En su corto camino desde la residencia de Santa Marta hasta la sala donde se reunió con Cristina, el Papa se detuvo en un patio interno del Vaticano en medio de una llovizna. Fue para saludar en su día a los periodistas que cubrieron el encuentro.

"Que tengan un feliz día", les dijo especialmente a los enviados especiales argentinos, entre ellos el de Clarín. 

Luego el Pontífice siguió caminando hasta el lugar de la reunión, escoltado por 13 guardias suizos.

La Presidenta tuvo el mismo gesto con los periodistas, pero al retirarse de la audiencia. "Es un honor saludar junto a Su Santidad a los trabajadores y trabajadoras de la prensa argentina. Gracias por acompañarnos", les comentó. Y confirmó que sobre el encuentro con Francisco hablará más tarde en el hotel donde se aloja.

Una vez que Cristina dejó el Vaticano, el Papa se volvió a acercar a los cronistas, reiteró su saludo y les dijo que "es un día de mucho trabajo". También les pidió con una sonrisa: "No se olviden de rezar por mí y si alguno no puede, mándeme buena onda".