La Iglesia pidió mejorar las condiciones sociales para disminuir el riesgo de abortar

La Iglesia pidió mejorar las condiciones sociales para disminuir el riesgo de abortar

En la homilía de la misa de apertura, el presidente del Episcopado, monseñor Oscar Ojea, llamó a trabajar para crear as condiciones sociales de modo de "no sesgar las fuentes de vida, sino de preparar cada día mejor un lugar en el banquete para todos".

Sergio Rubin

En momentos en que avanza el debate en el Congreso sobre la despenalización del aborto, la Iglesia católica ratificó ayer su oposición a la interrupción voluntaria del embarazo y propuso, en cambio, trabajar para crear las condiciones sociales de modo de “no sesgar las fuentes de la vida, sino de preparar cada día mejor un lugar en ese banquete para todos los que están invitados a él; de llevar al extremo nuestro compromiso social para construir un mundo sin excluidos”.

Fue por boca del presidente del Episcopado, monseñor Oscar Ojea, en la homilía de la misa de apertura de la asamblea plenaria de obispos de todo el país –alrededor de un centenar- que sesiona esta semana en la casa de retiros El Cenáculo, en Pilar. Ojea, además, recogió las palabras del Papa Francisco en un reciente documento sobre la santidad para señalar que “la preocupación por la vida no atañe solo a su comienzo”, sino a cada situación en que esté en riesgo.

En marzo, la Iglesia había anunciado su decisión de abrirse al debate por la despenalización del aborto a través de “un diálogo sincero y profundo”, luego de que sorpresivamente el presidente Mauricio Macri, lo habilitara, pese a afirmar que está en contra, si bien luego aclaró que, si l ley es sancionada, no la vetará. El debate comenzó la semana pasada con la exposición de partidarios y contrarios ante un plenario de cuatro comisiones de la cámara de diputados.

Paralelamente, los obispos decidieron desplegar una ofensiva en varios frentes con eje en la consigna “Vale Toda Vida” que enarbolaron durante las procesiones del Domingo de Ramos y que difundieron a través de las redes sociales.  Además, adhirieron a las llamadas Marchas por la Vida que se realizaron ese día en numerosas ciudades del país en coincidencia con el Día del Niño por Nacer, organizadas por una ONG “pro vida”, parte de un movimiento mundial.

En su homilía, Ojea también mencionó otro concepto del Papa extraído de su encíclica Laudato Si, sobre medio ambiente. “Dado que todo está relacionado –dice la cita- tampoco es compatible la defensa de la naturaleza con la justificación del aborto. No parece factible un camino educativo para acoger a los más débiles que nos rodean que a veces son molestos e inoportunos, si no se protege a un embrión humano aunque su llegada sea causa de molestias y dificultades”.

De todas maneras, admitió la vulnerabilidad tanto del ser en gestación como eventualmente de la de la madre.  “Los seres débiles que nos rodean son el niño y la madre en riesgo de abortar; porque es menor, porque es pobre o porque está sola. A menudo en nuestros barrios se trata de dos niños: la madre casi niña y el niño por nacer”, dijo.

Al afirmar que “la preocupación por la vida no ataña sólo a su comienzo”, puntualiza que “es nuestro don fundamental y lo tenemos que resguardar siempre y en diversas manifestaciones. No podemos –señala- darnos la vida nosotros mismos, pero en cambio estamos llamados a cuidarla. A cuidar nuestra vida y la de los demás”.

Y vuelve a citar al Papa cuando afirma que “la defensa del inocente que no ha nacido, por ejemplo, debe ser clara, firme y apasionada, porque allí está en juego la dignidad de la vida humana, siempre sagrada, y lo exige el amor a cada persona más allá de su desarrollo”.

“Pero igualmente sagrada –completa Francisco- es la vida de los pobres que ya han nacido, que se debaten en la miseria, el abandono, la postergación, la trata de personas, la eutanasia encubierta en los enfermos y ancianos privados de atención, las nuevas formas de esclavitud, y en toda forma de descarte”.

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