Los jujeños peregrinaron a la Virgen del Rosario de Río Blanco y Paypaya

Los jujeños peregrinaron a la Virgen del Rosario de Río Blanco y Paypaya

Miles de jujeños participaron este domingo de la primera de las peregrinaciones de octubre, dedicada a las familias y parroquias de la capital provincial y la ciudad de Palpalá, al santuario de la Virgen del Rosario del Río Blanco y Paypaya, donde el obispo de Jujuy, monseñor César Daniel Fernández, recordó que “Dios es misericordia” y llamó a “dejar que el amor de Dios nos gane el corazón¨.

¨El amor de Dios es lo más grande que tenemos, no hay riqueza que se le compare, ni la plata, ni la casita, ni lo más importante que podamos tener, no hay riqueza que se pueda comparar al amor de Dios ¨, sostuvo.

Miles de jujeños participaron este domingo de la primera de las peregrinaciones de octubre, dedicada a las familias y parroquias de la capital provincial y la ciudad de Palpalá, al santuario de la Virgen del Rosario del Río Blanco y Paypaya, patrona de Jujuy, cuya fiesta central será el 7 de octubre, fecha que la diócesis busca que sea declarada feriado provincial. 

Los peregrinos salieron a las 6 desde el atrio de la catedral local y caminaron al santuario, distante a siete kilómetros al sur, llevando la imagen de la Virgen del Rosario, donde el obispo de Jujuy, monseñor César Daniel Fernández, presidió la misa concelebrada por el rector del santuario, presbítero Héctor Barrera. 

La manifestación de fe llevó por lema "Dios no se cansa, siempre espera tu regreso” y se enmarcó en el Año de la Misericordia, convocado por el papa Francisco. 

"Al disiparse las nubes, es como si el cielo quisiera abrir un canal de comunicación entre Dios y todos nosotros", destacó el prelado jujeño, y agregó: "Podemos ver la alegría del Padre Dios, en este lugar que es nuestra casa, que es la casa de Dios". 

Monseñor Fernández aseguró que "durante todo este mes de octubre las peregrinaciones del 7 y de todos los domingos, convocan como todos los años a experimentar el abrazo del Padre en la casa de Dios, que es la Iglesia". 

"Cada domingo podremos disfrutar de la alegría de ser hijos amados, salvados, perdonados", sostuvo, y añadió: "Cada domingo celebrarán aquí la alegría de ser hijos amados. Hoy recibimos con cariño a los distintos grupos de la Divina Misericordia, que en nuestra Diócesis se hace presente permanentemente este testimonio de amor misericordioso de Dios". 

"La Biblia no se cansa de repetir de la primera a la última página, Dios es misericordia. Esa misericordia que perdona, nuestro olvido, nuestra desatención con Él. No se cansa de esperar, de perdonar o de buscarnos", aseveró. 

El obispo afirmó que “el amor de Dios para nosotros es infinito, en cambio el nuestro es un amor tacaño, le damos migajas. Tenemos que dejar que el amor de Dios nos gane el corazón". 

"El amor de Dios es lo más grande que tenemos, no hay riqueza que se le compare, ni la plata, ni la casita, ni lo más importante que podamos tener, no hay riqueza que se pueda comparar al amor de Dios. De qué sirve estar llenos de joyas si no tenemos amor", interpeló.

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