El dia que lo llamó Chávez

El dia que lo llamó Chávez

Perfil del nuevo General de los Jesuitas, hombre de estudio que ha sabido unir la reflexión, la acción y el compromiso.

por Luis Badilla

El nuevo Superior General de los Jesuitas, Arturo Sosa, es hijo de una importante familia de Caracas. Su padre, que se llamaba también Arturo Sosa, fue miembro de la Junta de transición a la democracia en 1958, cuando cayó la brutal dictadura de Marcos Pérez Jiménez, y posteriormente entre 1982 y 1984, el presidente democristiano Luis Herrera Campins los nombró Ministro de Hacienda. Desde joven el nuevo Superior General de los Jesuitas frecuentó ambientes sociales políticamente comprometidos en el ámbito de la doctrina social cristiana, convicción heredada de su padre, hombre de sólida formación intelectual, hábil para el diálogo y la negociación, dotado de un gran carisma y excelente capacidad técnica. En la prensa venezolana se destacan en estas horas estos antecedentes biográficos, considerando que el padre Arturo supo cultivar y acrecentar los talentos recibidos de su padre.

El historiador y politólogo venezolano Guillermo Acevedo Coll afirma que el padre Sosa “es uno de los académicos más importantes de la historia intelectual de Venezuela”. De la misma manera se lo recuerda en la Universidad de Georgetown, donde fue profesor de Centro de estudios sobre América Latina después de obtener el doctorado en la Universidad Central de Venezuela (UCV).

Fruto de sus investigaciones son más de veinte volúmenes que estudian la evolución y formación del pensamiento político venezolano desde la independencia hasta el siglo XXI. En Venezuela, los estudios del padre Sosa se consideran ya textos clásicos y en ellos se analizan a fondo las raíces de la democracia venezolana, especialmente la figura del ex presidente Rómulo Betancourt (1945-1948 y 1959-1964), así como el origen marxista de la plataforma del partido Acción democrática (AD) y su posterior giro hacia la derecha. La prensa subraya también que el padre Sosa, quien fue director del Centro de Investigación y Acción Social de los Jesuitas en Venezuela (Centro Gumilla), no solo es un hombre de estudio sino que ha sabido unir a sus reflexiones, la acción y el compromiso, y por esa razón, sin dejar nunca de lado su autonomía y libertad, dialogó con grupos de extrema izquierda, oponiéndose con firmeza a las reformas económicas del presidente socialdemócrata (AD) Carlos Andrés Pérez. Junto con otros intelectuales, en dos oportunidades, 1989 y 1992, el padre Sosa fue demorado largamente por la Disip (ex Policía política) y la Dim (Dirección de Inteligencia Militar) para ser sometido a interrogatorios. Aparentemente las sospechas surgieron por su férrea actividad en favor de los derechos humanos. El Padre Sosa, dice la prensa, fue un sólido e importante animador de las críticas contra la democracia representativa tal como fue aplicada y puesta en práctica tanto por los socialdemócratas de Acción Democrática (AD) como por los demócratacristianos del Copei (Comité de Organización Política Electoral Independiente).

El padre Sosa apoyó en 1999 la formación de una Asamblea Nacional Constituyente, tal como deseaba Hugo Chávez, para reformar la Constitución en sentido bolivariano y según los fundamentos del “socialismo del siglo XXI”. Obviamente existía una relación, aunque esporádica, entre Chávez y el padre Sosa. El 11 de abril de 2002, el mismo Hugo Chávez reveló que había llamado por teléfono al padre Arturo Sosa cuando todavía estaba en curso el golpe militar (fracasado) que lo obligó a abandonar el poder por 72 horas. El padre Sosa había sido profesor de Chávez porque entre 1985 y 1994 el jesuita se desempeñó como docente en la cátedra de Análisis Socio-Político de Venezuela en el curso de Comando y Estado Mayor en la Escuela Superior de la Fuerza Aérea. Los periodistas refieren que, entre otras cosas, Chávez le dijo al padre Sosa: “Padre, yo primero invoco a Dios y a todos los santos. Padre, mándenos la bendición para que aquí no vaya a pasar nada grave”.

Aveledo Coll explica que después el padre Sosa se fue distanciando del proyecto chavista hasta convertirse en un decidido crítico. En agosto de 2014, estando en Medellín (Colombia) en un congreso, el padre Sosa afirmó: “Quince años de gobierno chavista no han logrado establecer las bases de una nueva legitimidad política, ni la del chavismo ni otra. Por eso me refiero a este régimen como un sistema de dominación, no como un sistema legítimo”.

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