Mons. Ojea renovó el pedido de perdón de la diócesis a las víctimas de abusos

Mons. Ojea renovó el pedido de perdón de la diócesis a las víctimas de abusos

El obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, presidió el último viernes la misa por las víctimas del abuso sexual y el maltrato infantil, en la catedral local, donde instó a “vencer esas redes de silencio familiares e institucionales, redes que se han tendido para oprimir y obligar al secreto”, renovó el pedido de perdón “a todas aquellas personas que han sido víctimas de abusos siendo niños o jóvenes, por miembros de nuestra jerarquía”, y repudió a quienes pretenden ensuciar al papa Francisco al hacerlo aparecer como “protegiendo a los abusadores”.

El obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, presidió el último viernes la misa por las víctimas del abuso sexual y el maltrato infantil, en la catedral local. 

La Eucaristía fue concelebrada por el obispo auxiliar, monseñor Martín Fassi; el presbítero Guillermo Caride, vicario general; el presbítero Máximo Jurcinovic, vocero del Obispado, y el padre Carlos Saracini, superior provincial de los Pasionistas y por otros sacerdotes de la diócesis. 

Especialmente pedida 

La celebración estuvo pedida por Rufino Varela quien, desde su historia personal y en solidaridad con otras víctimas del abuso y del maltrato infantil, buscó afianzar el compromiso y unirse espiritualmente a quienes sufren este flagelo. 

Como paso previo a la celebración de la misa, la organización Cruzada Francisca, creada por Varela –y que lleva este nombre como homenaje a una persona muy especial para Rufino, que se animó a hablar del abuso sufrido-, se dio cita en la plaza Mitre de San Isidro, para marcar su punto de inicio como grupo que: “Viene a cubrir un vacío, viene a dar un lugar discreto y de escucha a quienes después de años y años logran romper el silencio y aliviar el dolor que este silencio provoca”, manifiestan al referirse a su firme actitud frente al drama del abuso sexual y el maltrato infantil. 

Consultado, Rufino respondió que: “El abuso está. Tenemos que luchar. No tenemos que tener miedo a hablar”. 

Salir de las redes de silencio 

“Cuando el débil puede salir de esa red de silencio al que lo obliga el poderoso; ese secreto pactado para comprimir a la criatura cuando puede hablar, cuando puede expresarse, cuando puede decir qué ha pasado, decírselo a sí mismo y decirlo a los demás, comienza la verdadera sanación”, aseguró. 

El prelado afirmó que “esta misa penitencial es por todas aquellas personas que han sido señales de Dios en el camino de las víctimas, y que han permitido que se pudiera hablar, que han escuchado, que han abierto el corazón, que se han puesto al lado de estos hermanos que han sufrido tanto y que sufren tanto”. 

“El abuso es un tremendo problema social, viene de la violencia, de la violencia recibida por aquel que abusa, que seguramente ha quedado anidada en el corazón y que después se derrama implacablemente sobre aquel que sufre el abuso”, advirtió, y agregó: “La violencia, uno de los males más tremendos del mundo en que nosotros vivimos, uno de los cánceres del mundo en que vivimos”. 

“Hay que poder vencer esas redes de silencio familiares e institucionales, redes que se han tendido para oprimir y obligar al secreto”, pidió. 

El obispo recordó que la Iglesia ha pedido perdón” y renovó ese pedido de perdón: “Aquí, en mi diócesis, a todas aquellas personas que han sido víctimas de abusos siendo niños o jóvenes, por miembros de nuestra jerarquía, pedimos perdón a estos hermanos y a estos hijos nuestros”. 

“Pero el perdón no solamente como una palabra, sino como un compromiso de acompañar, de estar al lado. En lo que respecta a aquellas denuncias hechas contra estas conductas aberrantes, en miembros de la jerarquía eclesiástica, nosotros tenemos el deber por nuestros protocolos, al realizarse la denuncia, de indicar inmediatamente el camino del derecho a hacer la denuncia en el Tribunal civil, la denuncia penal; y en segundo lugar a iniciar, con el consentimiento de aquel que denuncia, el debido proceso canónico inmediatamente”, añadió. 

Monseñor Ojea destacó que “éste es el compromiso que hemos tomado en estos últimos tiempos, a partir del papa Benedicto particularmente y a partir del papa Francisco”, y lamentó comentarios en la prensa en los que se quiere hacer aparecer al Santo Padre como “protegiendo a los abusadores”. 

“El Papa que tiene que luchar con muchas cosas, ha querido ser clarísimo en este punto; y ya no les hablo mis queridos amigos, mis queridos hermanos, del conocimiento personal que yo puedo tener a la persona del Santo Padre – he sido su obispo auxiliar tres años, y sé perfectamente quien es y como obra y particularmente en este punto-, sino por sus gestos, por sus palabras y por su conducta”, subrayó. 

El prelado consideró que “es triste querer ensuciar al Papa, tal vez para entorpecer un liderazgo natural en el mundo, un liderazgo de humanidad, de bien y de seguimiento fresco y literal del Evangelio de Jesús”. 

“Queridos hermanos en esta Eucaristía nosotros ponemos delante de Jesús a tantos hermanos que han sufrido, le pedimos al Señor poder servir a la Justicia y a la verdad. Y le pedimos también tener un mundo en el que nos cuidemos mejor, en que podamos apreciar lo que significa la intimidad del propio cuerpo, la sacralidad de la dignidad de la persona humana, por la cual tenemos que luchar cada día. Que el Señor Jesús nos ayude a servir y a vivir hondamente su Evangelio de vida”, concluyó.+ 

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