Mauricio Macri sabía desde la semana pasada que la Iglesia iba a realizar una misa en Luján con líderes sindicales encabezados por Hugo Moyano. Pero el Presidente no saldrá a confrontar con la cúpula eclesiástica por ello, le restó importancia al tema y cree que no tiene sentido entrar en una pelea con el papa Francisco por este hecho.

El Presidente entiende que debe ser la Iglesia la que explique el contexto político de ese encuentro eclesiástico con los gremios opositores al Gobierno.

Según comentaron a Infobae fuentes calificadas de la Casa Rosada, el secretario de Culto, Alfredo Abriani, le comunicó al Gobierno la semana pasada que el sábado Moyano iba a trasladarse a la Basílica de Luján con buena parte de los gremialistas críticos del Gobierno para encabezar una misa oficiada por el arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Agustín Radrizzani.

Sin embargo, el Presidente comentó ayer a dos de sus máximos allegados que "no hay ni habrá motivo de debate" con la Iglesia. Así, Macri buscó restarle importancia al tema ya que considera que no tiene sentido generar una pelea donde cree que no la hay.

En este contexto, el Presidente mantendrá una relación fría y distante con el papa Francisco a quien la oposición, el sindicalismo y algunos sectores reducidos de la Casa Rosada le atribuyen un visto bueno a esa misa oficiada por Radrizzani con Moyano.

"El Presidente conocía el tema pero no le dará importancia", dijo un funcionario del Gobierno. Es lo mismo que le transmitió la semana pasada el jefe de Estado al secretario de Culto cuando le anticipó lo de la misa en Luján.

De esta manera, en el Gobierno le bajarán el tono a la polémica abierta por la misa de Luján con Moyano y toda la cúpula gremial que está enfrentada con Macri. Hubo incluso órdenes de no hablar más del tema. Sobre todo hacia aquellos sectores vinculados con el secretario de Trabajo, Jorge Triaca, que ven en la misa de Luján la mano oculta del papa Francisco.

Por el contrario, allegados a Macri dijeron a Infobae que es la Iglesia la que tendrá que dar explicaciones de si el Papa estuvo o no detrás de ese escenario armado en Luján o dio el visto bueno para que ello se desarrollara.

Por lo pronto, Radrizzani emitió este lunes un comunicado en el que sostuvo: "Frente a los últimos comentarios, deseo aclarar que el papa Francisco no ha tenido ninguna injerencia, la decisión de realizar la celebración de la misa en Luján fue absolutamente mía". El arzobispo explicó que "nunca tuvo la intención de apoyar a ningún partido, ni a una ideología ni a personas concretas".

Por otra parte, desde el Gobierno reiteraron que no habrá una represalia hacia la Iglesia por haber recibido a Moyano en la Basílica de Luján. Así, desde la Secretaría de Culto aseguraron a Infobae que el proyecto de financiamiento de los obispados se mantendrá tal como se había acordado con la Iglesia y no se tocará nada. Es decir, se mantendrá el esquema de salarios a los obispos.