Francisco: “Non hay misión sin proximidad”

Francisco: “Non hay misión sin proximidad”

La conversación entre el Papa y un grupo de jesuitas durante el viaje en Myanmar. «El fundamentalismo cristiano niega la Encarnación»

«Creo que no se puede pensar en una misión (lo digo no solo como jesuita, sino como cristiano) sin el misterio de la Encarnación». El Papa Francisco, al final del primer día de encuentros oficiales en Myanmar, dialogó con un grupo de jesuitas. La transcripción de lo que se dijeron fue publicada en la revista “La Civiltà Cattolica” y algunos fragmentos fueron anticipados en la edición de hoy del periódico italiano “Il Corriere della Sera”. 

  

Francisco respondió de esta manera, con alusiones que no se limitan solo a la Compañía de Jesús, cuando le preguntaron qué esperaba el Papa de los jesuitas: «Creo que no se puede pensar en una misión (lo digo no solo como jesuita, sino como cristiano) sin el misterio de la Encarnación. El jesuita es aquel que siempre debe aproximarse, como se acercó el Verbo hecho carne. Los desafíos no están detrás, sino adelante. En esto, el beato Pablo VI ayudó mucho a la Compañía, y el 3 de diciembre de 1974 nos dirigió un discurso que sigue siendo plenamente actual. Dice, por ejemplo: “Por doquier, en las encrucijadas de la historia, están los jesuitas”. ¡Y para ir a las encrucijadas de la historia hay que rezar!». Es otra manera para decir y atestiguar la “projimidad” que es tan importante en el mensaje de Francisco. 

  

Dobre los refugiados, el Papa Bergoglio dijo: «He visitado hasta ahora cuatro campos de refugiados. Tres enormes: Lampedusa, Lesbos y Bolonia. Y ahí el trabajo es de cercanía. A veces son verdaderos campos de concentración, cárceles. Yo trato de visitar, hablo claro, sobre todo con los países que cierran sus fronteras. Desgraciadamente en Europa hay países que han decidido cerrar las fronteras. Lo más doloroso es que para tomar esta decisión tuvieron que cerrar el corazón. Y nuestro trabajo misionero debe alcanzar también esos corazones que se han cerrado a la acogida de los otros. Estas cosas no llegan a los salones de nuestras grandes ciudades. Tenemos la obligación de denunciar y de hacer públicas las tragedias humanas que se tratan de callar». 

  

  

A una pregunta sobre los musulmanes y el fundamentalismo, el Pontífice, después de haber recordado (como ya ha hecho en otras ocasiones que hay fundamentalistas en cada religión) respondió que el fundamentalismo «es una actitud del alma que se erige en juez de los demás y de los que comparten su religión. Es un ir a lo esencial (pretender ir a lo esencial) de la religión, pero a tal punto que se olvidan de lo que es esencial. Olvida las consecuencias. Las actitudes fundamentalistas adquieren diferentes formas, pero tienen como fondo común subrayar mucho lo esencial, negando lo existencial. El fundamentalista niega la historia, la persona. Y el fundamentalismo cristiano niega la Encarnación». 

  

Después Francisco habló sobre los Rohinyá: «Jesucristo, hoy, se llama Rohinyá. Pienso en san Pedro Claver, a quien quiero mucho. Él trabajó con los esclavos de su tiempo. ¡Y pensar que algunos teólogos de entonces (no muchos, gracias a Dios) discutían sobre si tenían un alma o no! Su vida fue una profecía, y ayudó a sus hermanos y a sus hermanas que vivían en una condición vergonzosa. Pero esta vergüenza no ha acabado hoy. Hoy se discute mucho sobre cómo salvar los bancos. El problema es la salvación de los bancos. Pero, ¿quién salva la dignidad de los hombres y de las mujeres de hoy? La gente que se queda en la ruina no le interesa a nadie. Si tuviéramos un poco de sentido de la realidad, debería escandalizarnos. El escándalo mediático hoy tiene que ver con los bancos, no con las personas. Frente a todo esto, debemos pedir una gracia: la de llorar. El mundo ha perdido el don de las lágrimas. La desfachatez de nuestro mundo es tal que la única solución es rezar y pedir la gracia de las lágrimas. ¡Frente a esa pobre gente que he encontrado he sentido vergüenza! ¡He sentido vergüenza por mí mismo, por el mundo entero! Perdónenme, solo estoy tratando de compartir con ustedes mis sentimientos…». 

  

Para concluir, el Papa explicó cuál es la mirada que motiva sus decisiones a la hora de nombrar a los nuevos cardenales. «Al nombrar a los cardenales, he tratado de ver a las pequeñas Iglesias. No para dar consolación, sino para lanzar un mensaje claro: las pequeñas Iglesias que crecen en periferias y no cuentan con antiguas tradiciones católicas hoy deben hablar a la Iglesia universal. Siento claramente que tienen algo que enseñarnos». 

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