Loppiano; Francisco a los Focolares: “El humorismo acerca a Dios”

Loppiano; Francisco a los Focolares: “El humorismo acerca a Dios”

El Papa en la Ciudad Internacional del Movimiento que fundó Clara Lubich. El desafío «histórico es construir una cultura del encuentro y una civilización de la alianza»

«Lo contrario de “yo” no es “tú”, sino “nosotros”». El desafío «histórico es construir una cultura del encuentro y una civilización de la alianza». El Papa Francisco lo afirmó en Loppiano, al reunirse con el Movimiento de los Focolares que fundó Clara Lubich (1920 – 2008). El Pontífice dijo a los Focolares: la actitud que acerca a Dios es «el humorismo». 

 

La visita pastoral del Pontífice, hoy 10 de mayo de 2018, comenzó en Nomadelfia, prosigue y termina en Loppiano, en la provincia de Florencia y en la diócesis de Fésole, en donde visitó la Ciudad Internacional de los Focolares. 

 

El helicóptero aterrizó en el campo deportivo. Lo esperaban monseñor Mario Meini, obispo de Fésole, Maria Voce, presidenta del Movimiento de los Focolares, y don Jesús Morán, co-presidente del Movimiento. 

 

El Papa Bergoglio se dirigió al Santuario de María Theotokos, en donde rezó frente a la imagen de la Virgen de Theotokos. Después se reunió con la familia focolarina.  

Después del saludo de Maria Voce, tres representantes le hicieron algunas pregutnas al Papa. Y Francisco comenzó a responderles con muy buen humor, indicando el discurso que había preparado: «¡Catorce páginas, se aburrirían!». Francisco agradeció a Maria Voce «por su introducción, clara, todo clarísimo. Se ve que tiene las ideas claras», y después dijo que estaba muy contento de estar «aquí entre ustedes, en Loppiano, en esta pequeña ciudad conocida en el mundo porque nació del Evangelio y quiere alimentarse del Evangelio». 

 

El Pontífice quiso visitarla también porque, «como subrayaba aquella que fue su inspiradora, Clara Lubich, quiere ser una ilustración de la misión de la Iglesia hoy, tal y como la trazó el Concilio Ecuménico Vaticano II». 

 

Bergoglio también agradeció «a los “pioneros” de Loppiano», que hace más de 50 años, «y luego sucesivamente en las décadas siguientes, se lanzaron a esta aventura, dejando sus tierras, sus casas y sus puestos de trabajo para venir aquí q gastar la vida y realizar este sueño». 

 

A todos los habitantes de Loppiano les recordó «las palabras que la Carta a los Hebreos dirige a una comunidad cristiana que vivía una etapa de su camino semejante a la de ustedes. Dice la Carta a los Hebreos: “Recuerden los primeros tiempos: apenas habían sido iluminados y ya tuvieron que soportar un rudo y doloroso combate, unas veces expuestos públicamente a injurias y atropellos, y otras, solidarizándose con los que eran tratados de esa manera. Ustedes compartieron entonces los sufrimientos de los que estaban en la cárcel y aceptaron con alegría que los despojaran de sus bienes, sabiendo que tenían una riqueza mejor y permanente. No pierdan entonces la confianza (parresía), a la que está reservada una gran recompensa. Ustedes necesitan constancia (hypomoné) para cumplir la voluntad de Dios y entrar en posesión de la promesa”». En este pasaje, explicó Francisco, las palabras clave son “parresía” e “hypomoné” 

 

Parresía, en el Nuevo Testamento, «indica el estilo de vida de los discípulos de Jesús: la valentía y la sinceridad al ofrecer testimonio de la verdad y de la confianza en Dios y en su misericordia». 

 

E “hypomoné”, «que podemos traducir como el “estar-debajo”, el permanecer y aprender a habitar las situaciones difíciles que la vida nos presenta. He aquí dos palabras clave de la comunidad cristiana: “parresía” e “hyponomé”, confianza y valentía, franqueza y tolerar, perseverar, llevar el peso de cada día sobre los hombros». 

 

Para San Pablo, el fundamento «de la perseverancia es el amor de Dios derramado en nuestros corazones con el don del Espíritu, un amor que nos precede y que nos vuelve capaces de vivir con tenacidad, con serenidad, con positividad, con fantasía… y también con un poco de humorismo, incluso en los momentos más difíciles». El humorismo, añadió el Papa, «es la actitud humana que más se acerca a la gracia de Dios». Y contó la anécdota de un sacerdote: «Yo he conocido a un santo padre comprometido hasta acá de trabajo, iba por acá y por allá, pero nunca dejaba de sonreír, y también cuando tenía este sentido del humorismo, y los que lo conocían decían: “Es capaz de reírse de los demás, de sí mismo y hasta de la propia sombra”. Así es el humorismo. No lo dejen». 

 

La que se imaginó y deseaba Clara Lubich es una «ciudad que tiene su corazón en la Eucaristía», y que se presenta «a los ojos de quien la visita también en su aspecto laico y festivo, incluyente y abierta: con el trabajo de la tierra, las actividades de la empresa y de la industria, las escuelas de formación, las casas para la hospitalidad y los ancianos, los talleres artísticos, los complejos musicales, los modernos medios de comunicación…». 

 

Y la de los Focolares es una «familia en la que todos se reconocen hijos e hijas del único Padre, comprometidos para vivir entre sí y para todos con el mandamiento del amor». Pero «no para quedarse tranquilos y fuera del mundo, sino para salir, para encontrar, para cuidar, para arrojar a manos llenas la levadura del Evangelio en la masa de la sociedad, sobre todo en donde más se necesita». 

 

El Papa aconsejó hacer una “prueba” que le hizo un sacerdote: «Ustedes la pueden hacer y también a los demás, bromeando… Un cura que está aquí está medio escondido me hizo esta prueba, me dijo: “Dígame, padre, ¿qué es lo contrario del “yo”, lo opuesto del “yo”? Y yo caí en la trampa, y le dije inmediatamente: “Tú”, y me dijo: “Lo contrario de cada individualismo es “nosotros”, lo opuesto es “nosotros”. Y esta espiritualidad del nosotros que ustedes deben sacar adelante es la que nos salva de cualquier interés egoísta, no es solamente un hecho espiritual, sino una realidad concreta con consecuencias formidables». Es la «espiritualidad del nosotros». 

 

En Loppiano, continuó Francisco, se vive la experiencia de caminar juntos, con estilo sinodal, como Pueblo de Dios». 

 

Por ello se pueden impulsar nuevamente los caminos de «formación que han florecido en Loppiano», gracias «al carisma de la unidad: la formación espiritual a las diferentes vocaciones; la formación al trabajo, a la acción económica y política; la formación al diálogo, en sus diferentes expresiones ecuménicas e interreligiosas y con personas de diferentes convicciones; la formación eclesial y cultural». Loppiano es «ciudad abierta, Loppiano ciudad en salida». En Loppiano «no hay periferias», resaltó Francisco. 

 

La eficacia y el alcance a gran escala de «este prometedor compromiso» queda demostrado con dos «realidades que han surgido en Loppiano: el Polo empresarial “Lionello Bonfanti”, centro de formación y difusión de la economía y de comunión; y la experiencia académica de frontera del Instituto Universitario Sophia, erigido por la Santa Sede, y del cual una sede local (y me alegro vivamente de ello) será activada dentro de poco en América Latina».  

 

El Papa observó que «la historia de Loppiano solo está iniciando, ustedes están en el inicio, es una pequeña semilla arrojada en los surcos de la historia. Esto requiere humildad, apertura, sinergía y capacidad de arriesgarse. ¿Eh? Debemos usar todo esto: humildad y capacidad de riesgo, todo junto, apertura y sinergía, las urgencias a menudo dramáticas que nos interpelan por todas partes no pueden dejarnos tranquilos. En el cambio de época que estamos viviendo (no es un cambio de época, no, es una época de cambio)» hay que «comprometerse no solo para el encuentro entre las personas, entre las culturas y los pueblos y por una alianza entre las civilizaciones, sino para vencer todos juntos el desafío histórico de construir una cultura compartida del encuentro y una civilización global de la alianza». 

 

Y Francisco aconsejó leer los Hechos de los Apóstoles, porque «es el ejemplo más grande», para ver «cómo ellos fueron capaces de permanecer fieles a la enseñanza de Jesús y hacer tantas locuras, porque sabían conjugar esta fidelidad creativa. Lean este texto de la Escritura porque ahí encontrarán el camino de esta fidelidad creativa». 

 

«Y no se olviden –concluyó antes de rezar un Ave María con los presentes– de que María era laica, ¡era una laica! La primera discípula de Jesús, su Madre, era laica; allí hay una inspiración grande y un buen ejercicio que podemos hacer. Los desafío a que lo hagan: es tomar los pasos de la vida de la vida de Jesús más conflictivos y ver cómo reacciona María», preguntarse «cómo habría reaccionado María». 

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