Al Movimiento Evita le llegó el final

Al Movimiento Evita le llegó el final

Pasaron los años y del espacio que supo conducir Emilio Pérsico sólo quedan rastros. Una pata rompió y creó su propio sector para buscar vuelo electoral. La otra, no quiso ser menos y también se alejó.

“De lo que fui, sólo queda hueso y carne”, reza una de las canciones de la banda espa-ñola de folk La Maravillosa Orquesta de Alcohol (La M.O.D.A.). La cita craneada por el grupo europeo bien podría hacer referencia a la realidad que vive el Movimiento Evita en la provincia de Buenos Aires y no al recuerdo de un amor de verano, como expresa en sus estrofas el tema 1932.

Es que el espacio de construcción política con fuerte base en los territorios vulnerables, que entre sus principales dirigentes alternó la presencia militante con la labor académica, se quebró; y los signos de un resurgimiento parecen algo solamente posible de alcanzar en una utopía.

No son nuevas las diferencias internas en la organización que supo liderar Emilio Pérsico, quien se posicionó como máximo referente, justamente, por el poder de convocatoria territorial. Un escalón más abajo apareció Fernando “Chino” Navarro, hombre de Lomas de Zamora y con varios años como diputado bonaerense. Así, el tándem Pérsico - Navarro se ubicó en una zona de conducción que, con cargos mediante, nunca fue objetada por las bases o los sectores que integraban el movimiento.

No obstante, la situación comenzó a variar y los signos de “rebeldía” se hicieron presentes una vez que las negociaciones dejaron de ser en el seno del Frente para la Victoria. Claro, para mantener el poder y que las bases sigan alineadas, las charlas debían darse con quien hasta meses antes eran el gran enemigo. Así empezaron las conversaciones con Cambiemos, seguidas de las rupturas de bloques en el Congreso de la Nación y en la Legislatura bonaerense y otro sinfín de movimientos estratégicos para mantener una cuota de poder que empezó a perderse junto con la derrota de Daniel Scioli contra Mauricio Macri.

Con dicho panorama llegaron los comicios de 2017 y la división tomó mayor notoriedad. Es que, en uno de sus plenarios, el Movimiento Evita optó por olvidar sus días en Unidos y Organizados como “soldados de Cristina” para ser fervientes militantes de Florencio Randazzo y pedir que la hoy senadora dé un paso al costado. Vale recordar que la candidatura del exfuncionario de CFK fue apuntada, tanto por la dirigencia peronista como por analistas políticos, como “funcional al oficialismo”.

Allí se produjo el primer quiebre notable y Jorge Taiana, el académico que la dupla Pérsico - Navarro buscaba colar como candidato a Presidente en 2015, pasó a jugar con Unidad Ciudadana. En los distritos, algunos dirigentes siguieron sus pasos y hasta abandonaron sus candidaturas en el Frente Justicialista Cumplir.

El andar electoral no calmó el desguace del Movimiento Evita y la fracción que responde al heredero de las heladerías logró mantener algo de poder con la banca nacional de Leonardo Grosso. Así surgió, con un paso tragicómico (ver aparte), el sector En Marcha. En síntesis, el espacio es la unificación del ME con Libres del Sur y Vamos. Es decir, la tercera alianza para Pérsico - Navarro y sus muchachos en tres escenarios electorales diferentes: 2015, 2017 y 2019.

Pero no es lo único. Taiana, que fue el primero en abandonar el barco para ser un fiel soldado de CFK, comenzó con el operativo salvataje y se encargó de captar a los Evita que quedaron a la deriva para crear un re-baño propio. Primero la Patria se llama el espacio que el excanciller armó con los desencantados por las alianzas de Pérsico - Navarro y compañía.

Así, poco queda del Movimiento Evita que supo llenar de banderas los actos de Cristina. Algunos van para un lado y otros, al contrario. La pérdida de poder, y de caja política, dividió las aguas, y ya no existe un liderazgo que logre mantener a la tropa en línea. Es más, la tropa ya no existe. 

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