“Los laicos no tienen que repetir como papagayos lo que decimos”

“Los laicos no tienen que repetir como papagayos lo que decimos”

Francisco encuentra a la conferencia episcopal chilena y denuncia el riesgo del clericalismo en la Iglesia chilena: “Vigilemos, por favor, contra esta tentación, especialmente en los seminarios”. Como pastores “estamos de la parte del pueblo de Dios, no somos una élite”

En el último encuentro de la primera e intensísima jornada chilena (cinco citas y cinco discursos), el papa Francisco ha encontrado brevemente en la catedral de Santiago de Chile a los obispos del país. Un breve saludo, un encuentro casi fugaz, que se convierte en la ocasión para llamar a las jerarquías a no caer en el clericalismo y a considerarse parte del pueblo de Dios, sin tratar a los laicos como “siervos” que deben “repetir como papagayos” lo que dicen los obispos y los curas.  

  

Al inicio del encuentro, el Papa ha saludado al obispo más anciano del mundo, Bernardino Piñera Carvallo, 102 años, que ha participado como padre conciliar en las cuatro sesiones del Vaticano II.  

  

Francisco ha subrayado la importancia de la paternidad del obispo con su presbiterio: “Una paternidad que no es ni paternalismo ni abuso de autoridad. Es un regalo. Estad cerca de vuestros sacerdotes al estilo de San José”.  

  

Después ha invitado a recuperar la conciencia de ser parte del pueblo: “Uno de los problemas que afrontan cada día nuestras sociedades es el sentimiento de ser huérfanos, o mejor dicho, sentir que no pertenecemos a nadie. Este sentir “postmoderno” puede penetrar en nosotros y en nuestro clero; entonces comenzamos a pensar que no pertenecemos a nadie, olvidamos que somos parte del santo pueblo fiel de Dios y que la Iglesia no es y no será nunca una élite de consagrados, sacerdotes u obispos. No podremos sostener nuestra vida, nuestra vocación o ministerio sin esta conciencia de ser pueblo”.  

  

La ausencia de esta conciencia “de pertenencia al pueblo de Dios como servidores y no como padrones –ha añadido el Pontífice-- nos puede llevar a una de las tentaciones que hacen más daño al dinamismo misionario que estamos llamados a promover: el clericalismo, que resulta una caricatura de la vocación recibida”.  

  

“La falta de conciencia del hecho que la misión es de toda la Iglesia y no del cura o del obispo –ha dicho Bergoglio-- limita el horizonte y, lo que es peor, limita todas las iniciativas que el Espíritu puede suscitar en medio a nosotros. Digámoslo claramente, los laicos no son nuestros siervos ni nuestros empleados. No deben repetir como “papagayos” lo que decimos”.  

  

“Vigilemos, por favor, contra esta tentación, especialmente en los seminarios y en todo el proceso formativo –ha exhortado Francisco--. Los seminarios deben poner el acento en el hecho de que los futuros sacerdotes sean capaces de servir al santo pueblo fiel de Dios, reconociendo la diversidad de  

culturas y renunciando a la tentación de cualquier forma de clericalismo. El sacerdote es ministro de Cristo, el cual es el protagonista que se hace presente en todo el pueblo de Dios”.  

  

“Los sacerdotes de mañana –ha concluido-- deben formarse mirando al mañana: su ministerio se desarrollará en un modo secularizado y, por tanto, nos toca a nosotros pensar como prepararlos para desarrollar su misión en ese escenario concreto y no en nuestros “mundos o estados ideales”. Una misión que se produce en unión fraterna con todo el pueblo de Dios. Codo a codo, dando impulso y estimulando el laicado en un clima de discernimiento y sinodalidad, dos características esenciales del sacerdote de mañana. No al clericalismo y a mundos ideales que entran solo en nuestros esquemas pero que no tocan la vida de nadie”.  

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