Müller sobre los abusos en Regensburg: “Busqué la verdad”

Müller sobre los abusos en Regensburg: “Busqué la verdad”

El cardenal fue entrevistado por el periódico italiano “Il Corriere della Sera”: «En estos años he sentido vergüenza. Nunca he defendido la institución, es más: fui yo quien puso en marcha la investigación».

«En realidad, fui yo quien puso en marcha el proceso de información. Le encargué a un equipo de expertos que investigaran los hechos ocurridos cincuenta años antes de mi mandato como obispo de Regensburg. En el sitio web de la diócesis hay una gran documentación con todos los pasos de nuestro trabajo. En esta primera fase, entre 2010 y 2012, se hizo todo lo que era posible y necesario. Ulrich Weber incluso me agradeció por esta iniciativa. Siete años después es muy fácil juzgar los inicios, cuando todavía sabíamos poco. Y después fue el obispo el que organizó y comunicó el trabajo de las personas encargadas de esta tarea. Nunca he defendido la institución, más bien defendí a los “Domspatzen” de hoy, que no tienen nada que ver con estos crímenes de hace 50 años». 

 

Con estas palabras, el cardenal Gerhard Ludwig Müller, ex obispo de Regensburg y ex Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la fe, respondió a los detalles que ha ofrecido el abogado Ulrich Weber en el informe de 450 páginas dedicado a los abusos contra los niños del coro del Duomo. El cardenal, en una entrevista con el periódico italiano “Il Corriere della Sera”, recordó que el actual obispo de Regensburg, Rudolf «tomó la iniciativa» de esta investigación «tres años después de mi partida, con base a las nuevas informaciones. No se pueden confundir las etapas de un proceso de investigación que duró siete años y medio. Yo participé en el trabajo solo durante los dos primeros años». 

 

Müller en que siempre actuó con rectitud durante su mandato de cinco años a la cabeza del ex Santo Oficio. «Como encargado de un Supremo Tribunal de la Iglesia, siempre estuve absolutamente determinado en alejar a los clérigos que se lo merecían, siempre en el absoluto respeto del derecho a defenderse. Debo subrayar una vez más que cualquier acusado, en la Congregación para la Doctrina de la Fe, contó con la presunción de inocencia hasta el final del proceso, y que, al mismo tiempo, nunca negué la voz a ninguna de las víctimas. Todo ello a pesar de las presiones a las que estaba expuesto, sobre todo mediáticas. Estoy convencido de que la justicia imparcial es la mejor ayuda y contribución que la Santa Sede puede ofrecer a los obispos del mundo. Solamente de esta manera podrán a su vez demostrar el afecto materno de la Iglesia y la reparación, en la medida de lo posible, del daño material y espiritual sufrido por las víctimas». 

 

En relación con el hermano de Benedicto XVI, el cardenal afirmó: «No me encontraba en Regensburg en la época en la que Georg Ratzinger fue maestro del coro, entre 1964 y 1994, pero estoy convencido de que no sabía nada. Hubo un caso de un asistente que abusó de varios chicos, en 1972: en su contra instituimos en 2010 un proceso canónico, después de haberlo sabido». 

 

Sobre el elevado número de víctimas en este caso (547 niños), dijo: «Desgraciadamente estos números son verdaderos. En relación con los abusos sexuales, se trata de, relativamente, pocos delincuentes, nueve, que provocaron tantas víctimas. No hablo solo de los bofetones, sino de las violaciones corporales y psíquicas, que también eran crímenes en el pasado. Como hombre de Iglesia hago mío el sufrimiento de las víctimas, de sus familias y de la comunidad. Hablamos de “delicta gravoria”, los delitos más graves. Porque la Iglesia no es una institución mundana, sino el Cuerpo de Cristo, el Pueblo de Dios». 

 

El cardenal también desmintió que exista una relación entre el final de su mandato en la Congregación para la Doctrina de la Fe, mismo que el Papa Francisco no renovó, y la presentación del informe su Regensburg. «No tiene nada que ver ni temporal ni materialmente. Estos hechos ocurrieron muchos años antes de mi servicio como obispo de Regensburg y yo hice mi deber». 

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