Un gran cambio en la obra pública

A continuación, los principales conceptos:

 

 

Es interesante lo ocurrido en obra pública a través del sistema de Participación Público Privada (PPP). Por primera vez hay un sistema competitivo. Es la contracara de lo que pasó con Odebrecht.

A Gustavo Lopetegui le llevó mucho tiempo preparar concursos y remover reglamentaciones en la Argentina.

Por ejemplo, había solo dos empresas que proveían de planchones para la construcción de puentes y una sola para la iluminación.

Ahora hay participación de empresas portuguesas, españolas, chinas, argentinas. Y asesoramiento en cómo diseñar el negocio. Se trata de un sistema original que destierra el problema de los mayores costos.

Lo que venía ocurriendo es similar a lo que pasó en el PAMI que, siendo el principal consumidor de medicamentos del país, tenía prohibido hacer licitaciones. Trataba con intermediarios y pagaba la factura que le enviaban.

Esa falta de competitividad la pagamos entre todos.

Para la obra pública, que fue una tierra de corrupción por la cartelización de las coimas, este oficialismo propone un sistema más abierto y ligado al mercado.

Las obras irán de 2018 a 2026. Se trata de un financiamiento distinto, que se paga mucho más tarde; por ello el Estado no se limita al presupuesto anual.

Daría la impresión de que, con las turbulencias económicas, la obra pública no se tocará inmediatamente por la capacidad de financiamiento de los aportantes.

En un país con treinta años de tradición de patria contratista y falta de competitividad, hay que saludar esta novedad.

 

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