“Extraño testimonio de amistad el de Negri por Benedicto”

“Extraño testimonio de amistad el de Negri por Benedicto”

El padre Federico Lombardi comenta en Il Sismografo las palabras del arzobispo emérito de Ferrara sobre la renuncia de Ratzinger y el presunto complot para obligarlo a ella

Por PADRE FEDERICO LOMBARDI

 

El sitio web Il Sismografo, dirigido por Luis Badilla, le pidió al padre Federico Lombardi, presidente de Consejo de administración de la Fundación Ratzinger y vocero vaticano en el momento de la renuncia de Benedicto XVI, un comentario sobre las declaraciones del obispo emérito de Ferrara, Luigi Negri, quien hace algunos días habló sobre «motivos muy graves» detrás de la renuncia de Ratzinger . Reproducimos íntegramente sus palabras. 

 

Leer las declaraciones de monseñor Negri siempre es interesante y, en cierto sentido, agradable, puesto que le gusta decir lo que piensa “sin medias tintas”. Lo mismo sucede con buena parte de su última entrevista, publicada en www.duepuntozero.it . Pero también es lícito preguntarse si lo que dice es apropiado. 

 

Me refiero a lo que afirma en la tercera respuesta de la entrevista, que fue retomado en el título del artículo: «Graves responsabilidades dentro y fuera del Vaticano tras la renuncia de Benedicto XVI”. Estas afirmaciones no pasaron inobservadas y fueron retomadas en diferentes medios, suscitando interrogantes y, en mi opinión, inútil confusión. 

 

Monseñor Negri, que habla de buen grado sobre su «fuerte amistad» con Benedicto XVI, dice: «Conozco poco (por fortuna) los hechos de la Curia romana, pero estoy seguro de que un día surgirán graves responsabilidades dentro y fuera del Vaticano. Benedicto XVI sufrió presiones enormes». Después se refiere a supuestas presiones ejercidas por la administración de Obama, y concluye: «Por ahora sigue siendo un misterio muy grave, pero estoy seguro de que las responsabilidades saltarán fuera. Se acerca mi personal “fin del mundo” y la primera pregunta que le haré a San Pedro será justamente sobre esta historia». Observo, antes que nada, que, afortunadamente, monseñor Negri reconoce que conoce poco los hechos, lo cual, en parte, permite relativizar sus afirmaciones, aunque nos hayan sido presentadas como una «certeza». 

 

Ahora bien, lo que Benedicto XVI ha afirmado públicamente ante los cardenales reunidos en Consistorio y al mundo, y lo que recordó una vez más y muy claramente en las respuestas a Peter Seewald (publicadas en las “Últimas conversaciones” editadas por Garzanti) es absolutamente diferente de lo que Negri afirma. Benedicto afirma, de hecho, que tomó la decisión de su renuncia en plena libertad y responsabilidad, y que no hay ningún misterio que deba ser revelado. Yo siempre he creído que Benedicto es un hombre que ha puesto la verdad en primer lugar. ¿Cómo es posible contradecir tan evidentemente lo que ha dicho solemnemente y después repetido? 

 

Me parece un extraño testimonio de “amistad” el de monseñor Negri, que contradice triunfalmente lo que dijo su amigo. También observo que tengo prácticamente la misma edad que monseñor Negri y que también me preparo a mi personal “fin del mundo”: pero no le haré a San Pedro la misma pregunta que monseñor Negri, porque la respuesta ya me la dio Benedicto XVI, y, en lo personal, le creo. Entonces, pensaré en otra pregunta. 

 

Para concluir, es muy cierto, como dice monseñor Negri, que el Papa emérito está «muy lúcido de pensamiento», pero también «más frágil físicamente». Por ello, desde hace cuatro años ya no habría sido capaz de presidir largas celebraciones públicas, largas audiencias, complejas reuniones, asambleas sinodales, y mucho menos hacer viajes o visitar parroquias, etc... En su perfecta lucidez, desde hace cuatro años estaba completamente consciente de ello y, evidentemente, pensó que habría sido un problema para la comunidad de la Iglesia... ¿Cómo no darle la razón? No creo que sea necesario pensar en terribles presiones ultramarinas. Podemos, tranquilamente pensar que la suya fue una decisión muy sabia y razonable, frente a Dios y frente a los hombres. Le estamos agradecidos. Creo que también varios de sus sucesores se lo agradecerán.

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