Mons. Buenanueva “La compasión es el modo concreto de ser genuinamente libres”

El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Buenanueva, presidió las fiestas patronales de la diócesis en la catedral local, donde destacó la figura del “pobrecillo” de Asís, advirtió que los tiempos actuales desafían la fe, recordó que la compasión es el modo concreto de ser “genuinamente” pobres e hizo un “elogio a la libertad de un hombre libre”.

“Hagamos un profundo examen de conciencia, dejémonos interpelar por la libertad de Cristo y, calibrando bien nuestros legítimos intereses y puntos de vista, escuchemos juntos las voces apremiantes de los que sufren y esperan. Seamos humildes, para ser dignos de ser libres”, pidió.

El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Buenanueva, presidió las fiestas patronales de la diócesis en la catedral local, donde destacó la figura del “pobrecillo” de Asís, advirtió que los tiempos actuales desafían la fe, e hizo un “elogio a la libertad de un hombre libre”. 

La lluvia que cayó en la ciudad impidió la realización de la procesión desde la Carpa del Encuentro y la Escucha, instalada en la Plaza Cívica, hasta la catedral San Francisco de Asís, donde se celebró la misa. 

“El futuro del cristianismo está en las manos del Señor. Esa es nuestra confianza y la fuente de una serena certeza, corroborada además por la creatividad del Espíritu que hace florecer la santidad más heroica, especialmente en las horas más oscuras”, recordó el obispo. 

En la homilía, monseñor Buenanueva llamó a los católicos a preguntarse “¿vivimos de verdad como hombres y mujeres libres, con la libertad que es signo de una vida transformada por el Espíritu de Cristo? ¿Promovemos la libertad de las personas? ¿Es la Iglesia ‘testimonio vivo … de libertad’ como reza la liturgia?” 

El prelado exhortó a vivir la “más genuina libertad: la de Jesús el Cordero que quita el pecado del mundo. Una libertad que se vive como amor que busca, llama, se deja herir por el dolor ajeno y se entrega sin reservas, hasta el olvido de sí”. 

“Esa es la libertad de Cristo que conquistó el corazón de Francisco”, aseguró y sostuvo: “Sí, queridos hermanos y hermanas: Francisco de Asís fue un hombre libre, con una libertad que nos entusiasma y nos despierta una sana envidia que, bien mirada, puede llegar a ser deseo de imitación y emulación. Y no podemos dejar de mencionar aquí a aquella gran mujer que fue Clara, tanto para el camino espiritual de Francisco como para su carisma y la libertad misma de la Iglesia”. 

“Clara: una mujer realmente libre; también con la libertad de Cristo. Desde el corazón de la Edad Media, insensatamente calificada de oscura, nos llega la luminosa libertad de Francisco y Clara de Asís”, afirmó. 

Monseñor Buenanueva puntualizó que “Francisco y Clara sintieron la llamada del Evangelio a vivir en la ‘gloriosa libertad de los hijos de Dios’. Abrazaron, por eso, ‘madonna povertà’ (la “señora pobreza”) como expresión concreta y provocadora, pero también serena y alegre de la libertad de Jesús y de María. También del Cura Brochero, celebramos su ‘vida pobre y entregada’ al servicio del Evangelio”. 

“La pobreza, en los santos, es la forma visible de la libertad. Pobres para ser libres. Pobres y libres para ser hermanos de todos; para vivir a fondo y con radicalidad la compasión por cada ser humano que sufre, por los que ven lesionada su dignidad, por los que el mundo satisfecho de sí mira con frialdad e indiferencia”, subrayó, y agregó: “Casi que podríamos afirmar que la compasión es el modo concreto que han encontrado Francisco, Clara, Brochero y tantos otros, de ser genuinamente libres”. 

El obispo reconoció “el riesgo de que la libertad se deforme en capricho infantil, mera desinhibición o disfraz burgués del egoísmo, estará siempre latente”, por lo que instó a no apartar “la mirada interior de Jesucristo, pobre y paciente, libre y hermano de todos”. 

Tras señalar que “en el corazón de este Jubileo de la misericordia, la Iglesia ha reconocido también la santidad de Madre Teresa de Calcuta”, invitó a sentirse llamados “por Dios a través de la Iglesia a asumir la compasión como la forma concreta de ser libres”. 

El obispo definió el concepto de compasión y pidió celebrar con alegría “la libertad de Francisco, de Clara, de Teresa de Calcuta, de Brochero, que ha tomado la forma de una misericordia activa, de una compasión concreta, hecha de silencio, compañía y entrega”. 

“Es la libertad de Cristo, el humilde Cordero y el Siervo sufriente, a la que cada uno de nosotros está llamado. Es la libertad del Dios amor, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que ha entrado, silenciosa y humilde, mendigando la respuesta libre del hombre. Y, que, por eso mismo, ha tomado la única forma que hace realmente justicia a la esencia divina: la misericordia del Buen Samaritano que se compadece del que está caído”, aseveró. 

“La realidad nos ha golpeado de nuevo con dureza: uno de cada tres argentinos vive hoy en la pobreza. Hemos fracasado como sociedad. Ha fracasado la política. Hemos fracasado los ciudadanos. Hemos fracasado, especialmente, los dirigentes, incluidos los pastores, porque no hemos podido liderar procesos duraderos de transformación que lleven dignidad a los más postergados”, admitió. 

Por último, monseñor Buenanueva aseguró que “a doscientos años de nuestra independencia nacional, y a ciento treinta de la fundación de nuestra ciudad de San Francisco, hagamos un profundo examen de conciencia, dejémonos interpelar por la libertad de Cristo y, calibrando bien nuestros legítimos intereses y puntos de vista, escuchemos juntos las voces apremiantes de los que sufren y esperan. Seamos humildes, para ser dignos de ser libres”. 

Procesión en Plaza San Francisco 

Por la mañana, monseñor Buenanueva celebró las fiestas patronales, con la procesión llevando la imagen del santo, en la iglesia de la localidad cordobesa de Plaza San Francisco.

El prelado leyó el ‘Canto de las criaturas’ compuesto por San Francisco de Asís y destacó que “en él se conjugan las almas de su madre francesa y su padre italiano”. 

“Alma de poeta y místico. Alma de aguerrido emprendedor. Ese mismo espíritu tuvieron los colonos que en estos parajes dieron vida a la hoy pujante ciudad de San Francisco”, agregó.

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