Hace 1300 años se inició el proceso de la reconquista Cristiana de España

Por Fernando Del Corro

El 26 de marzo de 717, 1300 años atrás, 519 miembros de la vieja nobleza visigoda refugiados en las montañas asturianas resolvieron designar como su jefe al conde Pelagio (luego castellanizado como Pelayo), en circunstancias en que toda la Península Ibérica, con excepción de Euskadi, se encontraba ocupada por las fuerzas de los magrebíes musulmanes que seis años antes, en 711, desembarcaron en España a las órdenes de jedive de Tánger, Djeb El Tarik, epónimo del Estrecho de Gibraltar.

Tarik, con ayuda de una fracción cristiana enfrentada con el rey visigodo Roderico (castellanizado Rodrigo) obtuvo una fácil victoria en la batalla de Guadalete, en la que participó Pelayo, y que incluyó la muerte del monarca.

De allí en más los marroquíes avanzaron y ocuparon fácilmente Toledo consolidando la derrota cristiana a partir de lo cual se expandieron por el resto de la Península.

La decisión de los nobles en Cangas de Onís, la futura capital del posterior reino cristiano, fue el primer paso hacia la reversión del absoluto dominio musulmán, aunque el primer intento de insurrección, en 718, cuando se negaron a pagar impuestos, fracasó sofocado por los ocupantes.

Pelayo y su gente se mantuvieron firmes en Cangas de Onís y el 29 de mayo de 722 derrotaron a los magrebíes en la batalla de Covadonga, a muy escasa distancia de Cangas de Onís, ciudad ésta donde ese día se declaró la creación del Reino de Asturias y a Pelayo como su monarca.

Covadonga ha adquirido especial interés turístico con motivo de la existencia de “La Santina”, una imagen de la Virgen María ubicada en una cueva de la montaña, a la que se agregó un templo instalado hacia el Siglo XVI, en homenaje a la que, según la tradición ayudó a la victoria de Pelayo y los suyos provocando un derrumbe que aplastó a sus adversarios.

Éste gobernó hasta 737 cuando falleciera siendo sucedido por su hijo Fáfila y posteriormente por Alfonso I “El Católico”, Fruela I, Aurelio, Silo, Alfonso II “El Casto”, Mauregato, Bermudo I “El Diácono”, nuevamente Alfonso II “El Casto”, el usurpador Nepociano, Ramiro I, Ordoño I, Alfonso III “El Magno”, y Fruela II, como parte de esa dinastía que en su proceso de crecimiento dio lugar a la conformación del reino de León que incluía a otras regiones, además de Asturias.

Mientras ello sucedía el reino musulmán, recogiendo las enseñanzas de los pensadores clásicos dejados de lado durante el Medioevo, se generó un mundo cultural que incluyó a pensadores como los mahometanos Ibn Sina (castellanizado Avicena), médico y filósofo de origen persa, y Ibn Roch (Averroes), matemático y filósofo, o el gran teólogo y médico judío Moses Ibn Maimun (Maimónides).

Habían transcurrido 773 años y 8 meses desde que los asturianos eligiesen a Pelayo como su jefe cuando el 25 de noviembre de 1491 (generalmente se señala en 1492 por una cuestión de cambios de almanaque) cuando las fuerzas aragonesas de Fernando II y las castellanas de Isabel I ocuparan Granada ante la rendición del rey Muhammad Boabdil y unificaran España aunque garantizando la libertad religiosa y dando a los musulmanes una serie de derechos especiales como la no obligación de enrolarse en el ejército, todo lo cual generó un ámbito de amplia tolerancia entre los tres grandes cultos monoteístas existentes por entonces.

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