Mons. Stanovnik calificó como “degradación cultural” el accionar del ministro de Cultura

Mons. Stanovnik calificó como “degradación cultural” el accionar del ministro de Cultura

Monseñor Andrés Stanovnik OFMCap, arzobispo de Corrientes, emitió un comunicado en referencia a lo ocurrido en la muestra de arte FACA, que involucró al ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, Enrique Avogadro, comiendo una torta con la figura de Jesús yacente. Calificó el accionar del funcionario como ¨degradación cultural¨.

Desde el arzobispado de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik OFMCap, emitió un comunicado en referencia a lo ocurrido en la muestra de arte FACA, que involucró al ministro de Cultura de la ciudad de Buenos Aires, Enrique Avogadro, comiendo una torta con la figura de Jesús yacente. 

Se refirió el prelado al argumento del ministro: “Con esa justificación, estaría legitimado ridiculizar al otro, burlarse de él, despreciarlo, faltarle el respeto, insultarlo”, advirtió. Y comunicó la “tristeza profunda” que el pueblo correntino sintió al conocer la noticia. “Esta síntoma de degradación cultural, nos embrutece y obstaculiza la amistad social”, manifestó. 

“La libertad de expresión y la libertad de prensa no dan derecho a insultar, despreciar, blasfemar, a pisotear o burlarse de la fe o de los valores de los ciudadanos. La burla y el desprecio no son notas de la condición humana. Ningún ser de la especie viviente se burla de su semejante, solo el ser humano es capaz de caer en ese abismo subhumano”, subrayó.

Para concluir, interrogó a sus lectores: “¿Con qué espíritu tratamos a las personas con las cuales convivimos a diario y también con aquellas con las que tenemos vínculos laborales? e invitó a reflexionar "sobre el respeto y la atención que se merece todo ser humano, independientemente de su modo de pensar, de sus creencias y estilos de vida”. 

Texto completo del comunicado

RESPETO Y LA ATENCIÓN QUE SE MERECE TODO SER HUMANO 

En estos días está circulando en las redes sociales y otros medios, con videos y fotos, la noticia sobre la participación del ministro de cultura porteño en una instalación artística, 

que consistía en comer una torta con la forma del cadáver de Cristo, justificando su 

participación en ese acto con la libertad de expresión. 

De acuerdo con esa justificación, estaría legitimado ridiculizar al otro, burlarse de él, 

despreciarlo, faltarle el respeto, insultarlo. Esto es violencia. Justamente algo que no 

queremos, es promovido por un funcionario público, responsable nada menos que del área 

de la cultura. Este síntoma de degradación cultural, nos embrutece y obstaculiza la amistad 

social. 

La libertad de expresión y la libertad de prensa no dan derecho a insultar, despreciar, 

blasfemar, a pisotear o burlarse de la fe o de los valores de los ciudadanos. La burla y el 

desprecio no son notas de la condición humana. Ningún ser de la especie viviente se burla 

de su semejante, solo el ser humano es capaz de caer en ese abismo subhumano. 

San Francisco de Sales, un agudo conocedor del espíritu humano, decía que nada hay más 

dañino en las relaciones entre las personas que la burla, pues burlarse provoca la risa con 

desprecio y rebajamiento del prójimo. Las reacciones de los que se sienten ofendidos, 

obviamente no se hacen esperar. Por eso, el apóstol Santiago elogia a la persona que tiene 

dominio sobre su lengua, porque esa disciplina es la que orienta el camino del respeto 

debido a las personas y hace posible una convivencia pacífica y constructiva para todos. 

Ante este hecho que nos entristece y que lamentamos profundamente, aprovechemos para 

agradecer a Dios los pasos que vamos dando hacia una mayor libertad de expresión y en el 

reconocimiento más amplio de los derechos de los individuos. Pero, al mismo tiempo, 

preguntémonos con qué espíritu tratamos a las personas con las cuales convivimos a diario 

y también con aquellas con las que tenemos vínculos laborales; y reflexionemos sobre el 

respeto y la atención que se merece todo ser humano, independientemente de su modo de 

pensar, de sus creencias y estilos de vida.

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