Histórica fiesta en Córdoba por la beatificación del “cura gaucho”

Histórica fiesta en Córdoba por la beatificación del “cura gaucho”
Una multitud se sumó a la “brocheromanía”, aunque muchos jinetes no llegaron por los incendios de la zona.
Sara Seco tiene 67 años y la rodilla derecha pulverizada. Esta abuela que llegó desde San Miguel, provincia de Buenos Aires, está totalmente convencida: “A la silla de ruedas me la impulsó la fe”, le cuenta a Clarín abrigada hasta las orejas y con los ojos empapados de emoción. La fe de Sara y de miles de peregrinos, fue el combustible espiritual que movilizó a todos hasta Traslasierra, ese valle cordobés que el ahora beato, José Gabriel del Rosario Brochero, caminó y descubrió desde 1870 hasta el último día de su vida, en 1914, cuando murió leproso y ciego a los 74 años.

Ayer, en lo que fue una histórica jornada, más de 150 mil personas le gritaron al cielo su veneración por el “cura gaucho”. Y festejaron con bailes, oraciones y muchísimo fervor religioso, bajo un cielo gris que no pudo opacar una de las muestras de fe más convocantes en la historia de esta provincia.

Asistieron el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez en representación de la Presidenta, el gobernador de Córdoba José Manuel de la Sota y el secretario de Culto Guillermo Oliveri. Se esperaban también 3.000 jinetes, pero por los focos de incendio que todavía quedan en la provincia llegaron apenas unos 50.

El Papa envió una carta y le obsequió a Villa Cura Brochero una inmensa campana dorada. Además, decretó el 16 de marzo –fecha en la que nació Brochero– como “su día” en el santoral.

La vigilia de la beatificación comenzó muy temprano y desafió, a puro coraje espiritual, las bajas temperaturas que se registraron en el Cerro de la Cruz.

La “brocheromanía” fue tal que, a sólo 10 minutos de la apertura de las tranqueras en el predio “Cristo Blanco”, unas 10 mil personas ingresaron a las corridas para ganar los primeros lugares junto a las vallas. Durante la madrugada, el mate y las guitarreadas coparon la escena. A las 8.13, un Padre Nuestro masivo fue el primer sacudón emotivo. Una hora después, el ceremonioso ingreso del cardenal Angelo Amato, enviado del Vaticano que presidió la misa, paralizó a todos. Y en adelante, la reflexión ganó su espacio en una multitud que pasó del griterío al silencio.

Amato leyó un mensaje de Francisco en el que el Papa argentino les transmitió a los enfermos que “son la primera línea en la misión espiritual de la Iglesia”. La misa continúo con cánticos hasta que, a las 10.15, el arzobispo de Córdoba, Carlos Ñáñez, solicitó la beatificación de Brochero, el sacerdote nacido en Santa Rosa que dejó una huella social y espiritual imborrable. Once minutos más tarde el anuncio oficial provocó un estallido en la multitud.

La mayor emoción llegó cuando Nicolás Flores, de 13 años, “el chico del milagro”, subió al escenario junto a su familia. El cordobés caminó hacia el cardenal Amato y, frente a él, rompió en llanto. La multitud hizo propias sus lágrimas. Brochero ahora es beato porque la Iglesia afirma que cuando tenía once meses, este chico se recuperó de un gravísimo accidente de tránsito al obrar Dios un milagro por la intercesión del cura gaucho.

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