Movimientos populares siguen en pie de lucha, desde el Vaticano

Movimientos populares siguen en pie de lucha, desde el Vaticano

Tras haber recibido la bendición del Papa Francisco en tres encuentros mundiales, ahora los movimientos populares buscan sumar fuerzas con otras instituciones de la Iglesia católica

Por ANDRÉS BELTRAMO ALVAREZ

 

Los movimientos populares no se detienen. Siguen en pie de lucha, no solo en diversos países de Sudamérica sino también en Roma. Uno de sus referentes, el argentino Juan Grabois, viajó esta semana al Vaticano para asistir a un congreso sobre desarrollo integral. Mantuvo reuniones con cardenales, obispos y líderes católicos. Tejió vínculos para reforzar las campañas impulsadas por los movimientos. Habló, preocupado, del “recrudecimiento de la represión” en varios países latinoamericanos. Y denunció la violenta irrupción policial en un comedor de Lanús, en su país. “Un grave caso de violación a los derechos humanos”. 

  

El congreso “Perspectivas para el servicio al desarrollo humano integral” convocó esta semana, en el Aula Nueva del Sínodo, a más de 300 delegados de todo el mundo. ¿El objetivo? Recordar los 50 años de la encíclica del Papa Pablo VI “Populorum Progressio”. Un documento emblemático. Una crítica filosa a la tecnocracia extrema y al capitalismo salvaje. 

  

El Papa Francisco intervino, con un discurso, el martes 4 de abril. Habló de integración y solidaridad, para evitar que se produzca la “dramática desigualdad entre el que tiene mucho y el que no tiene nada, entre el que descarta y el descartado”. Y apuntó: “Solo el camino de la integración entre los pueblos permite a la humanidad alcanzar un futuro de paz y de esperanza”. 

  

Entre quienes lo escucharon estuvo Grabois, exponente de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP). Su presencia resultó sugerente, aunque natural. No sólo porque mantiene una añeja relación de cercanía con el Papa. Sobre todo, por ser una de las principales voces críticas en su país, ante una situación de “emergencia social”, como él mismo la ha calificado. 

  

Consultor del ya extinto Pontificio Consejo Justicia y Paz del Vaticano, es considerado y apreciado en Roma. Durante el congreso de estos días, algunos directivos del Consejo Episcopal Latinoamericano le propusieron organizar un encuentro latinoamericano de movimientos populares en Lima (Perú). Una reunión similar a las realizadas, con la presencia del Papa, en 2014, 2015 y 2016.  

  

Además, sostuvo conversaciones con Fabrice Hadjadj, director del Instituto Europeo de Estudios “Philanthropos” de Friburgo (Suiza) y con Sabina Alkire, directora de la Oxford Poverty and Human Development Initiative, de la Universidad de Oxford (Reino Unido), creadora de un eficaz sistema para la medición estadística de la pobreza. 

  

Más allá de eso, ocupó buena parte del tiempo en denunciar la violenta irrupción policial en el local “Cartoneritos”, un comedor que él mismo ayudó a fundar y que se encuentra ubicado en la localidad argentina de Lanús, a las puertas de la ciudad de Buenos Aires. El sitio, adscrito al Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), da cada día de comer a cientos de pobres y necesitados.  

  

A cardenales, obispos y participantes contó los detalles de la represión ocurrida la noche del 30 de marzo. Refirió datos que le hacen estar seguro de que todo se trató de “una persecución”, y señaló responsabilidades del secretario de Seguridad y Movilidad Sustentable del Municipio de Lanus, Diego Kravetz. 

  

Según la versión oficial, reportada por la prensa argentina, los policías “se vieron obligados” a irrumpir en el local de Villa Caraza porque “buscaban a un prófugo”. Pero lo hicieron con lujo de violencia, pateando, disparando balas de goma y lanzando gas pimienta contra niños, jóvenes, mujeres embarazadas y discapacitados. Terminaron destruyendo el lugar, dejando evidentes signos de saña.  

  

Con un mensaje en la red social Twitter el propio Grabois, también abogado de las víctimas, informó que una de las cocineras, Laura Zaracho, perdió a su bebé en el seno materno. Por eso denunció el homicidio, tanto en la justicia argentina como ante clérigos romanos, muy sensibles a la defensa de la vida intrauterina. 

  

Finalmente se descubrió que los policías no perseguían a un prófugo, porque la persona en cuestión –que no estaba escapando - en realidad es un ex detenido sin deudas pendientes con la ley. Por eso, no tuvo problemas en apersonarse en una comisaría para presentar una denuncia por estos hechos.   

  

El ataque provocó la reacción de una multitud de vecinos. Una protesta que debió extenderse hasta las primeras horas de la madrugada, por la desaparición de dos muchachos: Maximiliano y Nahuel, de 24 y 17 años. Cuando aparecieron, pasada la una de la mañana, ellos relataron haber sufrido torturas por parte de la policía municipal, al cargo del intendente Néstor Grindetti. Es más, entre las 20:30 y las 23:00 nadie supo dónde estaban. No fueron llevados a la comisaría, como debió ser el caso. En cambio, recibieron sendas golpizas en descampados. 

  

Apenas cinco días después de esos episodios, el presidente argentino Mauricio Macri visitó, junto a Grindetti, un Centro de Monitoreo policial en Lanús. Lo hizo acompañado por la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal. El recorrido fue interpretado por la prensa como un “fuerte apoyo” político, justo cuando cientos de vecinos salieron a marchar para exigir justicia.  

  

El relato de estos y episodios violentos verificados en los últimos meses contra líderes sociales en Argentina llegó hasta el Vaticano por boca de Grabois, provocando estupor y dejando en el aire la sensación de una “escalada represiva” en el país.  

  

En Roma, el líder de los movimientos populares se reunió también con Michel Roy, presidente mundial de la organización Caritas, y se entrevistó con exponentes de diversas instituciones de la Iglesia católica, con el objetivo de sumar fuerzas para reforzar las seis campañas globales definidas como prioritarias por los movimientos populares: Acceso al agua como derecho humano básico, defensa de la vida y la naturaleza, democracia participativa, salario social, integración urbana de las villas y ciudadanía universal. 

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