En medio de una enorme expectativa, el Sumo Pontífice arribó a Sudamérica. Cientos de personas se acercaron al aeropuerto de Río de Janeiro y lo recibieron con música y aplausos
Vestido de blanco, el Sumo Pontífice caminó por una alfombra roja, fue abrazado por la presidente brasileña Dilma Rousseff y saludó a autoridades eclesiásticas y politicas.
El apretón de manos más fuerte se lo dio con Gilberto Carvalho, el ministro que hoy hace de nexo entre el gobierno brasileño y el Vaticano.
De fondo -mientras cumplía con el protocolo- Francisco podía oír a un coro de 120 jóvenes de la banda de la Base Aérea. A ellos se sumaban peregrinos eufóricos que cantaban sin cesar: "?Oh, oh, oh, el Papa ya llegó".?
Luego, el Papa se subió a un Fiat Idea que lo llevó por las carreteras de Río de Janeiro; con la ventanilla baja, el Sumo Pontífice saludó a miles de personas que aguardaban su paso a los costados de calles.
Comentá la nota