Muere a los 95 años un ex guardia nazi de Auschwitz, cómplice de 170,000 muertes

Muere a los 95 años un ex guardia nazi de Auschwitz, cómplice de 170,000 muertes

Reinhold Hanning estuvo durante dos años en el campo de exterminio alemán en la Polonia ocupada.

Diario Judío México – Hanning falleció el pasado martes, informó hoy su abogado, cuando tenía aún pendiente de resolución por parte del Tribunal Supremo el recurso presentado contra esa sentencia, tanto por la defensa como por la acusación particular.

Su fallecimiento se produce un año después de cerrarse el juicio contra él, uno de los últimos grandes procesos instruidos en Alemania por los crímenes del nazismo, apuntalado en el principio de que los asesinatos no prescriben.

Hanning se enroló voluntariamente con 19 años en las temidas SS y en 1943 fue enviado a Auschwitz donde, según la fiscalía, se convirtió en cómplice de la muerte de más de 170.000 personas. Permaneció casi dos años (1943-1944) como guardia del campo del horror.

El exguardia había participado en la búsqueda de fugitivos, en la vigilancia y selección de los prisioneros cuando llegaban al campo y de llevar a las víctimas, que no estaban en condiciones de trabajar, directamente a las cámaras de gas, de Auschwitz, el mayor campo de la muerte construido por el régimen nazi, donde fueron asesinados más de 1,1 millones de judíos.

En el proceso judicial, celebrado en junio de 2016 en un tribunal de Detmold (oeste de Alemania), participaron historiadores y supervivientes del Holocausto, a los que Hanning no se atrevió a mirar durante todo su testimonio. “Auschwitz fue una pesadilla y deseo señalar que lamento profundamente haber pertenecido a una organización criminal que fue responsable de la muerte de incontables personas y de la destrucción de incontables familias. Pido perdón por haberlo hecho”, dijo Henning.

A pesar de que la defensa de Hanning argumentaba que el exoficial de las SS jamás asesinó, golpeó o abusó de nadie, la jueza Anke Grudda dictaminó que la mera participación del guardia en las tareas habituales de funcionamiento del campo, por su propia voluntad, le convertía en cómplice.

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