Monseñor Marino presidió la misa de Pascua en la parroquia Cristo Resucitado

Monseñor Marino presidió la misa de Pascua en la parroquia Cristo Resucitado

“Vivir como resucitados implica haber hecho la experiencia de la misericordia divina y decidirnos a ser sus representantes en el mundo”, sostuvo en el Barrio El Martillo.

Monseñor Antonio Marino, obispo de Mar del Plata, presidió la misa de Pascua en la parroquia Cristo Resucitado, ubicada en el barrio El Martillo de Mar del Plata, quienes celebraban sus fiestas patronales. El obispo bautizó a una niña. Toda la comunidad se reunió con alegría y se mostraron muy agradecidos por la presencia de monseñor Marino.

“Estamos en la fiesta por excelencia, de la que toman su sentido el resto de las fiestas. Porque en ella se revela la Trinidad Santísima, el Hijo de Dios lleva a cumplimiento la salvación del hombre, y en Cristo resucitado la humanidad entera y todo el universo, encuentran su meta y se elevan a la plenitud de su sentido. Si la muerte de Cristo nos redimió del pecado, su resurrección nos introdujo en una vida nueva”, dijo el obispo en la homilía.

Luego monseñor Marino mencionó la importancia de salir, como pide el papa Francisco, a misionar y llevar el evangelio de Jesús, y la posibilidad de encontrar un espacio para colaborar, Cáritas, Catequesis, grupos misioneros. Y más adelante mencionó, “vivir como resucitados implica haber hecho la experiencia de la misericordia divina y decidirnos a ser sus representantes en el mundo. Porque en nuestra vida social abunda la tecnología, pero escasea el amor. Vivimos en la era de las comunicaciones, pero estamos encerrados en nuestro egoísmo. Proliferan los medios que dan poder, pero se diluyen los fines que dan sentido. No sólo pecamos con obras, sino con omisiones e indiferencia. En el trato ciudadano abunda la crispación y el mal humor, y nuestra sociedad da muestras, recientes y pasadas, de rencores profundos, enemistades y falta de objetividad”.

“Si queremos que este esplendor de la Pascua no quede como algo exterior y sin arraigo en el corazón, debemos grabarnos su significado profundo. Más pesada que la piedra del sepulcro puede llegar a ser nuestra resistencia interior a la gracia. Más oscura que la noche es muchas veces nuestra mentalidad carnal. Podemos cerrarnos a la luz. Los mismos apóstoles juzgaron que las mujeres deliraban. Sólo el Espíritu de Jesús resucitado puede iluminarnos interiormente y vencer la pesadez de nuestra incredulidad. Pidámoslo por intercesión de la Madre de Jesús, pues la que más sufrió con su Hijo, más participó del gozo de su resurrección. Queridos hijos y hermanos: ¡Feliz Pascua para todos! Con mi bendición”, concluyó el obispo.

Acto seguido, se realizó la renovación de las promesas bautismales y se bautizó a Chiara Kimei, de 5 años. Al finalizar la misa, el cura párroco, David Ochoa agradeció a los presentes, a todos los que colaboraron en las celebraciones y destacó la presencia de los residentes paraguayos, de tres misioneros que vinieron de Buenos Aires para compartir con la comunidad, y también de las hermanas misioneras de la Caridad que acompañaron en la celebración. En ese contexto el obispo mencionó un hecho “silenciado” en los medios internacionales, el asesinato de las cuatro misioneras de la Caridad en Yemen, y se refirió a ellas como las mártires de hoy, “La afirmación antigua sigue siendo actual: La sangre de los mártires es semilla de cristianos”.

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