La histórica invitación de Al-Tayyeb al Papa: «Vaya a Al-Azhar»

La histórica invitación de Al-Tayyeb al Papa: «Vaya a Al-Azhar»

El gran imán de la universidad islámica sunita, por primera vez en el Vaticano, agradeció a Francisco por sus palabras sobre el respeto debido a las religiones y lo invitó a El Cairo

Por ANDREA TORNIELLI - CIUDAD DEL VATICANO

«Nuestro encuentro es el mensaje». Francisco recibió con estas palabras ayer a medio día, en la biblioteca del Palacio Apostólico, al gran imán de al-Azhar, Ahmad Muhammad Al-Tayyeb, quien al final del encuentro invitó al Papa a la universidad islámica de El Cairo. El apretón de manos y después el abrazo fraterno entre el Obispo de Roma y la mayor autoridad del islam sunita fue un evento religioso que se dio por primera vez en el Vaticano. Y llega después de años durante los cuales las relaciones se habían vuelto muy tensas. El encuentro fue un evento que tendrá consecuencias en el mundo musulmán: Al-Tayyeb es el imán que más fuertemente se opone al fundamentalismo islamista de los predicadores del odio, de esa ideología que cubre de religiosidad el terrorismo y la violencia cometida abusando del nombre de Dios.  

Rechazo del terrorismo   

Durante el encuentro hablaron sobre «el común compromiso de las autoridades y de los fieles de las grandes religiones por la paz en el mundo, sobre el rechazo de la violencia y del terrorismo. La entrevista, «muy cordial», duró alrededor de 30 minutos, Francisco y Al-Tavyyeb «subrayaron el significado de este nuevo encuentro en el marco del diálogo entre la Iglesia católica y el islam. Después se entretuvieron principalmente sobre el tema del compromiso común de las autoridades y de los fieles de las grandes religiones por la paz en el mundo sobre el rechazo de la violencia y del terrorismo, sobre la situación de los cristianos en el contexto de los conflictos y tensiones en el Medio Oriente, y sobre su protección».  

Delegación «importante»   

El breve viaje europeo del líder sunita.Ayer por la tarde volvió a París (la ciudad europea más afectada por los atentados fundamentalistas) para reunirse con François Hollande en el Eliseo, y hoy participará en un encuentro promovido por la Comunidad de Sant’Egidio, en compañía de Andrea Riccardi, que fue planeado y organizado alrededor de la visita al Vaticano, en la que se trabajaba desde hace tiempo ero que se concretó en muy pocos días. Al-Tayyeb llegó al Vaticano en compañía de una delegación de alto nivel, definida «importante» también en el comunicado del vocero de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi. Con el gran imán viajaban, entre otros, Abbas Shouman, subsecretario de al-Azhar, Mahmaoud Hamdi Zakzouk, miembro del Council of Senior Scholars de la Universidad de al-Azhar y director del Centro para el Diálogo de al- Azhar, el juez Mohamed Mahmoud Abdel Salam, consejero del gran imán, Mohie Afifi Afifi Ahmed, secretario general de la Academia para la investigación islámica, el embajador Mahmoud Abdel Gawad, consejero diplomacia del gran Imán, Tamer Tawfik, consejero, Ahmad Alshourbagy, segundo secretario además de embajador de la República Árabe de Egipto ante la Santa Sede, Hatem Seif Elnasr.  

El caso de 2011   

El Papa recibió a Al-Tayyeb con el protocolo reservado a las autoridades religiosas. No había guardias suizas y ambos comenzaron a dialogar frente a frente, pero en el mismo lado de la mesa. El intérprete fue el secretario particular del Pontífice, el egipcio Yoannis Lahzi Gaid. Francisco y el imán se vieron a los ojos. No se necesitó ni siquiera recordar lo que había sucedido en los últimos años. El encuentro, efectivamente, cerró una estación de «hielo», que comenzó en enero de 2011, después de un sangriento atentado contra los costos de Alejandría, tras el cual Benedicto XVI habló de la «urgente necesidad para los gobiernos de la región de adoptar, a pesar de las dificultades y de las amenazas, medidas eficaces para la protección de las minorías religiosas». Papa Ratzinger se refería evidentemente a los gobiernos locales. Pero sus palabras fueron mal traducidas por los medios de comunicación, sobre todo por las televisoras del mundo árabe, que las presentaron como una petición para que Occidente interviniera en esa región.  

Nace la sección árabe en la Secretaría de Estado   

Al-Azhar y todo Egipto consideraron estas frases una injerencia política inaceptable .El embajador ante la Santa Sede fue llamado a El Cairo. Cuando finalmente se dieron cuenta de lo que había dicho el Papa efectivamente, ya era demasiado tarde. Y así, la universidad sunita decidió, evocando también el discurso que pronunció Ratzinger en Regensburg cinco años antes, suspender el diálogo con la Santa Sede. El Vaticano decidió, siguiendo la petición de los obispos que participaban en el Sínodo del Medio Oriente, inaugurar una sección árabe en la Secretaría de Estado, para ofrecer con rapidez la traducción exacta de todas las palabras y de todas las intervenciones papales, con el objetivo de impedir manipulaciones más o menos interesadas.  

«El EI no es islam»   

Pero todo esto ahora quedó en el pasado, mucho antes del apretón de manos, y quedó, de hecho, al margen del encuentro de ayer. Ambos líderes intercambiaron pareceres y preocupaciones. Y ambos expresaron el deseo de que las religiones prediquen la paz, no el odio. Ambos quieren que el nombre de Dios no sea instrumentalizado por todos los que incitan al odio y al terror, incluso con la predicación en las mezquitas. Por ello, Papa Francisco repitió que «el encuentro es el mensaje». Al-Tayyeb dijo al Papa que el EI no es islam. Agradeció a Francisco por sus mensajes, en particular por todo lo que dijo en la entrevista durante el vuelo en enero de 2015 después de la masacre de Charlie Ebdo, cuando insistió en la necesidad de respetar a las religiones. Al final del encuentro, Francisco le regaló al gran imán una copia de la encíclica «Laudado si’» y el medallón de la paz, que representa un olivo que nace de una roca. Al final de la entrevista privada en la Biblioteca de Francisco, se llevó a cabo un encuentro entre el imán y su séquito y una delegación vaticana, guiada por el cardenal Jean-Louis Tauran, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, y por el secretario del dicasterio, mons. Ayuso Guixot.  

Una versión ligeramente reducida de este artículo fue publicada hoy en el periódico «La Stampa». 

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