Francisco: hay una oleada de cerrazón hacia el extranjero, es un suicidio

Francisco: hay una oleada de cerrazón hacia el extranjero, es un suicidio

El Papa a los scalabrianos sobre el «drama de un invierno demográfico»: los migrantes han construido Europa

«Hoy hay una oleada de cerrazón hacia el extranjero» y «hay muchas situaciones de trata de personas extranjeras». El Papa Francisco insistió en ello al recibir a los misioneros scalabrianos, desde siempre al lado de los migrantes y de los refugiados, y subrayó que «el bienestar es suicida», porque conduce a un «invierno demográfico» y a cerrar puertas. También recordó que Europa «no nació así, sino que fue hecha por muchas oleadas migratorias durante siglos». 

 

«Es más fácil recibir a un extranjero que ser recibido», dijo el Papa en su discurso, «y ustedes tienen ambas cosas, ustedes deben enseñar a ayudar a recibir al extranjero, dar todas las posibilidades a las naciones que tienen de todo o son suficientes para utilizar estas cuatro palabras [pronunciadas antes por el superior de los scalabrianos: acoger, promover, proteger, integrar, ndr.]. Cómo recibir a un extranjero… sorprende mucho la palabra de Dios, ya en el Antiguo Testamento, subraya esto: recibir al extranjero, recuerda que tú fuiste extranjero. Es cierto —subrayó Francisco— que hoy hay una oleada de cerrazón hacia el extranjero, y también hay muchas situaciones de trata de personas extranjeras: se explota al extranjero. Yo soy hijo de migrantes y recuerdo (después de la Guerra, yo era un chico y tenía 10 o 12 años), que donde trabajaba papá llegaron los polacos a trabajar, todos migrantes, y cómo eran bien recibidos. La Argentina tiene esta experiencia de acoger, porque había trabajo, y también había necesidad. La Argentina, mi experiencia, es un cocktail de oleadas migratorias, ustedes lo saben mejor que yo. Porque los migrantes construyen un país, así como han construido Europa, que no nació así, sino que fue hecha por muchas oleadas migratorias durante siglos». 

 

«Usted —prosiguió el Papa dirigiéndose al superior de la Congregación de los Misioneros de San Carlos— usó una palabra “fea”, el bienestar: pero el bienestar es suicida, porque te conduce a dos cosas: a cerrar las puertas, para que no te molesten, solo las personas que sirven para mi bienestar pueden entrar. Y, por otra parte, por el bienestar se llega a no ser fecundos: y nosotros tenemos hoy este drama de un invierno demográfico y de una cerrazón de las puertas. Esto debe ayudarnos a comprender un poco mejor que hay que recibir al extranjero. Sí, es un extraño, no es de los nuestros, pero ¿cómo se recibe a un extraño? Este es el trabajo que ustedes hacen, crear las conciencias para hacerlo bien, y les agradezco por ello». 

 

El Papa Francisco agradeció a los scalabrianos por todo lo que hacen , recordando que los conoció «desde antes de ser arzobispo de Buenos Aires, sus estudiantes estudiaban en nuestra facultad: ¡eran muy buenos! Luego, como arzobispo conté con su ayuda, en esa ciudad que tenía tantos problemas de migración: muchas gracias. Y gracias, ahora, por habernos dado uno de los dos subsecretarios para los migrantes [el padre Fabio Baggio, subsecretario de la Sección Migrantes y Refugiados del Dicasterio Vaticano para el Servicio al Desarrollo Humano Integral, junto con el jesuita Michael Czerny, ndr.], que trabajan tan bien, ambos».  

 

El Pontífice argentino recordó que en el corazón de los migrantes hay historias «bellas y feas», y advirtió del peligro que corren: «que sean eliminadas: las feas, por supuesto; pero también las bellas, porque recordarlas hace sufrir». Por lo tanto, indicó Francisco, el riesgo es que el migrante se convierta en una persona desarraigada, sin rostro y sin identidad. Y ésta, señaló, es «una pérdida muy grave, que puede evitarse escuchando, caminando al lado de las personas y las comunidades de migrantes. Poder hacerlo es una gracia, y es también un recurso para la Iglesia y para el mundo».  

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