La Justicia italiana investiga a Francesca Chaouqui y a su marido por extorsión

Detrás de la bancarrota de la diócesis de Terni y la venta fraudulenta de un castillo

El "Vatileaks II", escándalo por la filtración de documentos confidenciales sobre la reforma financiera en El Vaticano, se complicó después que la justicia italiana iniciara investigaciones contra Francesca Chaouqui, su marido, Corrado Lanino, y otras seis personas.

Francesca Immacolata Chaouqui, experta en relaciones públicas y una de las imputadas en el juicio que tiene lugar en los juzgados civiles del Estado de la Ciudad del Vaticano, ahora es también acusada de varios delitos por los magistrados de Roma.

Junto a su marido, Corrado Lanino, habría ejercido presiones contra exponentes de la política y empresarios, todo esto de acuerdo con la comunicación judicial firmada por los ministerios públicos Stefani Pesci y Nicola Maiorano.

Con Lanino, técnico informático, está siendo investigado Mario Benotti, ex funcionario de segundo nivel en el gobierno del primer ministro Mateo Renzi y la empresaria Daniela Rossana Guarnieri.

La Procuraduría de Roma los acusa de asociación para delinquir, de acceso abusivo a un sistema informático, así como de la interceptación ilícita de comunicaciones informáticas y la difusión de dispositivos y aparatos encaminados a dañar un sistema informático.

Los hechos se habrían verificado entre junio y diciembre de 2013, en el marco de una investigación por la bancarrota de la diócesis de Terni, en el centro de Italia, y la compraventa -al parecer fraudulenta- de un castillo local, ubicado en San Girolamo de Narni.

Pero los problemas no terminan ahí para Chaouqui, conocida por su capacidad para tejer redes de relaciones al más alto nivel.

Ella está acusada también de concusión e inducción indebida junto con el editor del diario Il Giornale, Paolo Berlusconi, con los periodistas Alessandro Sallusti y Enrico Cisnetto, así como el empresario Sauro Moretti.

Esto a causa del ataque lanzado por la mujer ítalo-marroquí, contra el vaticanista de "Il Giornale", Fabio Marchese Ragona, quien publicó en 2013 una serie de embarazosos mensajes publicados en la red social Twitter y atribuidos a ella.

De acuerdo con las acusaciones, Chaouqui amenazó a Paolo Berlusconi con revelar la existencia de una cuenta secreta de su hermano, el ex primer ministro Silvio, en el Instituto para las Obras de Religión, conocido como "banco vaticano", si no expulsaba al corresponsal de El Vaticano de Il Giornale, cuyos artículos le resultaban molestos.

Con estas amenazas habría logrado marginar al periodista del diario, aunque tanto ella como Paolo Berlusconi niegan haber alcanzado un acuerdo al respecto. La mujer niega gran parte de todos los señalamientos lanzados en su contra y atribuye buena parte de su desventura a otros.

Todo este panorama intrincado que vincula personajes eclesiásticos, tráfico de influencias, grupos políticos y empresariales, se insinúa en las sombras de un pontificado popular como el de Francisco.

El mismo Papa ha intervenido en un intento por romper ese círculo vicioso y ha aprobado personalmente la detención, por parte de la Gendarmería Vaticana, de Chaouqui y de Lucio Angel Vallejo Balda, autor material de la filtración de documentos confidenciales a los periodistas italianos Gianluigi Nuzzi y Emiliano Fittipaldi.

Nuzzi, conductor televisivo, es autor del libro "Via Crucis", y Fittipaldi, cronista del semanario "L'Espresso", es autor del libro de "Avaricia". Ambos están siendo enjuiciados por los tribunales vaticanos por el delito de robo y divulgación de documentos confidenciales.

En un memorial, difundido esta semana por la prensa italiana, Vallejo Balda -ex colaborador de confianza de Bergoglio y secretario de una comisión para la reforma de las estructuras vaticanas- reconoció haber dado los documentos a los periodistas, pero advirtió que fue bajo una extorsión.

Además confesó haber sostenido relaciones sexuales con la propia Chaouqui, quien le habría organizado una reunión con los comunicadores y le habría obligado a entregar los papeles confidenciales.

Por lo pronto, el juicio por el "vatileaks 2" se ha suspendido hasta el próximo 7 de diciembre, cuando tendrá lugar la próxima audiencia y comenzará formalmente el debate en el aula.

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