La fundadora del Colegio San Luis Gonzaga fue declarada beata

La fundadora del Colegio San Luis Gonzaga fue declarada beata

Este jueves por la mañana, la Junta Médica Vaticana informó la beatificación de la religiosa cordobesa Madre Catalina de María Rodríguez, fundadora del Instituto de la capital puntana.

 

En la mañana de este jueves, muy temprano, la Junta Médica Vaticana informó la beatificación de la religiosa cordobesa Madre Catalina de María Rodríguez, fundadora del Instituto San Luis Gonzaga, perteneciente a la congregación de las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús. La noticia llegó luego de la confirmación de un milagro que se realizó por intercesión de la religiosa, este era el último paso en la cadena de investigación realizada.

 

 

 

Madre Catalina de María Rodríguez fundó hace 121 años el primer colegio católico de San Luis, el Instituto San Luis Gonzaga con la finalidad de “edificar una casa de Ejercicios, y formar  una comunidad de señoras que estuviesen al servicio de ella (...) que observaríamos las Reglas del Instituto de San Ignacio, enseñaríamos la Doctrina los Domingos a las niñas, y asilaríamos a esas mujeres que se lleva a los Ejercicios casi por fuerza y después de concluidos estos (...) causa pena verlas volver a los mismos peligros...”

 

“Es para nosotros una gran emoción como institución que Madre Catalina quien nos inspira y cuyas enseñanzas tomamos como guía haya sido declarada beata”, subrayó la representante legal del Instituto, Beatriz Saad.

 

 

 

Madre Catalina y el Colegio San Luis Gonzaga

 

El Instituto San Luis Gonzaga fue fundado por Madre Catalina de María Rodríguez, nacida en Córdoba, a pedido de la sociedad de puntana que, hasta entonces, de elegir educación católica, debía enviar a sus hijas al instituto de las Hermanas que funcionaba en la ciudad de Mendoza, donde permanecían internas. El por entonces gobernador de San Luis Dr. Jacinto Varela era uno de los padres que decidió enviar a sus hijas a Mendoza, a falta de educación católica en la Provincia. Él y su esposa soñaban con un colegio de estas características en su ciudad. El empeño de su esposa llegó a oídos de la Madre Catalina y las exhortaciones del Padre Santandréu, quien misionaba en esta provincia, ambos sabían de la necesidad de fundar en la capital de San Luis el primer Colegio católico.

 

El Corazón de Jesús lo quería y a pesar de todas las dificultades, la Madre Catalina escuchó estos deseos y trabajó para concretarlos. Así a fines del año 1894 envió a la Madre María del Socorro Romero junto a otra hermana para conocer la situación de la ciudad, se hospedaron en la casa religiosa de las hermanas del Buen Pastor. El Sacerdote Francisco Tula, recién egresado del seminario de Buenos Aires, puso todo lo que estuvo a su alcance para concretar la ansiada fundación y alquiló un espacio sobre calle Ayacucho, a mitad de cuadra de donde hoy funciona la institución.

 

El 15 de marzo de 1895 se realizó formalmente la inauguración. Las Hermanas del Buen Pastor decoraron la capilla y el Padre Tula tuvo un lugar privilegiado. El nombre del Colegio fue San Luis Gonzaga, en homenaje a este santo patrono de la juventud.

 

De a poco el alumnado creció y pronto fue necesaria la construcción de nuevos espacios. En 1900 el colegio se trasladó a su ubicación actual en Ayacucho y Colón. En 1915 Monseñor Orzali inauguró la antigua Capilla, modificada en 1974 y bendecida por Mons. Laise en 1996, cuando el colegio festejó su centenario. En el año 2009 el Colegio pasó a una gestión laical, aunque sigue perteneciendo a las Hermanas Esclavas. En 2010 si incorporaron varones en el Nivel Primario, y paulatinamente lo harán en el secundario.

 

 

 

¿Quién fue Madre Catalina?

 

Catalina de María Rodríguez, cuyo nombre era Josefina Saturnina Rodríguez de Zavalía, nació en Córdoba el 27 de noviembre de 1823.

 

A los 17 años y a partir de participar de los Ejercicios Espirituales dirigidos por los sacerdotes de la Compañía de Jesús, se despierta su vocación religiosa, mas, no encontró en aquel momento el lugar adecuado donde consagrarse a Dios; pues las únicas familias religiosas existentes en Córdoba, Carmelitas Descalzas y Monjas de Santa Catalina, eran de vida contemplativa y en ellas su aspiración de entregarse a Dios en el apostolado activo no encontraba respuesta.

 

En 1848, al ser expulsados los jesuitas de Córdoba, Saturnina toma como director espiritual a un sacerdote del clero secular llamado Tiburcio López, quien ejerciera una fuerte influencia en ella cuando insistentemente la pretende en matrimonio el coronel Manuel Antonio de Zavalía. En 1852 contrae matrimonio con Zavalía, quien era viudo y tenía dos hijos, Benito y Deidamia, que eran fruto de su primer matrimonio. Saturnina, a quien su única hija le naciera muerta, se dedicó enteramente a ser una verdadera madre para los dos niños.

 

Acompañó a su esposo en todo momento, espiritualmente cuando él se veía involucrado en acciones bélicas y personalmente cuando lo trasladan en 1860 a la ciudad de  Paraná, dejando en cada lugar, un testimonio de entrega incondicional en su vida matrimonial y de piedad y celo apostólico, tanto en la sociedad paranense como cordobesa; pues al regresar ,en 1861, a su ciudad natal continua sirviendo los ejercicios espirituales y busca a través  de su parentesco con el Presidente de la República, Santiago Derqui, que vuelvan los jesuitas a Córdoba.

 

Zavalía, una vez terminada su actuación política se dedicó a atender una estancia en Córdoba, donde falleciera el 30 de marzo de 1865. Con este acontecimiento Saturnina recuperaba su libertad y la posibilidad de nuevos horizontes se abrían para ella.

 

El 15 de septiembre de 1865, cuando se dirigía como de costumbre a visitar el Santísimo Sacramento expuesto en la iglesia de las Catalinas, se sintió inundada por un fuerte pensamiento, que se convirtió en su “sueño dorado”, al cual se refirió en sus Memorias:

 

“edificar una casa de Ejercicios, y formar una comunidad de señoras que estuviesen al servicio de ella (...) que observaríamos las Reglas del Instituto de San Ignacio, enseñaríamos la Doctrina los Domingos a las niñas, y asilaríamos a esas mujeres que se lleva a los Ejercicios casi por fuerza y después de concluidos estos (...) causa pena verlas volver a los mismos peligros...”

 

Le iba a llevar 7 largos años a Saturnina poder ver realizada tal inspiración. El Padre José María Bustamante alentó a Saturnina y la ayudó a reunir otras socias para fundar la nueva congregación.

 

Así, el 29 de septiembre de 1872, una pequeña comunidad comenzaba sus ejercicios espirituales y con ellos se iniciaba la fundación de una familia religiosa que desde entonces y hasta nuestros días es un centro de espiritualidad y de comprometida acción apostólica: la congregación de Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús.

 

El Dr. David Luque fue nombrado, a pedido ella, por la autoridad eclesiástica director de la nueva congregación.

 

Luego de residir, la reciente comunidad, en dos casas que no satisfacían las necesidades el 1 de marzo de 1875 tomaron posesión definitiva de lo que se denomina la Casa Madre del Instituto en Barrio General Paz de la ciudad de Córdoba.

 

Pronto, en 1880, comenzó la expansión del Instituto: en 1880, Villa del Tránsito, en 1882, Taller de la Sagrada Familia, ambas en ciudad de Córdoba. En 1886, Santiago del Estero, San Juan y Rivadavia (Mendoza). En 1887, Salta. En 1889, Santa Fe y Tucumán. En 1890, ciudad de Mendoza. En 1891, La Rioja; en 1893, Buenos Aires, y en 1895, San Luis.

 

Madre Catalina murió el 15 de marzo de 1895.

 

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