"Este modelo económico pone en peligro la vida y la paz social"

La frase, de fuerte contenido político, pertenece a monseñor Radrizzani, quien encabezó el encuentro ecuménico "Paz, Pan y Trabajo" con los sindicatos combativos y el peronismo bonaerense.

 

Sin banderas partidarias ni sindicales, el peronismo y la Iglesia se mostraron unidos frente a la basílica de Luján para llevar a cabo un contundente acto político bajo el formato de misa. El mensaje fue doble: criticar las políticas del gobierno nacional, pero también empezar a visibilizar las alianzas que ya se delinean con miras a disputar el año próximo con cualquier fórmula electoral que represente la continuidad de neoliberalismo.

La primera fila de sillas frente al escenario mostró una foto impensada hace un año atrás: dirigentes del peronismo bonaerense que estaban distanciados, sindicalistas críticos de Cristina Fernández junto a diputados kirchneristas, organizaciones sociales y la Iglesia católica como un actor que mostró su disposición a jugar, y fuerte, en la arena política nacional, todos unidos bajo el pedido de "Paz, Pan y Trabajo".

A la izquierda –mirando de frente al escenario– se sentaron todos los dirigentes políticos. A la derecha, los sindicales, consolidados en el recién nacido Frente Sindical para el Modelo Nacional. La estatua de la virgen ingresó en andas por el medio de un montaje escénico que pareció reproducir en tamaño menor a la Piazza San Pedro del Vaticano.

Los diputados, que todavía siguen bajo el signo político del Frente Renovador pero que ya no responden a las directivas de Sergio Massa, como Felipe Solá y Daniel Arroyo, se sentaron en primera fila al lado de sus pares Daniel Scioli, recién llegado de Tucumán, y Eduardo "Wado" de Pedro, dirigente de La Cámpora, a cargo de la construcción territorial en el Conurbano. Su prima y secretaria general del Sindicato de Trabajadores Judiciales y también diputada, Vanesa Siley, fue la única dirigente política que se subió al escenario que ofició de púlpito para leer una oración "a la patria". También al frente se ubicaron el exsecretario de Comercio Guillermo Moreno, y el titular del Serpaj, Adolfo Pérez Esquivel,

Los diputados sindicalistas Hugo Yasky, titular de la CTA, y Walter Correa, de curtidores, se ubicaron al lado de Pablo y Hugo Moyano, actores centrales que pusieron todo su aparato para la concreción del acto: seguridad, ambulancias y una organización que funcionó de manera aceitada. Junto a ellos también estaba otro de los gestores del acto, Ricardo Pignanelli titular del poderoso Smata, junto a Sergio Palazzo de la Bancaria, Roberto Baradel del Suteba, Néstor Segovia de los trabajadores del subte y Omar Plaini, de Canillitas. Por parte de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (Ctep), estuvo Esteban "Gringo" Castro.

Si bien las pecheras identificatorias estaban admitidas, la orden era ir sin banderas sindicales ni políticas. Los organizadores se encargaron de repartir cientos de banderitas argentinas que flamearon en alto a pedido de los oradores.

Los intendentes peronistas se sacaron una foto de unidad. Verónica Magario de La Matanza, que llegó acompañada de su antecesor Fernando Espinoza, posó junto a Jorge Ferraresi de Avellaneda, Alberto Descalzo de Ituzaingó, Gustavo Menéndez de Merlo (y titular del PJ bonaerense) y Gabriel Katopodis, de San Martín.

Julián Domínguez recibía y ubicaba a todos en sus asientos como un acomodador. Tejedor de esta, por ahora, eventual alianza que puso en marcha el acto político religioso, fue el encargado de acercar al Smata, del cual es su abogado, y la cúpula eclesiástica, con la que siempre tuvo buen diálogo. "Este no es un acto político sino de fe y de profunda religiosidad popular, porque el gobierno no escucha. Por eso los trabajadores decidieron venir a pedirle a la virgen por la paz y el trabajo en una expresión silenciosa de angustia pero de protesta propositiva", señaló a Tiempo.

Sin embargo, las palabras del arzobispo de Luján-Mercedes, Agustín Radrizzani, tuvieron un profundo contenido político. "Ante la falta de trabajo por los despidos masivos y la flexibilización laboral donde muchos tienen un salario injusto y jubilaciones que no alcanzan por un sistema económico en clave egoísta, que prioriza la especulación financiera en detrimento del trabajo, rezamos para que los que gobiernan, oficialismo y oposición, cambien este modelo económico que pone en peligro la vida y la paz social", leyó el religioso ante la multitud.

Si bien la actividad consistió en una misa, y se hizo frente a la histórica basílica, tuvo pretensión ecuménica. Representantes judíos, evangelistas y musulmanes también subieron al escenario. De hecho, los organizadores recordaron la pertenencia a la fe evangelista de los Moyano. La intención también fue mostrar que esta alianza es amplia y que las históricas iglesias evangelistas juegan de este lado de la grieta.

Así, buscaron diferenciarse de la Iglesia El Encuentro, conducida por el pastor Jorge Sennewald y de Osvaldo Carnival, pastor de la congregación Catedral de la Fe, ambos aliados de Cambiemos, en particular de la gobernadora María Eugenia Vidal, a quien le ofrecieron contención social ante la crisis en los barrios más castigados del Conurbano a cambio de que frene la implementación de la ley de educación sexual en la provincia.

Sobre el escenario/púlpito estuvieron Néstor Míguez, presidente de Federación Argentina de Iglesias Evangélicas y pastor de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina; Fernando Suárez, pastor de la iglesia metodista; Jorge Elbaum, de la comunidad judía; Mohsen Alí y Abdul Karim Paz, ambos sheij (clérigos) de la comunidad Islámica Alauita Argentina. De los católicos, además de Radrizzani estuvieron Domingo Bresci, del Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo (MSTM), y Juan Carlos Molina.

Ningún canal abierto transmitió en vivo los discursos. Si bien la TV Pública no cubrió el acto político más importante del fin de semana, los trabajadores de Canal 7 SiPreBA transmitieron en vivo.

El saludo de la paz

La misa iba terminando y Radrizzani llamó al público a darse "el saludo de la paz". Todos los dirigentes del cada vez más unido peronismo se abrazaron contentos. Eran muchos y estaban todos juntos. El acto había salido bien y el mensaje había llegado. Sin embargo, ninguno arriesgó que la unidad estuviera sellada. "Fue masivo, fue la contra cumbre del coloquio de IDEA", dijo Plaini, uno de los que activó la organización del acto. "Es un primer paso que expresa que hay que construir otro camino", dijo cauto Katopodis. Como un rockstar, Solá accedía a sacarse fotos en medio de la gente que se arremolinaba a su alrededor. "Es una enorme alegría encontrarnos todos acá, nos une luchar contra Macri y este modelo económico y la conciencia del deber que nos impone la situación actual", opinó. «

 

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