“El morbo del carrerismo no perdona ni a la Iglesia”

“El morbo del carrerismo no perdona ni a la Iglesia”

El Papa en el Ángelus: es una «enfermedad» que «contagia muchos contextos. La vía del servicio es el antídoto más eficaz». Hay que seguir el camino del «amor en pérdida», estar «a los pies de los últimos»

Los cristianos están llamados a inclinarse «a los pies de los últimos, para servirles con amor y simplicidad». El camino «del servicio es el antídoto más eficaz» a una «enfermedad» que «contagia muchos contextos humanos», incluida la Iglesia: es el «morbo» de la «búsqueda de los primeros lugares». Lo dijo el Papa Francisco durante el Ángelus de hoy, domingo 21 de octubre, en la Plaza San Pedro. 

 

EL Pontífice se asomó desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico vaticano para recitar la oración mariana con los fieles y peregrinos. Recordó la página evangélica de hoy, en la que se describe a Jesús quien, «una vez más con enorme paciencia, trata de corregir a sus discípulos convirtiéndolos de la mentalidad del mundo a la de Dios». La oportunidad se la ofrecen los hermanos Santiago y Juan, dos de los primeros que siguieron a Jesús. Ya habían recorrido bastante camino con Él y pertenecen al grupo de los doce apóstoles, y así, mientras se dirigen hacia Jerusalén, «en donde los discípulos esperan con ansias que Jesús, con motivo de la fiesta de Pascua, instaure finalmente el Reino de Dios, los dos hermanos se arman de valor y dirigen al Maestro su petición: “Concédenos sentarnos, en tu gloria, uno a tu derecha y otro a tu izquierda”». 

 

El Papa Francisco recordó que el Señor sabe que Santiago y Juan, aun llenos de entusiasmo por la causa del Reino, están «contaminados por el espíritu del mundo». «Mientras ellos hablaban de ‘tronos de gloria’ sobre los que sentarse junto a Cristo Rey – señaló -, Él habla de una “cáliz” para beber, de un “bautismo” para recibir, es decir, de su pasión y muerte», porque «ellos también, como los otros Apóstoles, participarán de su cruz, cuando llegue su hora». 

 

El Papa señaló que Jesús quiere enseñarle a sus discípulos el camino del amor «en pérdida», a no pensar en el “premio” del que se ocupará el Padre. Su mensaje es claro, insistió Francisco: «mientras los grandes de la Tierra construyen “tronos” para su propio poder, Dios elige un trono incómodo, la cruz, desde la cual reinar dando su vida», porque «El Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate de muchos». 

 

 

Cristo indica que los demás apóstoles se enojan con Santiago y Juan, «demostrando de esta manera que tienen la misma mentalidad mundana. Y esto ofrece el punto de partida para una lección que vale para los cristianos de todos los tiempos. Dice así: “Ustedes saben que aquellos que son considerados los gobernantes de las naciones dominan sobre ellas y sus jefes las oprimen. Pero entre ustedes no es así; quien quiera ser grande entre ustedes será su servidor, y quien quiera ser el primero entre ustedes será esclavo de todos”». Es la «regla del cristiano», afirmó el Papa.  

 

 

El camino del servicio, pues, «es el antídoto más eficaz contra el morbo de la búsqueda de los primeros lugares, que contagia a muchos contextos humanos y no perdona ni siquiera a la Iglesia», aseguró el Pontífice argentino. Y concluyendo su reflexión, exhortó a recibir este Evangelio como una «llamada a la conversión, a dar testimonio con valentía y generosidad de una Iglesia que se inclina a los pies de los últimos, para servirles con amor y simplicidad». 

  

 

Por ello invocó a la Virgen María, que aceptó «plena y humildemente la voluntad de Dios», para que «nos ayude a seguir con alegría a Jesús por la vía del servicio, la vía maestra que lleva al Cielo». 

 

Después del Ángelus, el Papa recordó que «hoy celebramos la Jornada Misionera Mundial, sobre el tema “Junto a los jóvenes, llevemos el Evangelio a todos”. Junto a los jóvenes: ¡este es el camino”». Y es la realidad, dijo, que «gracias a Dios estamos experimentando en estos días del Sínodo dedicado a ellos: escuchándolos e involucrándolos descubrimos muchos testimonios de jóvenes que han encontrado en Jesús el sentido y la alegría de la vida. Y a menudo lo han encontrado gracias a otros jóvenes, ya partícipes de esta compañía de hermanos y hermanas que es la Iglesia». Entonces, el Pontífice invitó a rezar «para que las nuevas generaciones no les falte el anuncio de la fe y el llamado a colaborar en la misión de la Iglesia». 

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