Con la economía sumergida en una crisis y con cifras poco favorables en cuanto a los principales índices productivos, el desafío del Gobierno es fortalecer las consignas que son más redituables en los sondeos: la seguridad y el combate contra el narcotráfico y la corrupción.

En esa línea, después de la aprobación de la utilización de pistolas Taser, el nuevo protocolo que amplía las posibilidades del uso de armas de fuego en las fuerzas y con el proyecto de baja de imputabilidad, Macri decidió avanzar con la segunda etapa de la carrera electoral.

Así fue como hace unos días la ministra anunció en conferencia de prensa la confirmación del llamado a extraordinarias para la aprobación de la norma que agrava las penas contra los barrabravas del fútbol. Y en esa sintonía, el presidente Mauricio Macri redobló la apuesta, firmando el DNU de Extinción de Dominio, en el eje de la lucha contra la corrupción y el crimen organizado.

Después del reencuentro entre Macri y Elisa Carrió en Olivos para estrechar lazos, ahora el guiño es para Bullrich que tiene en sus manos el manejo de una de las variables más importantes para las elecciones.

El oficialismo planea ganarse al electorado con este cambio de agenda que organizaron después de la Cumbre del G20 y entienden que con la reconfiguración regional del conservadurismo y la creciente demanda de mano dura del electorado, están un poco más cerca de ganar las elecciones.