La Iglesia celebra las restricciones y el avance de la transparencia

La Iglesia celebra las restricciones y el avance de la transparencia

Hay coincidencias con las medidas de Vidal para poner límites al juego

 

Tras una década en que las salas de juegos y las máquinas tragamonedas crecieron a granel en tierra bonaerense, la gobernadora María Eugenia Vidal ratificó ayer su alianza con la Iglesia, materia de mayores exigencias y restricciones a la habilitación de locales de juegos de azar.

El compromiso quedó firme en marzo de 2016, cuando Vidal llevaba apenas tres meses como gobernadora e impidió la apertura de un bingo cerca del puente de La Noria, en uno de los barrios más pobres de Lomas de Zamora. Lo había reclamado el obispo local, el jesuita Jorge Lugones, hoy presidente de la Pastoral Social. La Iglesia celebra, en ese sentido, las restricciones al juego y el avance de la transparencia.

"Hay un diálogo permanente y un compromiso con los obispos de la provincia de Buenos Aires. Todos conocen la decisión de restringir al máximo el juego legal y enfrentar el juego ilegal", explicaron ayer a LA NACION fuentes cercanas a la gobernadora.

En la Iglesia toman nota de que en la gestión de Vidal no se habilitaron ni una máquina más de tragamonedas ni nuevas agencias de juego. "Se cerraron, incluso, 20 locales en los que se detectaron comportamientos ilegales", advirtió un vocero de Cambiemos.

El Episcopado advirtió reiteradamente sobre los peligros de la ludopatía y reclamó "garantizar la protección integral de la familia". Advirtió que "quien se apasiona en el juego puede arriesgar y perder aquello que pertenece también a su cónyuge y sus hijos. Es una acción que daña la comunión familiar y lleva a discusiones, reproches y peleas", más allá de los negocios que el juego encierra puertas adentro.

El martes pasado, el obispo de La Rioja y vicepresidente segundo del Episcopado, Marcelo Colombo, planteó su preocupación por el avance del juego al director de Salud Mental de la provincia, al compartir la inquietud con los gremios docentes.

En el episodio del Bingo de La Noria, como ya publicó LA NACION, la sutil maniobra de cambiar la puerta de entrada para evitar que quedara a 45 metros de una escuela, como lo exige la reglamentación, no alcanzó para quebrar la resistencia de la Iglesia y Vidal le bajó el pulgar, así, al complejo de tragamonedas que prometía traccionar millones de pesos y más víctimas al juego compulsivo.

Comentá la nota