“¡Mafiosos, deténganse! El dinero de sus delitos está ensangrentado”

“¡Mafiosos, deténganse! El dinero de sus delitos está ensangrentado”

En la audiencia a la Dirección nacional Antimafia, Francisco rezó por la conversión de los criminales y denunció: el contrabando de migrantes afecta a los más débiles de los débiles.

IACOPO SCARAMUZZI - CIUDAD DEL VATICANO

El Papa animó a la Dirección Nacional Antimafia y Antiterrorismo de Italia, para que siga dedicando «todo esfuerzo, especialmente en la lucha contra la trata de personas y del contrabando de migrantes: estos son delitos muy graves, que afectan a los más débiles entre los débiles». Lo hizo durante la audiencia que concedió a los miembros del organismo que guía el procurador Franco Roberti. Expresó así mismo aprecio por las actividades «difíciles y arriesgadas» tanto en la lucha contra la mafia, camorra y ‘ndrangheta (el Diablo entra por los bolsillos, dijo el Papa rezando por la conversión de los mafiosos), como en la lucha contra el terrorismo, «que está asumiendo cada vez más un aspecto cosmopolita y devastador».

En su discurso, el Papa subrayó que la sociedad necesita ser «saneada de la corrupción, de las extorsiones, del tráfico ilícito de estupefacientes y de armas, de la trata de seres humanos, entre los cuales tantos niños, reducidos a la esclavitud».

Delitos que Francisco definió como «auténticas plagas sociales», indicándolos asimismo como «desafíos globales que la colectividad internacional está llamada a enfrentar con determinación». Un trabajo que, realizado en sinergía con otros Estados y con los medios eficaces, «constituye un encauzamiento eficaz y un presidio de seguridad para la colectividad», agregó.

De ahí la exhortación del Pontífice a los magistrados investigadores, comprometidos en la lucha para erradicar el crimen organizado, a que dediquen «todo esfuerzo en contrastar especialmente la trata de personas y el contrabando de los migrantes: ¡estos son delitos gravísimos que afectan a los más débiles entre los débiles!», subrayó.

Al respecto, Papa Francisco destacó la necesidad de incrementar las actividades de tutela de las víctimas, a través de la asistencia legal y social de «estos hermanos y hermanas nuestros, en busca de paz y de futuro». Como complemento de esta «valiosa obra de represión», Francisco indicó intervenciones educativas dirigidas en particular a las nuevas generaciones, «en la familia, en la escuela, en comunidades cristianas y realidades deportivas y culturales»,  que favorezcan «una conciencia de moralidad y de legalidad orientada a modelos de vida honestos, pacíficos y solidarios» que puedan «de a poco vencer el mal».

Finalmente, el Pontífice expresó el deseo de que «el Señor les dé siempre la fuerza de seguir adelante y de no desalentarse, continuando en la lucha contra la corrupción, la violencia, la mafia y el terrorismo».  Y, pidiendo «que el Señor toque el corazón de hombres y mujeres de las diversas mafias para que dejen de hacer el mal», afirmó:  «El dinero de los negocios sucios y de los delitos mafiosos es dinero ensangrentado y produce un poder inicuo. Y todos sabemos que el diablo entra por los bolsillos: es allí, la primera corrupción».

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