Mons. Aguer: “La Eucaristía alimenta el amor cristiano”

Mons. Aguer: “La Eucaristía alimenta el amor cristiano”

Al referirse al Congreso Eucarístico Nacional que se estaba celebrando en Tucumán, el arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer, dijo que estos congresos son, precisamente, “para recordar la centralidad de la Eucaristía en la vida cristiana y para aclamar a Cristo presente en este sacramento, lo que significa la actualización del misterio pascual de Cristo en la misa y la posibilidad de alimentarnos del Pan de Vida”.

“A propósito de esto -señaló en su reflexión en el programa televisivo Claves para un Mundo Mejor- creo que la gente no debería separar la primera comunión de la misa y digo esto porque es muy común, en la tradición cultural argentina, el aprecio por la primera comunión. Mucha gente bautiza a sus chicos y luego los manda a la catequesis para la primera comunión, pero esa misma gente no va a misa. ¿De dónde sale la comunión sino de la misa? Hay una contradicción en eso y creo que hay un fuerte arrastre cultural. En la Argentina no todos los bautizados en la Iglesia Católica van a misa, una gran mayoría no tiene la inclinación espontánea de ir a misa”. 

Tras recordar que “el Bautismo y la Confirmación se ordenan a la Eucaristía”, ya que “se recibe el Bautismo para integrarse en la comunidad cristiana y se recibe el sello del Espíritu Santo que lo fortalece en orden a participar de la asamblea eucarística que es la misa dominical”, sostuvo que esto “no es del todo comprendido por muchas personas”. 

“Mucha gente -agregó- aprecia la ‘primera’ comunión, pero parecería ser la ‘única’ ya que la mayoría de los chicos no persevera y entonces podríamos preguntarnos qué sentido tiene haber hecho esa primera comunión; porque el Bautismo se recibe una sola vez, la Confirmación también una sola vez, pero la Eucaristía es el alimento de la vida cristiana. Las parroquias organizan la segunda o tercera Comunión, pero los niños no perseveran porque las familias no perseveran”. 

“¡Cuántas cosas cambiarían si los católicos fueran a misa! Si participaran conscientemente, de un modo habitual, de la misa del domingo, integrándose en las distintas comunidades parroquiales o en sus capillas. Qué distinto sería porque la asiduidad de esa participación en el Sacrificio del Señor va induciendo a la práctica concreta de la vida de la fe”. 

“Este Congreso Eucarístico Nacional tiene que recordarnos que aquí hay algo por modificar en las costumbres religiosas del pueblo argentino; pero no se modifican por un decreto del obispo o del Papa, sino que se modifican si hay muchos que con su ejemplo van mostrándole a los demás qué significa la misa, lo que implica participar del Sacrificio del Señor y recibir la comunión, y eso supone que uno está en gracia de Dios, que se ha preparado con una buena confesión y que luego eso no queda simplemente en una intimidad religiosa personal sino que toda la tradición religiosa de la Iglesia liga fuertemente la recepción del Pan Eucarístico con el ejercicio de la caridad, es decir con la vida del amor cristiano”. 

El arzobispo platense indicó que “lo que alimenta el amor cristiano es la Eucaristía porque en ella se da la mayor prueba de amor que puede darse: el Hijo de Dios no sólo se hizo hombre, no solamente murió en la Cruz para salvarnos, no solamente resucitó sino que quiso dejar el memorial de su muerte y de su resurrección para que la Iglesia cada día, cada semana, al celebrarlo se renovara a sí misma”. 

“Este Congreso Eucarístico de Tucumán -dijo finalmente monseñor Aguer- tiene que recordarnos a todos la importancia y la centralidad de la Eucaristía en la vida cristiana. Y cuando digo la Eucaristía, insisto, no sólo la comunión y la intimidad de la comunión sino en la asistencia a la misa que es donde la Iglesia como comunidad, como Asamblea de Dios, adquiere su propia forma. Para eso vamos a misa el domingo: para escuchar la Palabra de Dios, para rezar todos juntos y para ofrecer todos juntos el Sacrificio del Señor”.

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