Francisco y los talleres clandestinos

Esta semana en Argentina, nos hemos visto conmovidos, por la muerte de dos niños carbonizados en un incendio en un taller clandestino, en plena Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 

Nos conmociona no solo el hecho, sino también la falta genuina de interés en muchos medios de comunicación sobre el dramatismo del tema, y el desinterés de muchos sectores de la sociedad, en priorizar estas cuestiones.

La amarga sensación de que para el país actual, hay vidas que valen e importan más que otras, y que los verdaderos dolores y llagas del mundo de hoy, son invisibilizados por un país en muchos casos, individualista, superficial e egoísta.

Marchamos por conveniencias y especulaciones políticas, paramos por el impuesto a las ganancias, reclamamos desesperados si nos afecta un supuesto "cepo" al dólar, pero nunca salimos de nuestras casas, de nuestras vidas, de nuestros intereses, por un acontecimiento aberrante, evitable, que ocurre frente a nuestras narices.

Nadie se hace cargo, nadie es culpable. El gobierno porteño responsabiliza a la justicia, la justicia devuelve la "gentileza" indicando que no recibió, en el informe sobre presuntos talleres clandestinos, esta dirección de la tragedia.

Ninguna cámara empresarial sale a repudiar con enjundia, ningún medio decide instalarlo como el primer gran tema del momento, y ser el tábano adecuado para hacer las preguntas filosas que corresponden, a quienes corresponden.

Solos quedan, gritando por fuera del cerco informativo, Gustavo Vera, La Alameda, la CTA de Yasky, y algunos otros hombres y mujeres, alertando que hay cerca de 140 talleres más, identificados y con la dirección exacta.

Hoy, millones de nosotros, estamos organizando el asado por el Día del Trabajo. En algún momento del día y del fin de semana, vamos a orar, vamos a ir a misa, vamos a seguir con nuestras vidas. ¿Cuántos nos acordamos hoy de estos chicos? ¿Cuánto tiempo va a pasar hasta que queden doblemente sepultados, por el desinterés y el olvido?

Antes que el furor del clásico Boca-River, o las primeras colas y el sexo por tv de Gran Hermano, nos borren de la memoria lo ocurrido, comparto con ustedes estas palabras del Papa Francisco, en su exhortación apostólica Evangelii Guadium:

"Siempre me angustió la situación de los que son objeto de las diversas formas de trata de personas. Quisiera que se escuchara el grito de Dios preguntándonos a todos: «¿Dónde está tu hermano?» (Gn 4,9). ¿Dónde está tu hermano esclavo? ¿Dónde está ese que estás matando cada día en el taller clandestino, en la red de prostitución, en los niños que utilizas para mendicidad, en aquel que tiene que trabajar a escondidas porque no ha sido formalizado? No nos hagamos los distraídos. Hay mucho de complicidad. ¡La pregunta es para todos! En nuestras ciudades está instalado este crimen mafioso y aberrante, y muchos tienen las manos preñadas de sangre debido a la complicidad cómoda y muda"

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