La fe, un misterio que los empuja a caminar día y noche

La fe, un misterio que los empuja a caminar día y noche

Sol intenso. Calor. Lluvia. Frío. Dolor. Cansancio. Emoción. Esperanza. La ruta 38 se convierte en la vida misma, con sus matices que van de la alegría al llanto y de la angustia a la paz.

Van de a pie, en bicicleta o en silla de ruedas, como el joven René. En el camino se van sumando los peregrinos hasta llegar al santuario de la Virgen del Valle de Catamarca, que es la imagen de la Inmaculada Concepción, cuya solemne festividad se celebra hoy. Por eso es día de precepto para los católicos (deben ir a misa). Tucumán tiene su propio centro de peregrinación en La Reducción, Lules, donde se venera una imagen nonagenaria. ¿Qué los lleva a caminar día y noche? Sólo la fe puede explicarlo  

René Barrionuevo tiene 22 años, siete hermanos y una silla de ruedas prestada por el club Fadip de San Cayetano. Pero lo más importante es una familia, que lo acompaña y apoya en su promesa a la Virgen del Valle: “que los políticos presten más atención a las necesidades de las personas con discapacidad”. Con las manos vendadas para no lastimarse, René empuja su propia silla por los 232 kilómetros de ruta que separan su casa, en Alsina 3.400, de la gruta de la Virgen, en San Fernando de Camatarca. Sus padres, Héctor y Juana Ester, van a su lado, junto con su cuñado y uno de sus hermanos. Detrás, una ambulancia del Siprosa le sigue los pasos. “Quiero que todos vean lo que puede hacer un discapacitado. Que vean que somos iguales a los demás, que dejen de discriminarnos. Porque los taxis no nos quieren llevar cuando ven la silla y el colectivo no se detiene para que subamos”, se despacha René. Él mismo tuvo que dejar la escuela porque se le rompió la silla de ruedas. En el camino le sucede lo que en la vida: hay conductores que protestan y le tocan bocina, otros, en cambio, sacan medio cuerpo por la ventanilla y le gritan “¡dale campeón!”  René se queda con esta última frase. Juega al basquet y sueña con ser campeón algún día y representar a la provincia. Discapacidad no es sinónimo de debilidad ni de inutilidad, remacha. 

El dolor no destruye al amor, lo enaltece

Comenzó a peregrinar hace 24 años, cuando nació su único hijo varón, Jorge. Estaba tan feliz que cada año volvía a Catamarca, caminando, para agradecerle a la Virgen del Valle por ese don con que lo había bendecido. Cuando Jorgito se hizo muchacho, se sumó a la fatigosa travesía de su padre. Ambos caminaban por la ruta bajo las estrellas, junto con otros amigos que había conocido por el camino. El rito se repetía todos los años. “Cómo le gustaba hacer bromas! ¡Era como un niño!”, dice sin poder resignarse Julio Cuello, de 60 años. Hace tres meses, el 8 de septiembre, la moto en la que Jorge volvía de trabajar patinó en la avenida Aconquija y él salió despedido. “Hacía dos meses que estaba en pareja”. Este fue el viaje más doloroso de su vida. El camino ahora está lleno de recuerdos, anécdotas y lágrimas. Los comparte con su amigo Jesús Ríos, que solía ir con Jorge. Una parte del joven va con ellos: su mochila y la ropa que no alcanzó a usar en este viaje. Una bandera con el rostro de su hijo y los nombres de toda la familia, incluida la de su mujer por dos meses, lleva el padre como estandarte en esta peregrinación larga y silenciosa. Todo quedará a los pies de la Virgen, en el mismo lugar donde él y su mujer dejaron a su único hijo varón, hace 24 años.

Dónde orar

LA REDUCCIÓN: A las 9, misa oficiada por el arzobispo. A las 16, procesión. Misas a cada hora.

CONCEPCION: En la Catedral, misas desde las 6 hasta las 11, a cada hora. A las 18.30, misa y procesión. A las 21, subida de la imagen y misa joven.

CAPITAL: A las 8, 10, 12 y 20 misas y procesión a las 21 desde San Francisco, de 25 de Mayo y San Martín.

Dejan que María los guíe

En sulky y a paso lento, Alfredo González Díaz (de camisa blanca) va repasando su vida bajo el sol impiadoso. Es la primera vez que peregrina hacia Catamarca. Lo hace con tres vecinos de Villa 9 de Julio, Enrique Flores, Miguel Martínez y Loreto Elpidio Correa, el decano del grupo, no por sus 80 años sino por la vasta experiencia en peregrinaciones hacia Catamarca y La Reducción, Lules, que tiene en su haber. “Estamos llevando esta antigua imagen para que tome gracia de la Virgen del Valle de Catamarca. Después todos los vecinos van a ir a tomar gracias a esta imagen”, explica Díaz. Es lo que se acostumbra.

Se los ve felices y serenos. “Dormimos donde nos agarre la noche. Nuestro único equipaje es el alimento que llevamos para los caballos”, dice. Se refiere a Linda Rosa, propiedad de Loreto y a Porfidio Ruiz, de Díaz, que se lo puso en homenaje a un caudillo mexicano de la guerra de la independencia. Salieron el lunes a la mañana y les llevó tres días de marcha, sin apuro, en silencio, a veces interrumpido por las cuentas del Ave María. 

UN MUERTO Y VARIOS HERIDOS

Un adolescente de 15 años falleció ayer cuando un auto embistió a un grupo de peregrinos en la ruta 38.

El amor a la Virgen pasa por servir a los demás

Si el buen humor fuera un servicio (lo es), Julio Enrique Jaime, de Yerba Buena, tendría el cielo ganado. “¡Hace dos meses he perdido a mi esposa!”, le dice a los gritos a doña Beba que lo recibe con un abrazo en la posta del peregrino de la comuna El Sacrificio, en Alberdi.

-“¡No me diga! ¡Qué ha pasado don Jaime!” - “No va creer: ha pasado un camión justo por frente de la casa, cuando ella iba saliendo, y bueno ... el tipo le ha abierto la puerta y ella ha subido nomás!”, dice despertando la risotada de doña Beba Juárez, la delegada comunal. Ella misma cocina junto con otros ayudantes para los 800 peregrinos que pasan a toda hora. Les sirve guisos “hasta el borde”, sopa, estofado, mazamorra, ensalada de frutas y arroz con leche. Todo eso gratis, además de una siesta a la sombra de una morena en colchones tirados sobre la tierra desnuda. “¿Cómo va a seguir caminando con todo lo que ha comido, don Jaime?” - “Vamos a ir rodando nomás”, bromea este empleado público que saca licencia para ir a peregrinar. Lleva cartas de vecinos y una bandera argentina con la estampa de la Virgen e intenciones escritas de puño y letra por compañeros de trabajo y amigos. Jaime jamás pide para él, es un mensajero de los demás. Él no necesita pedirle nada a la Virgen, Ella conoce bien su corazón .

Hace 34 años que va a Catamarca

No se cansa de hacer siempre el mismo recorrido. Francisco Campero lleva 34 años caminando hacia la Virgen de Catamarca y asegura que nunca tuvo dos experiencias iguales. “Siempre se vive de manera diferente esta alegría de ir a visitar a la Madre”, dice junto a su amigo José Juárez, y a un grupo de vecinos de Santa Rosa de Leales y otros pueblos. Cada año se suma alguien que va por primera vez. Ese es el mayor entusiasmo de Francisco, lograr que más gente conozca las gracias que concede la Virgen a quienes le demuestran amor y sacrificios. “Alguien me dijo una vez que el que va dos veces a la Virgen se hace esclavo de Ella. Yo no me considero esclavo, pero sí su servidor”. Los acompañan su hijo, Ramón, su sobrina, Natalia, Nancy Toledo, Luciana Nuñez y Juan Juárez.

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