La Iglesia de la India choca con el nacionalismo religioso

La Iglesia de la India choca con el nacionalismo religioso

Confrontación abierta entre los obispos y el gobierno del Primer ministro Narendra Modi, promotor de la ideología «azafrán», cada vez más presente en la sociedad

El nacionalismo religioso amenaza la pluralidad, la convivencia y el mismo principio de legalidad. Es la alarma que han dado lujo de detalles y claridad las Iglesias cristianas de la India, frente al avance de la ideología «color azafrán» (el naranja que caracteriza a los grupos de los nacionalistas hindúes), que crece y ha permeado los gángleos de las instituciones públicas, con evidentes dificultades para mantener el estado de derecho y, por lo tanto, la libertad de religión. En resumen, representa un peligro para la democracia más grande del mundo, según los obispos del país que, a pesar de haberse mostrado más cautos en el principio, han ido alzando el tono poco a poco. 

John Dayal, activista católico que desde hace años dirige la organización laica All India Catholic Union, desde los primeros meses del gobierno del Primer ministro nacionalista Narendra Modi, en 2014, hablaba de «atentado a las estructuras democráticas y al respeto de los derechos humanos», al denunciar «la violencia que emana del nacionalismo religioso». Ahora, a casi cuatro años de la llegada al poder del líder del Baratiya Janata Party, los hechos parecen dar razón a todos los que, desde el principio, habían sido tildados de alarmistas. 

  

Es cada vez más evidente que en la India de la actualidad hay un enfrentamiento entre dos concepciones de la nación: los que consideran India una nación plural, basada en ideales de respeto por las diferentes tradiciones regionales, étnicas y religiosas, unida por el compromiso por una legalidad democrática e igualitaria; y quienes pertenecen a las fuerzas y grupos sociales (entre ellos el Partido que se encuentra en el poder y en 19 de los 29 estados del país), para los cuales tal unidad se basa en principios demasiado frágiles e impulsan una homogeneidad étnica y religiosa como pilar de la nación. 

  

Los obispos católicos y las demás Iglesias cristianas de la India hoy han expresado claramente sus ideas. Y, al final de su reciente asamblea plenaria, insistieron en la exigencia de afirmar con fuerza que «la nación está llamada a rechazar un nacionalismo religioso que ha producido violencias y atrocidades» en las vidas de «las mujeres, de los “dalit”, de las minorías religiosas», para adoptar, por el contrario, «un nacionalismo auténtico que puede conducir a la madre patria a una verdadera paz, armonía, progreso y prosperidad», en el respeto de la dignidad y de los derechos de cada ser humano. 

  

El cardenal Baselios Cleemis, en nombre de los obispos de la India, denunció abiertamente (“apertis verbis”) que «cualquier intento de promover el nacionalismo fundándose en determinada cultura o religión es peligroso», y advirtió que «tales esfuerzos, mal concebidos, solamente pueden llevar a nuestra nación por el sendero de la auto-destrucción». 

  

Al respecto, el documento final de la asamblea de los líderes católicos denunció el aumento de «atrocidades contra las mujeres, homicidios, rivalidades de casta y violencia colectiva, incluyendo ataques a instituciones y comunidades cristianas». «El nacionalismo auténtico –afirma el texto de los obispos– respeta a cada ciudadano, independientemente de su situación económica, de la cultura, religión, región o lengua». 

  

La Iglesia recordó con preocupación el elevado número de los episodios de violencia en contra de las comunidades cristianas durante 2017. Según un informe redactado por la organización cristiana Evangelical Fellowship of India, el año pasado fue uno de los más violentos para los cristianos que viven en la India. Teniendo en cuenta solo los casos denunciados, hubo por lo menos 351 casos de violencia. Los líderes religiosos, alarmados, piden que el gobierno «emprenda acciones rigurosas y urgentes contra los grupos responsables de tal caos», es decir «fuerzas extremistas que toman de mira a los cristianos y a otros grupos vulnerables», abusando cada vez más de los símbolos religiosos en el discurso político. 

  

Además, como señala la All India Catholic Union, «en varios estados de la India, algunas leyes denominadas “leyes sobre la libertad de religión” son utilizadas como pretexto para disturbar o abusar de las comunidades minoritarias. Estas leyes deben ser abrogadas». Teniendo en cuenta esta situación, indican los católicos, la vía maestra es «educar a los ciudadanos a reforzar las tradiciones democráticas, incluyendo la libertad religiosa y los derechos humanos, sin incitar a la violencia o polarizar a la sociedad». Pero es un camino que el gobierno de Narendra Modi parece no querer seguir. 

  

«Queremos ser plenamente hindúes y plenamente cristianos», acotó el cardenal Oswald Gracias, presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Bombay, desempolvando el tema de la «ciudadanía», puesto que grupos fundamentalistas hinduistas, activos en la sociedad y protegidos por partidos políticos, tratan de limitar la aportación de las minorías religiosas (tanto cristianos como musulmanes) en la nación, llegando a utilizar incluso métodos violentos. «Nuestra responsabilidad –explicó el purpurado– es hacer presentes los valores del Evangelio en nuestra sociedad para que contribuyan a extirpar la corrupción, a difundir la verdad, la justicia, el altruismo; a detener la opresión de los “dalit”».

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