La Iglesia de Siria se niega a morir

La Iglesia de Siria se niega a morir

Entrevista al arzobispo maronita de Damasco, Mons. Samir Nassar, en el marco del 39° Congreso de los Obispos amigos de los Focolares: «En Siria hay una Iglesia que mira hacia el futuro».

La paz como prerrequisito de cualquier otra acción a favor de Siria. Ésta es la idea de Mons. Samir Nassar, arzobispo maronita de Damasco, presente en el congreso de los Obispos amigos de los Focolares que se llevó a cabo en Castelgandolfo del 23 al 26 de febrero, es decir en vísperas del cese al fuego en el país. Mons. Nassar llega por segunda vez a las colinas romanas para esta cita: «La primera vez recibí tanto que decidí volver – contó -. Vengo de Damasco, lugar atormentado por la violencia y la guerra. Esta estadía aquí me permite mirar más lejos, tener una visión más global sobre el futuro del mundo, de la Iglesia, de los cristianos en Medio Oriente, junto con mis hermanos obispos y gracias a la atención de los Focolares. Por lo tanto esta permanencia aquí me da un apoyo fraterno para la vida de mi diócesis».

Ante la situación de guerra en la que vive su país, Mons. Nassar recalca con fuerza que «la Iglesia de Siria se niega a morir y se aferra a la esperanza, que se manifiesta en signos concretos. En 2015, por ejemplo, empezamos la construcción de tres capillas precisamente cuando la gente se iba, para dar confianza a los fieles de los barrios periféricos, desde los cuales las personas ya no vienen hasta la catedral por motivos de seguridad. Mantenemos viva la esperanza también a través de las vocaciones: hay jóvenes sacerdotes y seminaristas que llegan, y también éste es un signo de vitalidad y esperanza para el porvenir».

El arzobispo expresó también su gratitud hacia la obra del Movimiento de los Focolares, que sigue estando presente en Siria a pesar del conflicto: «Realmente el Movimiento, de manera especial por lo que yo veo en Damasco, hace un trabajo excelente con jóvenes, familias y niños – afirmó – . Anima a la gente para que miren hacia el futuro con fe y esperanza, y esto es un apoyo para todas las comunidades, un signo del Espíritu que nos ayuda a proseguir por este camino». Con respecto al anuncio de la llegada de otra focolarina a Damasco dijo: «Es un signo más de que en Siria hay una Iglesia que mira hacia el futuro y no tiene miedo de morir. Vuestra presencia es un símbolo de esperanza y de renovación y estoy muy agradecido por ello». Un signo aún más importante en un país en el cual «la gente está cansada, vive la guerra, el sufrimiento, la indigencia, y las noticias no animan a nadie. Nuestra misión como Iglesia y como Focolares es infundir valor».

Finalmente, por lo que concierne a la comunidad internacional, Mons. Nassar constata con pesar como «el mundo dice interesarse mucho por Siria, pero cada uno lo hace a su manera: tanto que al final nadie hace nada realmente por los intereses del país». Y lanza un llamado: «Detengan la guerra. Si la guerra no se detiene, todo lo que hacemos es inútil. Volvamos a traer la paz y luego reconstruiremos el país, cristianos y no cristianos. Todos los ciudadanos han perdido y sufrido mucho, y merecen la caridad y el amor de la Iglesia. Como dice el mismo papa Francisco: los pobres no tienen religión, lo que importa es sólo el ser humano. Esperamos antes que nada unos pasos hacia la paz, todo lo demás es secundario».

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