El fenómeno de la "papamanía" también llega a los no creyentes

El fenómeno de la

La visita papal despertó amplio apoyo entre los colombianos; esperan que ayude a la pacificación

 

por Elisabetta Piqué

 "Papamanía". Es lo que estalló ayer en esta capital, donde por segundo día consecutivo cientos de miles personas se volcaron a las calles para ver al Papa.

Pese a estar protegida como nunca y con calles cortadas para el gran evento papal, reinaba un clima de verdadero fervor y de fiesta latina por la presencia del papa argentino.

"Yo no me lo esparaba: los «rolos», como se le dice a los bogotanos, suelen ser fríos, flemáticos, los ingleses del continente porque están a 2600 metros de altura, pero salieron a la calle como nunca para aclamar a Francisco", señaló a LA NACION Vivian Sequera, profesora de periodismo de la Universidad de la Sabana, de Bogotá, que no dudó en hablar de la "papamanía".

"Bogotá no es efusiva, ni siquiera cuando volvió la selección después del Mundial de Brasil hubo tanta gente en la calle, y lo que más impresiona es que casi todos son jóvenes", agregó Sequera.

"Francisco, hermano, ya eres colombiano", fue el grito de los más de 20.000 jóvenes que aclamaron a Francisco, tanto cuando les habló en la plaza de la Catedral como, más tarde, en la multitudinaria misa que celebró en el parque Simón Bolívar.

"Yo no soy católico, pero creo que esta visita de Francisco, que sabe comunicarse con nosotros, va a ser muy significativa para Colombia. Estamos viviendo un tiempo difícil y él genera sentimientos de paz, que es lo que necesitamos los colombianos", dijo a LA NACION Juan Nicolás Moreno, estudiante universitario que fue uno de los 12.000 voluntarios presentes en la celebración eucarística.

"Yo tampoco soy creyente, pero verlo genera paz y emoción, y sensibiliza a las personas. Aunque dicen que no es una visita política, creo que va a ayudar a que podamos perdonarnos los colombianos y a que mucha gente perdone a los guerrilleros, que nadie quiere", apuntó Camila Cifuentes, su novia, también estudiante de 20 años.

"Espero mucha paz, reconciliación, que haya tolerancia, que uno soporte al otro después de esta visita", dijo a LA NACION Amparo Leal, envuelta en un poncho de lluvia, junto a su marido, Oscar, y su hijo, Daniel, a la espera que llegara el Papa a la misa.

"Para nosotros los bogotanos es normal que llueva, Dios nos da todos los días todas las estaciones y no nos importa mojarnos. Ver al Papa es lo más importante", dijo esta secretaria, de 50 años, destacando que también pudo ver a Pablo VI cuando era muy pequeña, en 1968, y a Juan Pablo II, en 1986.

"Para mí, ver a Francisco es ver al Dios verdadero en vivo y en directo", aseguró Gloria Patricia Acosta, pintora de santos en yeso, de 49 años, que también esperó bajo una lluvia torrencial la llegada de Francisco al parque Simón Bolívar. Y celebró que saliera el sol al arribar el papamóvil. Su anhelo es el mismo que los demás. "Espero que esta visita cambie mi corazón y el de los demás, y que traiga muchas cosas buenas para Colombia, muchas bendiciones. No estaríamos acá si no creyéramos en eso", asegura.

Gloria Cardoso, ama de casa de 68 años, madre de seis hijos, fue sola a la misa. "Lo mejor, lo más hermoso del Papa es que recuerda a San Francisco de Asís", dijo, protegiéndose de la lluvia con una silla de plástico. Como los demás, aseguró que "la lluvia no importa, lo importante es poder ver al papa Francisco".

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