Se fortalece la figura de un obispo brasileño como futuro Papa

Se fortalece la figura de un obispo brasileño como futuro Papa
Por Julio Algañaraz

Es el arzobispo de San Pablo, Odilio Scherer, de 63 años. El argentino Leonardo Sandri podría ser Secretario de Estado.

Con el visto bueno de los dos grandes viejos de la Curia Romana, los cardenales Tarcisio Bertone, camarlengo, y Angelo Sodano, decano del Sacro Colegio, se fortalece la candidatura del purpurado brasileño Odilio Pedro Scherer, de 63 años, arzobispo de San Pablo. Según algunos vaticanistas, el acuerdo en favor de Scherer incluiría el pacto prohibido que incluye al futuro Secretario de Estado, y que sería el argentino de origen italiano Leonardo Sandri, de 70 años. ¿Un “gaúcho” y un gaucho cabalgarían juntos hacia las cumbres de la Iglesia? Sonríen y mueven la cabeza algunos viejos purpurados que balconean los preparativos del Cónclave, que comenzarán oficialmente hoy en el Aula Nueva del Sínodo en el Vaticano, con la primera de las congregaciones que cotidianamente, hasta el comienzo de la elección en la Capilla Sixtina, reunirá a los cardenales que han llegado a Roma.

“La tentación sudamericana”, escribe un diario italiano, pero recuerda que Sandri es un argentino hijo de italianos, de padres inmigrantes de la región septentrional de Trento. Este dato no es menor, hace familiar al cardenal Sandri con los 28 electores italianos que entrarán al Cónclave como el más fuerte bloque nacional.

Sandri es uno de los “Rolls Royce” de la diplomacia pontificia y un “ministro” del Papa, prefecto de las Iglesias Orientales. También fue cuando lo promovieron a Sustituto de la Secretaría de Estado, “la voz del Papa”. Leía los discursos de Juan Pablo II, que desfallecía en los últimos meses y no podía hablar, prácticamente vivía junto al Papa polaco y fue el que anunció oficialmente su muerte en la plaza de San Pedro, el 2 de abril de 2005. Es considerado uno de los principales cerebros de la Curia.

El brasileño Odilio Pedro Scherer es también hijo de inmigrantes. Nació en Cerro Largo, Rio Grande do Sul. Sus padres alemanes venían de la región de Saarland. En 2007 fue promovido a arzobispo de San Pablo, una de las arquidiócesis más grandes de la Iglesia, del país más populoso del catolicismo: 123 millones de fieles en una potencia emergente de 200 millones de habitantes. Además conoce los temas financieros vaticanos, porque forma parte de la comisión de vigilancia del IOR, el banco del Papa, y del control de las finanzas del Vaticano.

Las maniobras envolventes están en pleno desarrollo en Roma y uno de los puntos de referencia es el Colegio Americano, cuartel general de los once cardenales de Estados Unidos. Dos purpurados, Donald Wuert (Washington) y Francis George, presidente emérito de los obispos de EE.UU., apoyarían al favorito entre los italianos, el arzobispo de Milán Angelo Scola, 71 años, a quien consideran el hombre justo para “hacer limpieza” en la Curia Romana trastornada por los escándalos.

Scola corre en los pronósticos a la cabeza junto con el canadiense Marc Ouellet, 68 años, “ministro” en la Curia para los obispos. Americano del norte pero no estadounidense, esta circunstancia favorece a Ouellet, un conservador abierto que vivió durante seis años en la América Latina, donde al parecer cuenta con muchas simpatías, sobre todo entre los mexicanos y colombianos.

Las congregaciones generales se celebrarán por la mañana y la tarde hasta que llegue la hora del Cónclave. Hoy se sabrá cuántos son los cardenales que han arribado a Roma. De las deliberaciones participan tanto los 116 cardenales electores, menores de 80 años, que votarán en el Cónclave como los otros que ya están retirados. En total el Sacro Colegio tiene 207 miembros.

En las congregaciones, los purpurados tratan libremente los problemas y el futuro de la Iglesia. No pueden hablar de candidaturas, pero las intervenciones sirven para medir la calidad de los cardenales que pueden eventualmente ser “papables”. El Decano Angelo Sodano preside las deliberaciones generales. El camarlengo Tarcisio Bertone, que en la sede vacante gestiona los bienes y los derechos de la Santa Sede, preside a su vez una congregación particular para los asuntos corrientes, con otros tres cardenales elegidos por sorteo y cambiados cada tres días.

Seguramente en una o más de las “preparatorias” del Cónclave, como llaman a las congregaciones, los purpurados afrontarán el difícil tema de los escándalos internos en la Curia, que están contenidos en “La Relationem”. La relación fue el resultado de una investigación que Benedicto XVI pidió a tres veteranos cardenales, presididos por el jurista emérito Julian Herránz, español del Opus Dei.

El contenido del informe es ultrasecreto y explosivo porque abarca desde el “Vatileaks”, o sea la difusión de documentos secretos robados de los aposentos pontificios por el mayordomo del Papa, Paolo Gabriele, a la presunta existencia de una “lobby gay” que haría chantajes homosexuales dentro del Vaticano y a las operaciones financieras “non sanctas” del IOR, el banco del Papa.

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