momento especial de la ceremonia, tanto desde adentro como desde afuera del nuevo templo.