“Junto a los jóvenes, llevemos el Evangelio a todos”

“Junto a los jóvenes, llevemos el Evangelio a todos”

Nota Eclesial: Al celebrar la Jornada Mundial de las Misiones 2018, y en pleno desarrollo del Sínodo de los Jóvenes afirmamos que estamos comprometidos con el anuncio del Evangelio.

 

Somos llamados y enviados por Dios para cumplir una misión, esa misión es cada bautizado en el testimonio de la fe, la esperanza y la caridad. Al celebrar la Jornada Mundial de las Misiones 2018, y en pleno desarrollo del Sínodo de los Jóvenes afirmamos que estamos comprometidos con el anuncio del Evangelio.

“Junto a los jóvenes, llevemos el Evangelio a todos”, es el tema de reflexión del Papa para el Domingo Mundial de las Misiones (Domund), exhortándonos a trasmitir la fe hasta los confines de la tierra: “Esta transmisión de la fe, corazón de la misión de la Iglesia, se realiza por el ‘contagio’ del amor, en el que la alegría y el entusiasmo expresan el descubrimiento del sentido y la plenitud de la vida. La propagación de la fe por atracción exige corazones abiertos, dilatados por el amor”, dice Francisco. 

En esta perspectiva, ‘misión y juventud’ son dos aliados para el anuncio del Evangelio; la misión por el compromiso de testimoniar el amor de Dios donde vallamos y, la juventud que no se limita a las razones de la edad sino que es movida por la actitud disponible para afrontar los retos de ir a los “confines de la tierra”, que cómo lo afirma el Papa Francisco, hoy para los jóvenes son “fácilmente navegables”.   

“El mundo digital, las redes sociales que nos invaden y traspasan, difuminan fronteras, borran límites y distancias, reducen las diferencias. Parece todo al alcance de la mano, todo tan cercano e inmediato. Sin embargo, sin el don comprometido de nuestras vidas, podremos tener miles de contactos pero no estaremos nunca inmersos en una verdadera comunión de vida. La misión hasta los confines de la tierra exige el don de sí en la vocación que nos ha dado quien nos ha puesto en esta tierra (cf. Lc 9,23-25)”.

Debemos asumir que como bautizados somos misioneros y, “soy una misión”, ya sea en los confines de la tierra, en el mundo digital o en la cotidianidad, allí debemos anunciar el Evangelio a tiempo y destiempo, testimoniando el amor en las obras de misericordia al prójimo.

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