Más que un gesto: el Papa lleva al Vaticano a 12 refugiados de Lesbos

Más que un gesto: el Papa lleva al Vaticano a 12 refugiados de Lesbos

Luego de un viaje relámpago a la isla que se convirtió en símbolo del drama migratorio, decidió regresar a Roma con tres familias sirias; llamó al mundo a que responda "de modo digno" a la crisis

Por Elisabetta Piqué

LESBOS, Grecia.- Predicar con el ejemplo. Eso hizo ayer el Papa en su viaje relámpago a la isla de Lesbos, en el mar Egeo, que desde el cierre de la frontera entre Grecia y Macedonia y un cuestionado acuerdo entre la Unión Europea (UE) y Turquía se convirtió en un virtual limbo para miles de refugiados.

En una decisión que sorprendió al mundo y una movida política audaz, Francisco se llevó de regreso a Roma, en el vuelo papal, a tres familias sirias. Doce refugiados en total, seis adultos y seis menores, a quienes el Vaticano ayudará a rearmar sus vidas lejos de las bombas que destruyeron sus casas. La acción del Papa significó un llamado de atención a la dirigencia política europea, incapaz de enfrentar la peor catástrofe humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial.

Francisco cerró así una visita breve pero intensa. Al margen de volver a "implorar" una solución digna al drama de los migrantes -"que no son números, sino personas"- y de recordar que "Europa es la patria de los derechos humanos", avanzó en el camino del ecumenismo.

Durante las cinco horas de la visita, de hecho, siempre estuvo acompañado por el patriarca de Constantinopla, Bartolomé, y por el arzobispo de Atenas y toda Grecia, Ieronimus, a quienes Francisco más de una vez llamó "hermanos".

Los tres se movieron juntos en un minibús -no hubo papamóvil esta vez-, almorzaron en un container con ocho refugiados del campo de Moria y tiraron coronas de flores en el mar desde el muelle del puerto de Mytilene para recordar a los que mueren en el intento de llegar a un lugar en el mundo donde vivir en paz.

"Hemos venido para atraer la atención del mundo ante esta grave crisis humanitaria y para implorar su solución", explicó el ex arzobispo de Buenos Aires en su primer discurso del día, pronunciado en italiano, pero traducido al inglés, durante su emotiva visita al campo de refugiados de Moria.

"Como hombres de fe, deseamos unir nuestras voces para hablar abiertamente en su nombre. Esperamos que el mundo preste atención a estas situaciones trágicas de necesidad y verdaderamente desesperadas, y responda de un modo digno de nuestra humanidad común", pidió el Papa.

Fue entonces, en medio de la visita al campo de refugiados, cuando comenzó a correr el rumor de que Francisco iba a cerrar su viaje a Lesbos llevándose "a casa" a un grupo de refugiados, algo sin precedente para el Vaticano.

La noticia fue confirmada por la Santa Sede a las 15 (hora local), minutos antes de que el Papa abordara su avión para regresar a Roma en un vuelo de Alitalia, de unas dos horas.

"El Papa ha querido dar un signo de acogida a los refugiados acompañando a Roma en su mismo avión a tres familias de refugiados sirios, 12 personas, de las cuales seis son menores de edad", dijo el padre Federico Lombardi, vocero de la Santa Sede.

"Se trata de personas que estaban ya en los campos de acogida de Lesbos antes del acuerdo entre la Unión Europea y Turquía", detalló el vocero, que destacó que la "iniciativa del Papa se realizó a través de los contactos de la Secretaría de Estado con las autoridades competentes, griegas e italianas".

Los miembros de las tres familias son musulmanes. De hecho, en las imágenes que se vieron de los migrantes subiendo al avión se destacaban mujeres con el pelo cubierto por un pañuelo.

Dos de las familias son de Damasco y una de Deir Azzor, zona ocupada por el grupo fundamentalista Estado Islámico (EI), precisó Lombardi, que subrayó que "sus hogares han sido bombardeados".

"La acogida y la manutención de las tres familias correrá a cargo del Vaticano", agregó Lombardi, al indicar que la hospitalidad inicial estará garantizada por la comunidad católica de San Egidio.

"Es un gesto impresionante del papa Francisco, un mensaje que nos anima a todos a seguir trabajando, porque somos todos migrantes. Ojalá que los políticos lo asimilen ahora", comentó más tarde a LA NACION Estela Semino, asistente social argentina que vive en Atenas y trabaja en el Servicio Jesuita para los Refugiados; ella viajó a esta isla para la ocasión.

"Una compañera mía francesa ayudó a una de las familias que se fue con el Papa. Nosotros nos enteramos ayer a las 23 [por anteanoche]. Fue todo muy discreto", agregó. Semino desconocía cómo fue la selección de estos "afortunados", que vivían en el campo de Karatepe, un lugar mucho mejor que Moria, para familias "vulnerables", con chicos.

En una jornada de cielo límpido, sin nubes, el Papa fue visitado en Lesbos por el primer ministro griego, Alexis Tsipras. De saco y sin corbata -como es usual-, el joven político de izquierda recibió a Francisco, lo despidió y mantuvo un encuentro privado con él, que elogió y agradeció la generosidad demostrada por Grecia a los refugiados, pese a las dificultades económicas que atraviesa el país.

"La preocupación de las instituciones y de la gente, tanto aquí, en Grecia, como en otros países de Europa es comprensible y legítima. Sin embargo, no debemos olvidar que los emigrantes, antes que números son personas, son rostros, nombres, historias", señaló el Papa antes de dejar la isla -casi pegada a Turquía-, en un encuentro en el puerto con sus habitantes.

"Europa es la patria de los derechos humanos, y cualquiera que ponga pie en suelo europeo debería poder experimentarlo. Así será más consciente de deberlos, a su vez, respetar y defender", agregó, en otra estocada a la Unión Europea, a la que se sumó después el viaje a Roma de 12 refugiados. El Papa predicó así, ya no con palabras, sino con el ejemplo concreto.

Lágrimas y preocupación por los chicos

  • Francisco reconoció ayer que al ver la situación en la isla griega de Lesbos, principal punto de llegada de los migrantes que atraviesan el mar Egeo, le dieron "ganas de llorar".
  • "Después de lo que he visto, de lo que ustedes vieron, en ese campo de refugiados, daban ganas de llorar. Traje unos dibujos para mostrárselos", dijo el Papa durante su vuelo de regreso a Roma.
  • Luego mostró a los periodistas una serie de dibujos que recibió de los chicos que viven en el campo de refugiados de Moria. "¿Qué quieren estos chicos? Paz. Es cierto que en el campo no tienen cursos de educación, pero ¿qué han visto estos niños? Este es un dibujo en el que se ve a un chico que se ahoga. Esto lo tienen en el corazón. Hoy, de verdad, daban ganas de llorar. Uno dibujó al sol llorando. Pero si el sol es capaz de llorar, también a nosotros nos hará bien una lágrima", agregó.

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