¿Por qué no le gusta al Papa que le besen el anillo?

¿Por qué no le gusta al Papa que le besen el anillo?

Polémica por los gestos del Papa ante fieles que querían besarle el anillo. Se sabe que el Pontífice no ama las formalidades que desdibujan el carácter de ‘servicio’ del Sucesor de Pedro

 

El papa Francisco rechazó que algunas personas le besaran el anillo este lunes 25 de marzo en el Santuario Mariano de Loreto en el momento de los saludos a los fieles en la sacristía.

Así fue el momento íntegro del besamanos:

Un video-montaje que sumaba los gestos del Papa en este sentido ha causado un gran revuelo en las redes sociales. Especialmente, porque se remarcó la desconfianza del Papa.

Francisco es un papa de gestos y cultiva el mensaje de una Iglesia pobre para los pobres, de puertas abiertas, cercana al pueblo de Dios y que debería concebir el poder como servicio. En ese sentido, en todo su pontificado ha buscado de relacionar palabra y gesto.

Por lo tanto, podemos considerar que un Papa que denuncia el clericalismo y el servilismo del catolicismo de salón, no concibe que se le bese la mano, que se le reverencie como a un monarca o que sea visto desde lo alto.

Francisco ha recordado que nos es lícito mirar a una persona de arriba a abajo, solamente para agacharnos y ayudarla a levantarse.”Si no, no tenemos derecho de mirar a nadie desde arriba” (Video mensaje para el Encuentro Nacional de la Juventud en Rosario 22.05.2018). 

Papa Bergoglio convive con el poder, pero sin perderse en él. Por eso, quita la mano para que se la besen porque considera que la comunicación es “bajarse, humillarse”, buscar el otro. Por otro lado, en las imágenes vemos que con su cuerpo busca la sintonía con el grupo o con la persona y, por supuesto, no tiene ínfulas de estrella.

El 20 de febrero de 2019, un día antes de la Cumbre anti abusos, Marek Lisinski, quien fue abusado a los 13 años por parte de un sacerdote, encontró a papa Francisco en el aula Pablo VI del Vaticano. ¿Qué hace el Papa? Le besa las manos, un gesto que encierra un universo hecho de perdón sumiso ante el mal cometido por aquellos hombres de la Iglesia que traicionaron a Cristo.

©VaticanMedia-Foto/CPP

De hecho, en el video de los saludos a los fieles en Loreto, considerando las escenas completas y sin cortes tendenciosos, podemos observar que Francisco besa rosarios, se deja acariciar, besar en la mejilla, recibe abrazos, intercambia sonrisas y miradas.

La revolución de la ternura que propone Francisco no es neutra, también puede ser incomoda. Porque lo opuesto a la ternura es la excesiva pleitesía, los gestos de corte imperial y de Casa Real.

Cómo dijo el Papa recordando al padre Luis Dri, “gran perdonador” en el confesionario en el santuario de Pompeya en Buenos Aires: “Señor tu me diste el mal ejemplo” (discurso a los misioneros de la misericordia).

Así, Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco, llaman a los fieles ‘hermanos’ o ‘amigos’ en la fe como llamó Jesús de Nazaret a sus discípulos [Juan 15:14-15], quien rompió esquemas (el statu quo imperante) hace más de 2000 años para abrir el camino a una comunicación/evangelización no violenta y revolucionaria.

No es la primera vez

Por demás, ésta no es la primera vez que ocurre algo así. A principios de 2018, cuando el Papa estaba en Perú a punto de tomar el avión de vuelta a Roma, el presidente peruano Pedro Pablo Kuczynki intentó despedirse de Francisco con el ‘beso del anillo’ del pescador, pero el Pontífice no se lo permitió.

El Sucesor de Pedro parecería percibir el gesto -quizás involuntario- como una herencia principesca que se aleja del sueño que anunció en su primer encuentro con los periodistas en marzo de 2013 de ‘una iglesia pobre y para los pobres’ y coherente con su máxima sobre el ‘verdadero poder es el servicio’.

Francisco sabe sin duda ceñirse al protocolo de las ceremonias vaticanas y de la agenda pontificia con ‘espíritu de obediencia’ religiosa de su formación jesuita y con el debido rigor que se requiere especialmente delante a mandatarios, dignidades y líderes religiosos. Sin embargo, tiene ‘alergia’ a los oropeles, los artilugios y el ‘servilismo’ que no entran en su manera de sentir el Pontificado.

A los obispos de Chile y de Perú les insistió de evitar engolosinarse con el poder y no caer en el clericalismo. Posición equidistante a esos ‘vicios’ que están a la raíz incluso de los sonados casos de abusos sexuales que involucran a Fernando Karadima en Chile y los dirigentes del Sodalicio de Vida Cristiana en Perú.

 

Presentamos algunos gestos del Papa Francisco más allá del protocolo¡Alto el papamóvil! 

En Perú y en Chile también se destacaron otras salidas del protocolo que el Papa consideró  necesarias para estar en contacto con el pueblo fiel de Dios. “Tocar y dejarse tocar”; el no protocolo que marca la agenda del Papa.

Así ocurrió el 18 de enero, el Papa se dirigía rumbo a un almuerzo en Iquique y de forma repentina se bajó del papamóvil. Lo hizo para asistir a Ana Belén Aguilera, una carabinera chilena que se cayó de un caballo al momento que pasaba la comitiva papal. Y que por poco le impacta. Sucesivamente, el Papa le envió un rosario a la mujer que todavía estaba en el hospital.

 

En Trujillo, Perú, Francisco también hizo detener la marcha del papamóvil y saludó a una mujer ciega que le pedía con un cartel de cartón: “Me llamo Trinidad, cumplo 99 años. No veo. Quiero tocar tu manito”. El Pontífice sin dudarlo se acercó a la mujer y rezo con ella (20.01.2018).

 

El no protocolo en la comunicación 

El no protocolo en la comunicación también le jugó una mala pasada al Papa con sus declaraciones a una periodista en Iquique respecto al obispo Barrios en Chile.

 

 

Y en consecuencia, durante el vuelo papal que lo llevaba de Lima a Roma, sus disculpas a las víctimas de abusos sexuales que se sintieron ofendidas por sus palabras. Y el agradecimiento de las ‘correcciones’ a sus palabras del cardenal O’Malley a favor de las víctimas (20.01.2018).

El encuentro con los indigenas amazónicos, cuando ellos le pusieron los collares de plumas y se acercaron y lo tocaron. El mismo Papa admitió que se sintió algo incomodo por que no estaba acostumbrado a esto, pero luego dijo que entendió que era la manera de entrar en contacto con los pueblos originarios.

El cura que antecede al Pontífice

En el avión, celebró un matrimonio en pleno vuelo y luego explicó el por qué casó a una azafata y su compañero sentimental con quien se había unido por lo civil. Explicó que era una situación ‘irregular’ con todos los presupuestos para sellar la unión.

Asimismo, al Papa se le salió otra vez el cura que vive en él y bautizó a una niña con parálisis que junto a las voluntarias que la asisten lo esperó por más de 6 horas. Según el diario, el Comercio de Perú, Daniela, una niña de 15 que sufre de parálisis cerebral fue bautizada por Francisco en la puerta de la Nunciatura Apostólica. Ella es huésped del hogar San Pedro de Chosica, Lima.

Los ‘balconazos’, esos eventos fuera de su agenda para saludar y pasar algo de tiempo con la gente de a pie que le viene a saludar, en la Nunciatura Apostólica. Incluso, recibiendo personas en la puerta de ingreso. El agradecimiento espontáneo a los periodistas frente a la Nunciatura Apostólica.  

Encuentro privado con las dos víctimas de abusos sexuales en Chile que no estaban en la agenda oficial del viaje. Y como admitió en el vuelo papal hubo otros encuentros de los cuales no quiso revelar más detalles.

Salirse del discurso oficial e improvisar

Los discursos a abrazo, sin papeles, y desde el corazón con el clero local. Especialmente, el espacio que él mismo abrió ante los obispos peruanos para responder a sus preguntas con franqueza. No eludió el tema de la ‘corrupción’ y cuestionó: “¿Qué le pasa a Perú que cada vez que sale un presidente lo meten preso?”

Los gestos del Papa, en grandes líneas, son coherentes con sus palabras y por lo tanto hacen parte del popurrí de variopintos que conforman el fresco que ilustra un pontificado lleno de sorpresas, fuera de esquemas y difícilmente encasillable.

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