La línea dura del Papa: firmeza absoluta contra los abusos

La línea dura del Papa: firmeza absoluta contra los abusos

Hacia el encuentro mundial del clero: nunca más casos encubiertos. La diócesis de Brooklyn publicó los nombres de cien sacerdotes acusados de molestias

El próximo jueves, la Iglesia «se detendrá». Durante cuatro días. Lo hará para reflexionar, rezar, discutir y después actuar en contra de la mayor plaga que la afecta: la pederastia y los abusos. El Papa Francisco ayer dio una señal fuerte, reduciendo al estado laico, después de haberle quitado el birrete cardenalicio, al arzobispo emérito de Washington, Theodore McCarrick. La línea es clarísima: firmeza absoluta.

 

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En vista del encuentro, que se llevará a cabo entre el 21 y el 24 de febrero, en el que participarán los presidentes de las Conferencias Episcopales de todo el mundo, en el Vaticano se advierte una particular presión mediática, sobre todo de Estados Unidos, en donde la diócesis de Brooklyn publicó los nombres de más de 100 sacerdotes acusados de molestias sexuales de menores.

 

El Pontífice ya ha dado a entender cuáles serán las palabras clave de la “reunión planetaria”: concreción y conciencia. Además de la claridad. Andrea Tornielli, director editorial de los medios vaticanos, precisó que el objetivo es «que cada uno de los que participarán pueda volver al propio país teniendo claro qué es lo que hay que hacer (y qué no hay que hacer) frete a estos casos». Cuáles son «los pasos que hay que dar para tutelar a las víctimas, en el respeto de la verdad y de las personas involucradas, para que ningún caso vuelva a ser encubierto». El compromiso en el combate contra la pederastia será «total», y la intención del Pontífice es tratar de derrotarla a partir de la formación en los seminarios, es decir desde la selección de los candidatos al sacerdocio, y cuando se presenten sospechas y denuncias.

 

Lo confirmó el padre Federico Lombardi, vocero del encuentro, en una entrevista con el telediario italiano Tg1: «En la Iglesia hay que asumirse las propias responsabilidades, proceder en la verdad y rechazar cualquier forma de engaño, de abuso de poder, de conciencia o sexual». 

 

Otro de los conceptos decisivos será la responsabilidad: mejor, la “accountability”. Se tendrá que encontrar un sistema de «corresponsabilidad» entre las Iglesias locales y la Santa Sede, según precisó el padre Hans Zollner, «mente» del congreso contra la pederastia. Uno de los objetivos del Papa «es que los obispos comprendan cuál es exactamente su responsabilidad». En teoría, efectivamente, solo responden al Papa, pero en la práctica el Pontífice no puede ocuparse de todo en tiempos razonables, por lo que se tendrá que encontrar una estructura para los diferentes niveles de intervención y decisionales. Claro, el obispo tendrá que rendir cuentas de las propias acciones, y también de las propias no acciones.

 

Hay una situación que según algunos medios de comunicación está creando tensiones entre los colaboradores del Papa: su relación con el cardenal Patrick O’Malley, presidente de la Pontificia Comisión para la Tutela de los Menores. Según el “Wall Street Journal”, la interacción entre Bergoglio y el arzobispo de Boston se han vuelto «tensas y formales». Y la influencia de O’alley sobre el Papa habría disminuido, puesto que en noviembre Francisco lo excluyó del comité que organiza el encuentro. Pero hay que recordar que el segundo de abordo en el comité organizativo, después del cardenal Cupich, es Zollner, figura muy cercana a O’Malley y miembro de la Comisión para la defensa de los menores. O’Malley, como sea, participará evidentemente en la conferencia.

 

Se tiene la sensación de que este encuentro puede convertirse en una especie de acontecimiento-símbolo de este Pontificado. Y tal vez algo más: un cambio para el futuro de la Iglesia que, ha admitido Lombardi, se está jugando gran parte de su «credibilidad».

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