Mensaje de los Obispos del Paraguay al inicio del Trienio de la Juventud

Mensaje de los Obispos del Paraguay al inicio del Trienio de la Juventud

Caacupé, 8 de diciembre de 2016.

Saludos, bendiciones y paz en Cristo Jesús. En la primavera de nuestra Iglesia, los obispos del Paraguay saludamos con gran alegría a todos los jóvenes de nuestro país. Iniciamos el trienio de la juventud, y ello es motivo de entusiasmo y gozo para nuestro corazón de pastores. Nos sentimos profundamente unidos a sus búsquedas y a su caminar, porque sabemos y sentimos su deseo y su sed de Cristo que habita sus vidas. Ser jóvenes es un don único de Dios, ser presente y promesa de originalidad, de belleza, de alegría, de rebeldía, de entrega. Cristo Jesús quiere  seguir llenando sus vidas de sentido con su amor. Su palabra resuena en nuestros corazones: “Ustedes son mis amigos” (Jn 15, 14a). Jesús quiere caminar con ustedes. ¡No tengan miedo! ¡Cristo Jesús es su amigo! ¡Cristo Jesús es nuestro amigo! Por eso hoy les proponemos este desafío: ¿Están dispuestos a abrazarse a Cristo Jesús?

Nosotros queremos caminar junto con ustedes en este desafío. Queremos aprender con ustedes los caminos de Dios para este tiempo nuevo de nuestra Iglesia. Sabemos que Dios nos espera en ustedes, para mostrarnos nuevos retos, nuevas alturas para subir por el camino de la santidad. Sabemos que “su Palabra es antorcha para nuestros pasos y luz para nuestros senderos” (Sal 119, 105).

Recorrer juntos este camino es un compromiso para todos. Renovarse en el compromiso cristiano requiere de un corazón joven, un corazón fecundo que permanece junto a Cristo, un corazón que permanece abrazado a su amor.  Nosotros, los obispos de la  Iglesia, estamos aquí porque creemos en ustedes, creemos en los jóvenes. Y con ustedes, soñamos un Paraguay mejor, con ustedes soñamos una Iglesia más viva, renovada y misionera.

Con María, Tupasy Caacupé, queremos vivir este tiempo como una oportunidad de hacer más vivo nuestro testimonio cristiano. Queridos jóvenes, queridas jóvenes: nuestra única ley es el amor, y en el amor queremos vivir porque sabemos que los auténticos cambios y las profundas transformaciones solo pueden surgir de un amor entregado sin condiciones. “Como el Padre me amó, también yo los amo a ustedes. Permanezcan en mi amor” (Jn 15, 9), es el grito que Cristo Jesús lanza hoy a toda a la Iglesia, a toda la juventud del Paraguay.  Dios los ama entrañablemente y cree en ustedes.

Que por intercesión de San Roque González de Santacruz, el Señor nos conceda paz, serenidad, perseverancia y constancia en el camino de este trienio de la juventud que iniciamos hoy.

¡Viva la juventud paraguaya!

¡Viva la Iglesia paraguaya!

¡Viva Cristo nuestro pastor!

¡Viva María, nuestra madre!

Caacupé, 8 de diciembre de 2016.

Los Obispos del Paraguay.

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