En su año de la misericordia, Bergoglio no tendrá piedad con Macri

En su año de la misericordia, Bergoglio no tendrá piedad con Macri

En las curias denuncian "campaña sucia del PRO" contra el Papa. Por eso, no habrá deshielo. El incidente Barrientos y la pelea en el barro de los DDHH: paz con Hebe y respuesta proporcional de Aguer.

“El papa Jorge Mario Bergoglio podrá recibir al ministro de Educación, Esteban Bullrich, seguirá hablando cada tanto con la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal y recibirá a funcionarios de segunda línea que lo conocen desde hace años. Pero con el presidente Mauricio Macri la relación seguirá tan fría como empezó y como es desde hace años”, vaticina un sacerdote que conoce largamente al pontífice argentino y tiene voz y voto dentro de la asamblea plenaria del episcopado nacional. El prelado, ante las consultas de Letra P, sostiene que “existe una innegable campaña sucia contra Francisco promovida desde distintos sectores del PRO".

LOS ESCOMBROS DEL INCIDENTE BARRIENTOS. El epicentro de esa articulación comunicacional, "espuria" para los ojos eclesiásticos, empieza (entre otros destinatarios del malestar divino) en el gurú Jaime Durán Barba y termina, por ahora, en la simpatizante del PRO y dirigente barrial del postergado sur porteño Margarita Barrientos. La mujer tuvo un papel central en los medios durante las semanas previas a la audiencia privada que este viernes concretó la presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo,Hebe de Bonafini, con el primer pontífice latinoamericano de la historia del catolicismo. "La mandaron a decir lo que el macrismo piensa pero no se anima a decir públicamente", analizan desde una sacristía del sur porteño, donde en otra época lo esperaban a Bergoglio mate en mano.

Barrientos denunció, tres años después, que protagonizó una visita fallida al Vaticano y que nunca pudo saludar al ex arzobispo porteño porque fue expulsada por la Guardia Suiza, considerada una de las más certeras y modernas guardias imperiales que aún siguen en pie, más de un milenio después de su creación. Algunos leen en la tardía revelación del desaire un "vuelto" debajo de las palabras de la añeja aliada del macrismo. La devolución sería una venganza del eximio orfebre Juan Carlos Pallarols, que fue el promotor de aquel viaje, hoy tan presente en los medios.

La travesía que incluyó la virtual expulsión de Barrientos tuvo como plato principal el decreto que firmó Bergoglio para impedir el tránsito del orfebre por el pequeño estado vaticano. Apenas designado jefe de la Iglesia Católica Universal, Bergoglio declaró "persona no grata" a Pallarols padre y la orden fue cumplida a rajatabla. Las razones de tal inquina pontificia con el platero orfebre tienen que ver, dicen en la curia porteña, con los desaguisados que cosechó el artista al calor de "la codicia": el décimo mandamiento que ahora Bergoglio cuestiona en términos pastorales e ideológicos a través de sus exhortaciones y encíclicas para condenar al capitalismo salvaje.

LAS CUITAS CON PALLAROLS PADRE. La bronca bergogliana es añeja con el artista de la fragua y el cincel platero. Se profundizó dos meses después del inicio de su papado y tiene que ver, entre otras cuitas, con la exposición "Argentina, el gaucho, tradición, arte y fe", organizada en el corazón artístico de la Santa Sede: el brazo de Carlomagno de la Plaza de San Pedro. En ese escenario, Pallarols llevó el cáliz que hizo para su ex amigo Francisco, con la misma metodología con la que hizo cincelar distintos bastones presidenciales a la razón de un golpecito por persona. En el corazón vaticano repitió la práctica y exhibió 200 obras de arte. Entre ellas, acusan desde los entresijos de la Catedral Metropolitana, había algunas obras de plata que pertenecían a la curia porteña cuyo uso jamás fue solicitado por el orfebre, sino que fueron mencionadas y exhibidas "de facto". El catálogo que fue impreso para la muestra romana confirmó las acusaciones porteñas que resonaron en los oídos papales y que resultaron "la gota que derramó el vaso". La exposición duró hasta el 16 de mayo de 2013 y luego tuvo una escala cordobesa desde el 18 de septiembre del mismo año. Para llegar a la Docta, luego del éxito en el Vaticano, cuentan desde la curia que el orfebre pidió a las autoridades eclesiásticas el pago de "cuatro pasajes en primera a Córdoba desde Buenos Aires, estadía paga, camioneta para todos, honorarios y el lucro cesante por no estar en su taller".

La visita de Pallarols y Barrientos habría sucedido diez días después de la unción pontificia de Bergoglio. Ya por entonces, el Papa no quería saber nada del orfebre padre y, luego del decreto de persona "no grata", las cosas empeoraron tanto que el cáliz lo tuvo que entregar el hijo del artista, Adrián Pallarols.

El novelón de 2013, para algunos amigos bergoglianos, fue exhumado ahora al calor de dos vendettas: "La de Pallarols y la de Macri", acusan las sotanas con poder, que aseguran la existencia de una campaña sucia contra el Papa, apoyada desde el propio Gobierno nacional y librada a través de "la señora Barrientos", que luego del escándalo fue invitada desde el Vaticano. Si no lo hubiera rechazado públicamente, por razones de trabajo, este domingo 29 de mayo se habría encontrado con Bergoglio, dos días después del encuentro con Hebe y en pleno sacrosanto día del Ejército Argentino. Pero no pudo ser. "Ella eligió pasar el 25 de mayo en Olivos con Macri, declinar la invitación y quedar pegada con la campaña sucia", la acusan sus críticos eclesiásticos.

BALANCE DE UN INVIERNO AMARILLO. "Al final, hicieron todo lo contrario a lo que hizo Cristina", se mofa un sacerdote que se animó a analizar la relación de la Casa Rosada con la Santa Sede a cambio de la preservación de su identidad. Desde algunas oficinas gubernamentales de la Cancillería vaticinan que "de ahora en adelante el Gobierno hará todo lo posible para que la relación mejore", en referencia a un posible cambio de órbita en el manejo del vínculo. La reunión del Papa con Bonafini les confirmó a algunos funcionarios nacionales que "el camino de la opereta no es el mejor, menos aun cuando estamos haciendo todos los mejores esfuerzos para construir confianza desde abajo hacia arriba".

La diferenciación de Cristina con Macri respecto de la relación con Bergoglio tiene que ver con el cambio de tono que le imprimió la ex presidenta a su discurso público desde que el arzobispo porteño fue ungido pontífice. "Ella, al principio, no lo pudo procesar, pero velozmente tomó las riendas de la situación y reconstruyó una relación que sabía que podía retomar, porque con ella no había problemas", recuerda un párroco que vivió esos días. "Macri hizo todo lo contrario: él sabe que Bergoglio no tiene la mejor opinión de su persona, porque fue su vecino durante ocho años y lo conoce en sus flaquezas, pero, ahora que es presidente, usa a Durán Barba para profundizar la pelea y agraviarlo en forma indirecta; ese error le va a costar caro. Igual: no hay que olvidar que el Papa es misericordioso, basta ver la reunión con la señora Bonafini. El problema es que Bergo sabe muy bien que Macri jamás se arrepiente de nada", concluyó el sacerdote.

LA ESTRATEGIA DEL CAMALEÓN. Luego de tres meses de cruces, Jorge Mario Bergoglio recibió a Hebe de Bonafini luego de que la titular de la Asociación Madres de Plaza de Mayo le pidiera una audiencia. Debajo del incidente Barrientos, y de la inquina papal sobre las espaldas de Macri, el giro político de la reunión del viernes en Santa Marta tiene que ver con los derechos humanos. "El encuentro con Hebe es el más importante de los que tuvo con los organismos de derechos humanos, y la misma mujer que había dicho que no iba a hablar con los medios, salió a hablar a pedido de él. Es decir que, al final, Bergoglio logró hablar a través de Hebe de Bonafini, algo impensado algunos años atrás. Esto es mucho más importante que la cita con (la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo Estela de) Carlotto y la voltereta que pegó para acercarse al Papa", analiza un embajador argentino de carrera que sigue la cuestión eclesiástica bien de cerca.

El ciclo que cerró el viernes pasado arrancó el 21 de marzo de 2013, cuando Bonafini le escribió una primera carta al Papa. "Don Francisco, no sabía de su trabajo pastoral, solo sabía que el máximo dirigente de la iglesia argentina habitaba en la catedral, esa catedral que cuando marchábamos y pasábamos por delante, le cantábamos ‘Ustedes se callaron cuando se los llevaron’. Hoy, ante mi sorpresa, escucho a muchos compañeros explicar su entrega y trabajo en las villas. Me alegro infinitamente al saber de su trabajo y siento esperanzas de un cambio en el Vaticano", transmitió la mujer en aquel entonces con un texto donde le envió el listado de los sacerdotes tercermundistas asesinados. Bergoglio tomó el guante y mandó a su subsecretario de Estado a contestarle con velocidad. "Cumplo gustoso con el encargo de hacerle llegar la gratitud del Santo Padre por su amable escrito, así como por los nobles sentimientos que lo han motivado", le informó el cura Antoine Camillieri.

OLVÍDENSE DE YORIO Y JALICS. Por aquél entonces, eran otros días para el flamante papa. Su principal preocupación estaba en sortear las revelaciones minuciosamente investigadas por el periodista Horacio Verbitsky, que demostró el papel sinuoso que tuvo Bergoglio durante la dictadura militar con dos miembros de su orden: la Compañía de Jesus. Según reveló el periodista, los sacerdotes jesuitas Orlando Yorio y Francisco Jalics fueron entregados por Bergoglio cuando era provincial de la provincia jesuítica argentina. Ambos párrocos trabajaban en Flores y fueron desprotegidos para posibilitar su secuestro. Tras la detención ilegal fueron liberados, también, por gestiones eclesiásticas con Bergoglio en el medio.

El 20 de marzo de 2013, un día antes de la primera carta que mandó Hebe al Papa, Jalics rompió el silencio desde un monasterio alemán, mediante un comunicado. "Es un error afirmar que nuestra captura ocurrió por iniciativa del padre Bergoglio. Estos son los hechos: el padre Bergoglio no denunció a Orlando Yorio ni a mí", dijo el jesuita que, junto a su compañero, estuvo detenido clandestinamente en la ESMA y luego partió al exilio. En octubre de 2013 Bergoglio recibió a Jalics y avanzó sobre una herida que, en rigor, nunca cerrará porque las pruebas siguen en el mismo lugar y, hasta el momento, más allá de las declaraciones, jamás han sido refutadas con elementos probatorios del mismo nivel.

Desde el viernes pasado, con la cita en Santa Marta, la mácula que el papa Francisco tiene en su larga memoria pasó virtualmente al olvido público, al menos en lo discursivo y gracias a la falta de abordaje sobre el particular de gran parte del periodismo argentino y de otra gran parte de la política argentina.

DEL BORRÓN A LA CUENTA NUEVA DE LA MISERICORDIA. Puertas adentro del clero, los movimientos son otros. Tal como destacó Letra P esta semana, los sectores más duros de la Iglesia, como el arzobispo de La Plata, Héctor Aguer, han vuelvo a redoblar la apuesta para frenar los juicios por delitos de lesa humanidad y evitar el cumplimiento de las sentencias. “Necesitamos paz, olvido, borrón y cuenta nueva”, dijo Aguer en el tedeum platense. Se trata de un hombre virtualmente despreciado por el actual papa dentro de la interna eclesiástica, que posiblemente termine sus días al mando del clero que encabeza, pero la expresión de Aguer refleja el ánimo, y la decisión, de una parte del clero que ahora buscará redoblar los esfuerzos para lograr "un marco de reconciliación", como el que impulsa el obispo emérito de San Isidro, Jorge Casaretto, para obtener información de militares condenados a cambio de morigerar sus penas, tal como lo anticipó la edición del diario cooperativoTiempo Argentino en su edición de este domingo.

Los movimientos suceden al calor de un gobierno que está dispuesto a entregarle una parte de la ESMA a los sectores que reivindican y defienden a los genocidas condenados, como el caso de Cecilia Pando, que, tal como reveló Página 12, fue recibida por el ministro de Justicia y Derechos Humanos,Germán Garavano, y el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, para contener sus reclamos dentro del mismo lugar donde torturaron y desaparecieron a miles de personas.

En ese marco, Bergoglio recibió a Hebe de Bonafini y dio una vuelta de página para una historia que promete capítulos más complejos aún. Todo dentro del año que el Papa decidió bautizar como "de la misericordia".

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