Francisco: "Sólo el camino de la integración entre los pueblos ofrece a la Humanidad un futuro de paz y esperanza"

Francisco:

Define al nuevo Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral como "un modelo de construcción eclesial"

 

 Medio siglo después, los retos planteados en la "Populorum Progressio" continúan plenamente vigentes. Así lo hizo saber el Papa Francisco durante su breve discurso a los asistentes al simposio organizado, en el Aula del Sínodo, por el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, para recordar la encíclica de Pablo VI. Nadie como Bergoglio para integrar el pensamiento del Papa beato en la tarea de una Iglesia abierta y participativa.

Las palabras del Papa sirvieron como colofón a dos días de encuentro, en el que se han compartido experiencias relacionadas con la solidaridad, la educación y el papel de la Iglesia ante las tragedias que recorren este mundo globalizado.

Antes de la llegada de Francisco, y según revela el director del Secretariado de Pastoral Social, José Luis Pinilla, sj. Presente en el aula, el presidente de Caritas Internationalis, cardenal Tagle, se emocionó hasta el punto de tener que enjugar sus lágrimas al recordar el drama de los refugiados, y especialmente a los inmigrantes de su país, Filipinas, ahora acosado por otros desafíos.

Francisco fue recibido con un caluroso aplauso por los asistentes al congreso. Lo presentó el responsable del nuevo dicasterio, el cardenal Turkson, quien calificó la "Populorum Progressio" como "una encíclica de cambio de época".

Así también la ve el Papa Francisco, quien agradeció a Turkson y a los responsables del nuevo dicasterio "haber dado lugar, no sin fatiga, a este organismo, que es un modelo de camino en paz, creatividad y consulta. Un modelo de construcción eclesial".

Recordando el aniversario de la encíclica, el Papa incidió en el significado de "Desarrollo Integral" que, en su opinión, "supone el desarrollo de todos los hombres y de todo el hombre". Para Bergoglio, conjugar el "verbo 'integrar', para mí tan querido, es fundamental" para la Iglesia y, en concreto, para los trabajos del Dicasterio creado por él, y que engloba a todas las entidades sociales y caritativas de la Iglesia católica.

 

 

 

"Se trata de integrar a los diversos pueblos de la Tierra, un deber de solidaridad que nos obliga a acercarnos, al que descarta y al que es descartado. Sólo el camino de la integración entre los pueblos ofrece a la Humanidad un futuro de paz y esperanza", recalcó Francisco, quien invitó a fomentar la "peculiaridad", que "puede servir para vivir juntos, sin excluir a nadie que pueda aportar algo para el bien de todos".

Así, el Papa defendió "el principio de la subsidiariedad", como "como garantía y necesidad del aporte de todos, sea individualmente o como grupo, para crear una convivencia humana abierta a todos". Del mismo modo, Francisco defendió la urgencia de "integrar todos los elementos de los diversos sistemas: la economía, las finanzas, el trabajo, la cultura, la vida familiar, la religión..., irrenunciables para el crecimiento humano".

"Ninguno de ellos se puede absolutizar, y ninguno puede ser excluido en un desarrollo integral, pues la vida humana es como una orquesta, que sólo suena bien si los diversos instrumentos se unen", añadió Francisco.

También, "se trata de integrar la dimensión individual y comunitaria". "No podemos negar que somos hijos de una cultura, al menos en el mundo occidental, que ha exaltado al individuo por encima de todo", admitió. Por el otro lado, añadió, "no faltan visiones ideológicas, de poder político, que han atacado a la persona, la han 'masificado', y privado de la libertad sin la que el hombre puede ser considerado como tal".

Una "masificación interesada por poderes económicos, que prefieren la división entre los hombres, simplemente para imponer un mercado global, cuyas reglas hay que aceptar", denunció el Papa, quien advirtió de los riesgos que esta globalización mal entendida tiene para la comunidad humana. Y también "para la familia, que es la primera célula de la sociedad en la que se aprende a vivir en común".

"Se trata, en fin, de integrar el cuerpo y el alma", recalcó el Santo Padre, pues "integrar cuerpo y alma supone que ninguna obra de desarrollo podrá ser tal si no respeta el Dios que habla a nuestro corazón". Un Dios que "ha creado al hombre para que la vida humana, personal o social, sea una concreta vía de salvación".

"La manifestación de Dios en Cristo es un gesto de liberación y reconciliación que estamos llamados a renovar", y más hoy en día, con "tantos heridos tirados en la puerta". "Un desarrollo integral, no deja de lado a Dios ni a los hombres, sino que asume toda la consistencia de ambas realidades", subrayó el Pontífice.

Al tiempo, el Papa defendió el concepto de "persona", imprescindible para "perseguir un desarrollo plenamente humano. Porque 'persona' significa relación, y no individualismo; afirma la inclusión, no la exclusión; la dignidad única e inviolable, y no el sufrimiento; la libertad, y no el constreñimiento".

"La Iglesia no se cansa de ofrecer esta sabiduría al mundo, ni la certeza de que el desarrollo humano es una vía que estamos llamados a recorrer", concluyó el Papa, quien animó a todos a "seguir adelante, con paciencia y constancia, en la confianza de que el Señor nos acompaña".

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