Las lecciones del Primer Encuentro Internacional de Periodistas Pro Francisco en Madrid

Las lecciones del Primer Encuentro Internacional de Periodistas Pro Francisco en Madrid

"El periodismo debe suscitar la cultura del encuentro para la consecución del bien común"

La semana del 20 al 24 de noviembre, una especial reunión se verificó en Madrid, capital cosmopolita y de contrastes entre la modernidad y la tradición. Convocados por Religión Digital y auspiciado por Mensajeros de la Paz, el Arzobispado de Madrid y ProFuturo, un grupo de periodistas y comunicadores de España, Inglaterra, México, Chile, Argentina, Portugal e Italia respondieron a la invitación que dio lugar al I Encuentro Internacional de Periodistas Pro Papa Francisco.

La novedad del encuentro no sólo representó un esfuerzo loable, ese cónclave periodístico sentaría bases para generar un acuerdo en la forma de comunicar la novedad de este pontificado visto, en no pocas ocasiones, de manera parcial, acotado en un mundo donde la información fluye de manera desmedida saturando opiniones y deformando criterios.

En primer término resalta el contexto de la reunión. La semana en honor al arzobispo Vicente Enrique Tarancón, el cardenal de la reconciliación. Obispo - puente entre grupos, mentalidades y tendencias variopintas, de diversas condiciones e ideologías, Tarancón protagonizó la historia conduciendo a España hacia la democracia. El talante del pastor no pasó inadvertido por los periodistas en Madrid. Fue comunicador poderoso que marcó un antes y después en la historia de la transición y de la Iglesia del país por lo que el colofón de esa semana, el Encuentro Internacional, tuvo una profunda carga de libertad para afrontar y responder a cualquier animadversión contra el Papa Francisco cuando también se le quiere mandar al paredón como quiso hacerse con el cardenal Tarancón.

 

En segundo lugar está el lugar de la reunión. La parroquia de San Antón en Madrid no es cualquier recinto o auditorio. El templo es casa de campaña, iglesia de puertas abiertas donde conviven los pequeños del Evangelio con la celebración del misterio. La iglesia del padre Ángel, el fundador de Mensajeros de la Paz, es espacio cultual donde el humo del incienso se confunde con el aroma de los desposeídos.

La reunión en San Antón no fue producto de la simple casualidad y significó que comunicadores y periodistas son capaces de poner sus talentos al servicio de la verdad en bien de los hermanos. El ejercicio libre no está simplemente en transmitir información. Es responsabilidad para saber qué decir a destinatarios concretos.

En este caso, las enseñanzas del Papa Francisco son acción en San Antón; voluntarios sirven a los humildes, sacerdotes celebran tocando la carne de Cristo y el fundador de Mensajeros de la Paz ha hecho de un lugar santo, la tienda de campaña donde permanece Dios mismo en el esplendor de la Verdad evangélica anticipando las Bienaventuranzas del cielo para construir el Reino en la Tierra, cargada de injusticias y miseria, pero viviendo en la gozosa esperanza de la fe. Para los periodistas resultó una lección de comunicación viva cuando se ponen los talentos al servicio de los desposeídos.

El jueves 24 de noviembre iniciaron los trabajos para identificar las mejores vías de respaldo al Papa Francisco. Las ideas fundamentales fueron presentadas por la mañana cuando, en la primera mesa, se argumentaron líneas concretas en pro del estilo de Iglesia de este moderno pontificado. Las coincidencias eran evidentes. Crear redes y fomentar sinergias entre periodistas. El magisterio del actual pontífice no es suficientemente conocido, muchas veces sesgado resultando en la información de anécdotas más que de comunicación de la misericordia evangélica.

La discusión de comunicadores y periodistas se dio en torno a un boceto de manifiesto cargado de ricas y profundas implicaciones teológicas quizá inadecuadas para el impacto mediático. Tal riqueza no se desaprovechó porque fue punto de partida para una especie de vademécum con líneas puntuales. En general, ¿Qué debería ser? ¿Una declaración? ¿Un manifiesto? ¿Ser puramente enunciativo o exhaustivo? ¿Un manifiesto de periodistas católicos exclusivamente?

Desde su génesis, el documento impostaría claramente la opinión de un grupo imbuido en la información, opinión y análisis del fenómeno religioso. Creyentes todos, pero la autoría no debería atribuirse a un grupo religioso para destinarse a iglesias, jerarquías o movimientos ideológicos y políticos.

 

Comenzó a perfilarse un documento de estilo declarativo sin apellidos, de periodistas cuya actividad está en medio del mundo para ofrecer razones de esperanza a quienes no piensan como nosotros. Esta novedad fue punto de inflexión. Los periodistas se empeñaron en ofrecer las manos llenas de los talentos recibidos a la humanidad sin pretensiones de proselitismo, propaganda o de irracionales defensas; en otras palabras, componer una declaración bajo los conceptos esenciales de la sana laicidad.

El boceto ofrecía un método concreto de elaboración: ver, juzgar y actuar.No obstante, se necesitaba un posicionamiento sucinto sin perder de vista la brújula propuesta en el documento original. Bajo la línea del discernimiento, las discusiones que dieron origen a la Declaración publicada coincidieron en una cosa: el compromiso por la Verdad en apoyo al Papa Francisco.

En la jornada de ese jueves 24 de noviembre se llegó a otra conclusión importante. ¿Hasta dónde se legitimaba este acto como de defensa o de apoyo al Papa? La conferencia magistral del padre Antonio Spadaro, director de la revista Civiltá Cattolica, asentó las aguas para darles mejor cauce. Francisco no necesita apoyo de partidos o grupos. El Papa está dispuesto a la crítica, "no requiere de defensores" ni aprecia trincheras o frentes. "El Papa se defiende sólo", diría el jesuita para pedir a los periodistas "no desfigurar la figura del Papa" ni "proyectar sobre Francisco sus propias ideas".

Al final, la declaración "Pro Papa Francisco" tuvo el mejor consenso. Gracias al editor en jefe de Religión Digital, Jesús Bastante, se logró conciliar en el papel lo que se generó en la discusión para plasmar en cinco sentencias resumidas en lo siguiente:

1) Advertir de la degradación moral de la sociedad;

2) Amar la Verdad y respetar la dignidad humana;

3) Informar a los más empobrecidos en orden a la justicia, libertad, igualdad, paz y el cuidado de la tierra;

4) Poner la misericordia como principio rector de la actividad informativa y

5) Promover la cultura del encuentro.

 

Estos cinco puntos podrían ser evidentes, pero nos recuerdan "lo esencial, lo elemental, que tal vez por básico tiende a darse por supuesto". Parafraseando a Giovanni Sartori, las actuales tendencias informativas apuestan más por la extravagancia, el absurdo, la insensatez, la irresponsabilidad y la desintegración; sin embargo, las lecciones del Primer Encuentro Internacional de Periodistas en Madrid enseñaron lo que es fundamental y promovido por el Papa Francisco: El periodismo debe suscitar la cultura del encuentro para la consecución el bien común. Sólo así se transformará en auténtica vocación profética.

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